¿Intercedió por Simón?
No, ¿cómo podría Óliver interceder por Simón? Por lo general, Simón lo trataba de una manera que, aunque no era mala, definitivamente no era buena.
-Después de todo, no conocías a Simón antes, necesitáis mucho tiempo para crear vínculos entre vosotros.-
Frida negó con la cabeza: -Hermano, no lloro por él, no tienes que hablar bien de él.-
Al oír eso, Óliver se quedó ligeramente atónito y sonrió: -Qué bien, creía que os habíais vuelto a pelear.-
Frida no dijo nada, inclinando la cabeza y sorbiendo lentamente su sopa.
Se veía muy bien con la cabeza colgando y el pelo suelto. Óliver intentó inconscientemente tocarle la cabeza, pero justo cuando iba a tocarla, se detuvo la mano.
Miró a Frida, luego a la palma de su mano y finalmente la retiró.
En ese momento, el teléfono de Óliver sonó de repente y lo sacó: -Tómate tu tiempo aquí, voy a salir a atender una llamada.-
-Claro.-
Frida se siente mucho más tranquila cuando sale Óliver.
Aunque Óliver había sido amable con ella, no estaba muy acostumbrada y Frida aún se sentía incómoda.
Ahora que él estaba fuera, se atrevió a darse la vuelta y comer en paz.
Al cabo de un minuto, Óliver regresó: -Hay una urgencia en el trabajo y tengo que volver antes. Y los sirvientas van a limpiar la mesa después de comer, quédate tranquila y enviaré un chófer para llevarte a casa más tarde.-
Frida cambió su expresión cuando escuchó que había una emergencia en la empresa, -Pues yo … no he pedido permiso en el trabajo hoy, yo …-
-Estás tan enferma que Simón no te molestará, descansa.-
Sólo cuando Óliver se marchó, Frida se dio cuenta de que algo iba mal.
¿Cómo podía quedarse en casa de Óliver cuando ahora era la cuñada de él, la mujer de Simón?
Si Simón se enteraba, ella se volvería a estar en problemas de nuevo.
Además, tenía que evitar las sospechas, si no, los demás también cotillearían sobre Óliver.
Con eso en mente, Frida terminó rápidamente su comida y se levantó.
Justo en ese momento, entró la sirvienta.
-Señora Casaus, ¿ha terminado de comer?-
Frida se sonrojó ligeramente: -Bueno, gracias por su hospitalidad, pero hoy tengo una urgencia, tengo que volver.-
-Señora Casaus, no se preocupe, el chófer está en camino para recogerla.-
Al oír eso, Frida dio un respingo: -¿El chófer?.-
-Sí, el chófer especial para nuestro Señor Óliver, tiene que llevar a Óliver a la oficina primero y luego volver a recogerte.-
A Frida le hizo una pausa: -No, supongo que es demasiada molestia, puedo volver sola. ¿Dónde está la parada del autobús por aquí?-
La criada parecía desconcertada: -Señora Casaus, ¿no necesita un coche especial?.-
Frida negó con la cabeza: -No, me conviene tomar el autobús de vuelta por mi cuenta, por favor, dime la estación.-
Cuando Frida insistió mucho, la sirvienta tuvo que acompañarla ella misma a la parada del autobús: -Esto es, Señora Casaus.-
-Gracias.- Frida le sonrió.
La criada se sintió un poco halagada, -Señora Casaus, no hace falta ser tan cortés, es la primera vez que nuestro señor trae una chica a casa, que aprovéchalo, y nos quedamos.-
Tras decir esto, antes de que Frida pudiera reaccionar, la sirviente se marchó.
Frida se quedó congelada en su sitio, pensando todavía en lo que acababa de decir.
Estaba un poco avergonzada.
Óliver sonrió ligeramente: -Se escapó del hospital, seguro que había alguien en el hospital que no quería ver, o algo de lo que quería escapar, o quizás no le gustaba el hospital. ¿No la habría lastimado si la hubiera traído de vuelta? Rafael, piénsalo dos veces antes de hacer las cosas.-
-Entonces, eres muy considerado, ¿has considerado que ella es mi mujer?-
-¿Quieres decir que me quite de la cabeza a mi cuñada inconsciente?-
-¿De qué estás hablando?- Rafael Secada se enfadó un poco: -Si está enferma tiene que ir al hospital, ¿está bien no ir al hospital porque no le gusta?.-
-¿Y qué clase de mentalidad tuviste al no llamar señor Freixa después de saber que Frida se había desmayado?-
-Hoy estáis muy malhumorados, Simón, sólo pensé que tenías problemas con las piernas, por eso no te llamé, no me culpas, ¿verdad?-
Simón se mofó: -¿Qué te parece?.-
-También he venido a la oficina para avisarte de que debes recogerla después del trabajo y llevarla a casa.-
-Se queda donde le da la gana, ¿y una mujer así se merece que la recoja y la lleve a casa?-
Simón estaba de nuevo en modo de burla.
Óliver frunció un poco el ceño, es obvio que su hermano no quería decir lo que realmente pensaba.
-La razón por la que no quiero que te acerques a ella es porque es una mujer vanidosa. Y no es apropiado que se quede en tu casa ya que es mi esposa. No dije que me importara lo suficiente como para recogerla.-
-¿Simón?-
-Si te gusta, puedes ir a mencionárselo al padre y para que llevártela.-
.-…..-
acababa de llegar a la oficina Frida. Mientras se dirigía a la puerta de la sala de conferencias, escuchó esto.
Vio a Simón dentro.
Su rostro era inexpresivo, sus ojos tan fríos y cálidos como el abismo. Las palabras, como espinas afiladas, se clavaron en lo más profundo del corazón de Frida.
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