Cuando Xenia terminó de vestirse, miró a Simón, que seguía sumido en un profundo sueño. Seguía en la misma posición y no se había movido, así que probablemente era el efecto de la medicina lo que le había hecho caer en un profundo sueño.
Era adecuado que se tomara ese tiempo para ir al hospital a hacerse un chequeo, y si él estaba despierto cuando ella volviera, entonces le diría que había ido al supermercado a comprar alimentos.
Si no estaba despierto, era aún mejor.
Xenia se adelantó para taparlo con la mante y le susurró, -Volveré pronto, así que pórtate bien.
Las pestañas del hombre dormido parecieron agitarse, pero no hubo ninguna otra reacción.
Pronto Xenia salió por la puerta y al bajar las escaleras Raquel la llamó para decirle que estaba fuera del hotel.
-Llama a un taxi y nos encontraremos allí en el Hospital XX, ¿vale?
Raquel ya había vivido aquí en el pasado. Xenia no tuvo dudas en sus palabras, asintiendo, -Lo sé, ahora mismo llagaré.
Xenia aceleró el paso, pero le dolía vagamente el vientre y sus piernas no caminaban bien por el placer de la noche anterior.
No lo había sentido con tanta fuerza cuando se levantó, pero ahora, cuanto ella más caminaba, más se sintió dolor.
Xenia estaba tan asustada que sólo podía caminar lentamente mientras pedía un taxi.
Después de que el taxi la llevara al hospital, Xenia acababa de salir del coche cuando Raquel se acercó a ayudarla.
-¿Estás bien?
Xenia negó con la cabeza y dio un par de pasos hacia adelante, pero casi se cayó al suelo, y Raquel estaba allí para ayudarla.
Raquel se sintió preocupada ante esa escena, sabiendo que Xenia estaba embarazada y que si se caía, ella sería la culpable de la caída.
-¿Por qué no tienes cuidado tú también?
Tía Raquel la miró con impotencia, con una mirada un poco cáustica.
Xenia se sintió avergonzada, no había querido hablar de ello con Raquel, después de todo, seguía siendo algo de lo que avergonzarse.
Pero ahora había que volver a darle a conocer esta situación.
Al ser reprendida así por ella, Xenia no se atrevió a replicar y sólo pudo susurrar, -Perdón, antes estaba un poco distraída.
Raquel se dio cuenta de que ella misma había ido demasiado lejos cuando bajó los ojos y tosió ligeramente para cambiar de actitud.
-No, no quería culparte, sólo estaba ansiosa porque te vi casi caer.
Después, Raquel llevó a Xenia hacia el hospital.
Mientras caminaba, Xenia contuvo el dolor para caminar un poco más despacio, y Raquel notó su extraño andar, sus labios se movieron para decir algo pero se contuvo.
No importaba, las cosas ya estaban así de todos modos, y no tenía sentido que ella hablara de ello en este momento.
Verían cuando llegaban los resultados de las pruebas.
Como todavía era temprano, ni siquiera tuvieron que hacer cola cuando llegaron a recoger su número y se dirigieron directamente al médico para que le examinara.
Raquel estuvo con ella durante todo el proceso y, cuando llegaron los resultados de las pruebas, el médico frunció el ceño y le dijo, -Todavía no estás en el tercer trimestre, ¿verdad?
Xenia se mordió el labio inferior avergonzada, así que Raquel se hizo a un lado y dijo suavemente para ella, -Esta vez es un caso especial.
-¿Qué circunstancias especiales pudieron hacer que esto sucediera? Aunque ya no puedas evitarlo, ¿puedes hacer esto? Esto ya muestra signos de aborto.
La cara de Xenia se puso pálido y apenas podía mantenerse en pie. Por suerte Raquel le tendió una mano, de lo contrario habría caído de espaldas.
Tras escuchar las palabras del médico hace un momento, Raquel no pudo evitar fruncir el ceño.
-Doctor, lo que ha dicho no volverá a ocurrir, ella tampoco era consciente de que estaba embarazada, por eso vino al hospital cuando notó que algo iba mal...
El médico negó con la cabeza sin poder evitarlo, al ver que Xenia no había dicho mucho y que su rostro había vuelto a ponerse pálido después de escuchar que había signos de aborto, también se sintió un poco afligido por ella y sólo pudo decir, -Sólo hay signos de aborto, pero no es tan grave como para que sea un aborto involuntario todavía, así que si se cuida bien, debería poder llegar al parto sin problemas. Pero...
¿Descansar?
Raquel enarcó una ceja y se rió, -Después de lo que pasó anoche, ¿crees que me quedaría tranquila? No creí que hubiera ningún movimiento por allí, pero...
En ese momento, la mirada entre las cejas de Raquel se volvió mucho más fría.
Xenia iba a decir algo más cuando entró otra llamada y Raquel sonrió levemente, -No te preocupes por mí, en realidad conozco bastante la zona, ya he vivido aquí muchos años, ya que Simón te está buscando, deberías apresurarte a volver y tener cuidado de no lastimar al bebé de nuevo.
Al oír estas palabras, Xenia se sonrojó y asintió.
-Gracias Tía Raquel, lo sé.
-Llámame tía a partir de ahora, y no seas tan educada conmigo, que tarde o temprano vamos a ser familia -dijo Raquel y le acarició la cabeza-. Vamos.
Después de despedirse de Raquel, Xenia tomó un taxi de vuelta.
Entró en el coche antes de responder al teléfono de Simón.
-¿Hola?
Hubo silencio al otro lado durante unos segundos, y luego una voz ronca.
-¿Dónde estás?
Xenia miró hacia fuera y sonrió ligeramente, -Vuelvo después de hacer algunas compras en el supermercado.
Como parecía no esperar que estuviera en el supermercado, hubo otro momento de silencio al otro lado antes de que la amonestaran, -Vuelve pronto o envíame la ubicación y te recogeré.
-No, volveré pronto, espérame.
Tras colgar el teléfono, Simón lo miró en blanco.
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