Xenia notó su visible cambio tanto de emoción como de temperatura cuando mencionó a la Familia de Carlos.
“¿Qué odio deberían tener las hermanas hacia Jorge a quien lo mantuvieron alejado durante muchos años. Además, hasta ahora no lo perdona Raquel.” Pensó Xenia curiosa, pero no se atrevió a preguntárselo.
-Tía Raquel, te agradezco mucho por tu apoyo. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo -sonrió Xenia.
-No te preocupes, mi querida. Hay algo que debería resolver yo misma -dijo Raquel tranquila.
-Por cierto, ¿estás embarazada? -preguntó Raquel.
Xenia se quedó sorprendida por su pregunta, luego asintió -Sí, pero no lo sabe Simón.
-¡Cabrón! Aunque lo sabe ya se olvidó de todo. ¡Ay! Mi querida, has soportado mucho -dijo Raquel acariciando su cabeza.
-No es su culpa. De todas maneras, estoy agradecida mucho por haberle recuperado del accidente.
-¿Estás justificándolo? Si hubiera sido mi novio, lo habría pegado con mucha fuerza para que se recordara de todo -dijo Raquel con furia.
“Jajajaja,” pensó Xenia, “No hubiera pensado que Raquel habría sido una mujer tan fuerte y, violenta.”
Cuando se metieron al coche, Xenia se dio cuenta del bolso intacto, “Hasta ahora no come nada aún.” Pensó Xenia preocupada.
-Tía Raquel, ¿qué te apetece comer? -preguntó Simón.
Raquel se quedó atónita por sus palabras, luego dijo -Cualquiera puede ser. ¿Y tú? Xenia.
-Yo igual -respondió Xenia.
Entonces Simón las llevó hasta un hotel de la familia de Carlos -Aquí hay un restaurante de sabor chino y occidental combinado.
Raquel miró el hotel, grandioso y espléndido, sonriendo forzosa.
-¿Pasó algo? Tía Raquel -preguntó Xenia.
De pronto recuperó su conciencia y dijo -Nada. ¡Qué bonito es el hotel, ¿no?
Mientras Xenia esperaba a Simón a la puerta del hotel, salieron un grupo de empleados que la discutieron en secreto apenas la vieron.
Tras entrar al coche, Xenia recordó que Simón sintió algo por la palabra tía, entonces lo miró con atención.
Mientras Simón la miró con un sorprendente rostro lívido, que la dejó de repente rígida de culpabilidad.
“¿Acaso recordó algo?” pensó Xenia y dijo, -¿Por qué me miras así?
-De hecho, no hace falta que me mientas -sonrió Simón.
-¿Cómo?
-Si es un encuentro con tus familiares, iré contigo.
Xenia suspiró profundo, “Resultó que lo tomaba como un encuentro con los familiares.”
-Además, si me lo avisas con antelación, podré comportarme mejor -añadió Simón.
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