Xenia no se opuso porque compartía la idea de que no podía ir a trabajar por su estado actual. Además, el médico ya le había sugerido que guardara en cama por más tiempo. Si no hubieran producido indicios de aborto, seguramente no se habría tomado a pecho el cansancio que sentía. Fue eso que le advirtió ser más cuidadosa.
Por lo tanto, Xenia aprovechó la oportunidad para pedir unos días más de descanso a Simón, diciéndole, -Pues ... ¿me permites descansar unos días más?
Al escuchar eso, Simón no pudo evitar fruncir las cejas y preguntó, -¿De verdad estás tan cansada?
Xenia se sintió tan avergonzada que quería buscar algún pretexto más. No obstante, él se le adelantó diciendo, -Viendo eso tendremos que ser más moderados.
Xenia quería culparlo, pero lo dejó por asustarse de ver que los fideos estaban hirviendo y derramándose. De inmediato, se dio la vuelta para apagar el fuego, y luego empezó expulsar a Simón de la cocina, diciendo, -Sal primero, me ocuparé de la limpieza.
Los dos solo comieron un poco de fideos para rellenar sus estómagos. Al terminar de comer, Simón dejó su cuenco y dijo, -Pediré a una serviente que venga por la tarde para cuidarte.
-No hace falta.-dijo Xenia.
-Necesito salir para arreglar el incidente de anoche, tú quédate en casa, ¿vale?
Xenia le respondió, -De acuerdo, ten mucho cuidado. Llévate a Anthony si te conviene.
Aunque Anthony se parecía muy descuidado, seguía siendo muy fiable cuando se trataba de algo importante, completamente diferente de su apariencia de petimetre.
Hablando de Anthony, Simón no pudo evitar echar una mirada extra a Xenia y preguntó:
-¿Fuiste tú quien le pidió anoche que viniera aquí?
-Sí ...- Xenia esquivó ver sus ojos por sentirse temerosa e inquieta, y le explicó en voz muy baja, -Es que estaba bien preocupada por ti cuando llegaste tarde anoche. Mientras no pude salir, solo se me ocurrió la idea de llamar a Anthony y pedirle que averiguara cómo iba.
-Está bien.- Respondió Simón.
Cuando subió al coche, Simón llamó a Anthony por teléfono.
Justamente, Anthony estaba esperando su llamada con ansiedad. Aunque se había ido anoche para casa, por la preocupación, no pudo conciliar el sueño hasta las doce y media de la madrugada.
Cuando se despertó, comprobó que ya había amanecido y que el teléfono estaba tranquilo junto a su almohada, sin haber sonado por llamadas.
A Anthony se le rompió el corazón al instante al pensar que había estado preocupado durante mucho tiempo anoche, mientras que los dos ingratos no le habían llamado para informarle de lo sucedido. Aún más, Anthony se puso celoso por recordar que Simón estaba drogado de afrodisíaco la noche anterior y habría pasado la noche con Xenia.
Cuanto más pensaba en ello, más celoso se sentía. Justamente cuando Anthony estaba a punto de enloquecerse de celo, le sonó el teléfono y él respondió la llamada de inmediato.
-¡Simón, por fin me has llamado!
Simón estaba conduciendo por el viaducto cuando oyó los gritos de Anthony al otro lado del teléfono. Frunció el ceño y dijo con mucha calma, -Cállate.
Anthony se quedó callado de inmediato, y unos segundos después, añadió, -¿Sabes cuánto tiempo llevo esperándote? Anoche te saliste con la tuya, mientras yo ...pobrecito...
Estas palabras hicieron que el ceño de Simón se frunciera aún más. Con un tono desagradable Simón le interrumpió diciendo, -No vuelvas a mencionar eso.-
Anthony preguntó, -¿Por qué?
Simón respondió, -Porque tu cuñada es muy tímida.
En la casa de Simón
-Niña, todo estará bien. No llores...-Jorge estaba al lado de la cama, y trataba de consolar a Zoe con sus palabras, mientras ella no dejaba de llorar sin importar que su frente estuviera envuelta en una gruesa capa de gasa, y sus ojos se huvieran hinchado de tanto llorar.
-¿Qué has hecho?- El Señor Jorge se sintió molestado por su llanto y se volvió para regañar al médico de la familia que estaba a su lado: -¿Cómo has tratado sus heridas ? ¿Por qué todavía está llorando?-
El médico se sintió impotente al ver todo eso, y suspiró diciendo, -Señor, he tratado la herida de la señorita. Está llorando ... probablemente porque ... -
-¿Por qué? -preguntó el Señor Jorge.
El médico volvió a mirar a Zoe, temiendo que lo que diría volviera a afectarla tanto como antes, cuando le decía que se quedaría una cicatriz en su frente.
Sin embargo, la mirada severa del Señor Jorge le obligó a mencionarlo otra vez para darle una explicación, -La herida en la frente de la señorita ... puede dejar cicatrices incluso después de curarse.
-¿Qué? -Jorge entrecerró ligeramente los ojos y volvió a preguntarle para confirmar lo que había oído -¿Dejará una cicatriz?
Cuando Zoe escuchó esto, sus lágrimas se desbordaron como si fueran inundaciones.
Sus llantos resonaban en la habitación, mientras el médico solo podía consolarla en voz tierna: -Señorita, te entiendo. Todas las chicas se preocupan por su belleza, pero no te sientas desesperada por la posible cicatriz, ya que se puede quitar con cirugía en el futuro.
Al oir eso, Jorge hizo eco con rapidez diciendo, - Es verdad, niña, no te preocupes tanto, ahora con la tecnología tan avanzada se puede reparar todos tipos de cicatrices. Si hace falta una cirugía, me encargaré de buscarte el mejor hospital para asegurar que te quede igualmente hermosa como antes.
Zoe seguía llorando, tirando de la manga de Jorge con lágrimas en los ojos mientras decía, -Abuelo, a Simón no le he gustado. Ahora, si me sale una cicatriz esta vez, seguramente se sentirá aún desagradable de verme.
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