Temía que Simón se preocupara por ella y había acudido al despacho expresamente.
Inesperadamente, le había dicho directamente a Óliver que podía llevársela si quería.
Al oír esto, Frida atravesó la puerta.
-Simón, ¿por quién me tomas? ¿Basura o juguete? ¿Para que lo tiren a voluntad?-
La repentina aparición de una voz femenina hizo que los tres hombres se quedaran quietos, y luego miraron hacia la puerta al mismo tiempo.
Entró Frida llevaba un traje azul, lo que la sirviente le había sacado para que se cambiara antes de salir, por lo que Frida pensó que no estaría adecuado salir en pijama cuando venía a la empresa.
El traje azul se acercaba a su temperamento y resaltaba su piel pálida de forma más atractiva.
Por su rostro pálido, no parecía especialmente fea, sino que, por el contrario, tenía una belleza mórbida.
Simón no esperaba que estuviera aquí y se sorprendió momentáneamente, pero tras ver el traje azul que llevaba, su mirada se volvió acerada.
¡Esta desagradable mujer!
Le compró un montón de ropa y los guardara en su armario, y ella nunca se molestó en mirarla, sino que fue a comprarse ropa nueva para ponerse. Y ahora, llevaba ropa nueva para presumir delante de él.
¿O se los había comprado Óliver?
-Frida, cómo llegó aquí?- Óliver la vio aparecer y se acercó rápidamente: -¿Está todo bien?.-
Sus ojos aún estaban un poco rojos por haber llorado antes. Comparada con la gélida actitud de Simón, la de Óliver era mucho mejor, y le sonrió, bajando la voz.
-Gracias, estoy bien.-
Todo esto fue visto por Simón, por lo que dijo: -¿Crees que no existo? Ven aquí.-
Al oír sus palabras, Frida miró hacia Simón.
Pero ella no se movió, mientras Óliver frunció ligeramente el ceño: -¿Frida?.-
-Sale tú primero, estaré bien, Óliver.- Frida le hizo un gesto con la cabeza para que se fuera. Óliver Freixa, un poco inquieto, dijo: -¿Por qué no me quedo aquí? Y puedo explicarte algunas cosas.-
-No, cuanto más expliques, más problemas tendrás.-
-De acuerdo, entonces, me voy.-
Sólo cuando Óliver se marchó, Frida miró hacia Simón.
Rafael Secada, percibiendo el ambiente espeluznante que le rodeaba, lanzó una mirada a Frida, quien frunció los labios y abrió la boca para explicar a Simón.
-Simón, aunque no quieras casarte conmigo, ahora que hemos hecho un trato, deberías cumplir tu promesa, ¿no?-
-¿Cumplir mi palabra?- Simón entrecerró los ojos peligrosamente y sus finos labios se curvaron: -Siendo mi mujer, ¿te parece normal seducir a otra persona? ¿No te dije antes que te alejaras de mi familia?-
El cuerpo de Rafael Secada se movió silenciosamente hacia el exterior, y al no ver nada raro en Simón, huyó rápidamente del lugar.
Sin él, Frida habló mejor con Simón.
-Sí, lo has dicho, pero también he cumplido.-
Simón hizo rodar su silla de ruedas, su alto cuerpo se acercó a ella, y la presión también le intimidó.
Pensando en eso, Simón retiró su lengua, habló con un tono bajo y apagado: -Siempre me has resistido, ¿verdad? Hoy te enseñaré el destino de resistirme.-
Antes de que pudiera responder, Simón la besó con fuerza en los labios una vez más, y a Frida no le quedaron fuerzas para resistirse, así que cayó en sus brazos y dejó que la besara a su antojo.
De repente, hubo una sensación de frescor en los muslos y Frida, que estaba siendo besada, bajó su visión para descubrir que su falda había sido quitada por Simón. Casi gritó de miedo.
¿Qué demonios estaba tramando este bastardo?
Pero cuando abrió la boca y todo el aire de sus pulmones se lo quitó Simón.
A él no le importaban en absoluto los sentimientos de ella, los movimientos de sus manos y labios eran todavía bruscos.
Frida gimió, sin dejar de empujarle.
Mordió a Simón a la lengua y éste sintió que el dolor se alejaba, la sangre se derramaba de sus labios. La expresión de Simón se nubló y rasgó su vestido.
-Eso es la consecuencia por llevar ropa comprada por otro hombre.-
El vestido que acababa de ponerse se hizo añicos en sus manos, y Frida miró al hombre con incredulidad.
-¿Se ha comprado un vestido mejor que el mío?- Simón estaba como un loco, rasgando su falda y luego su blusa, en definitiva jurando arrancarle el traje comprado por Óliver Freixa hasta hacerlo desaparecer.
Ignoraba por completo que sus acciones en ese momento habían revelado lo que estaba pensando.
Frida se enfadó con él al principio, y luego, al ver que se enfadaba tanto por un traje, pareció por un momento … como si estuviera celoso de Óliver Freixa.
Al pensar que esto era así, Frida …de repente se volvió, no tan enojada.
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