Esposa falsa de Simón romance Capítulo 887

Por lo que había pasado en la cocina, Xenia no se atrevía a mirar a Raquel a los ojos cuando sacaba la comida, pues temía que Raquel viera algo diferente en ella.

Después de poner todos los platos en la mesa, Xenia se excusó para quitarse el abrigo y se dirigió a su habitación y luego al baño, donde se miró en el espejo y vio que no tenía ningún problema visible más allá de que sus labios estaban un poco rojos. Así que le repitió que Simón sólo podía besarle una vez, porque si le besaba demasiado tiempo, se le hincharían los labios. Para entonces, Raquel sabría lo que está mal a primera vista.

Aunque todo el mundo supiera lo que pasaría entre un novio y una novia o una pareja, Xenia era una mujer muy reservada que no quería que sus asuntos privados fueran conocidos por los demás.

Por suerte, ahora no tenía un aspecto extraño. xenia se relajó y volvió a ocupar su lugar en la mesa.

Simón ya había colocado la comida en su plato y Xenia alargó la mano para acabar de cogerla cuando vio que Simón sonreía y le preguntaba:

-¿No acabas de volver al dormitorio para quitarte el abrigo?

Las orejas de Xenia se pusieron repentinamente rojas por la timidez.

Simón debió hacerlo a propósito, sabía que Xenia era tímida y lo sacó a colación a propósito.

Xenia miró a Simón con enfado y le contestó:

-Me he quitado la chaqueta y luego he vuelto a sentir frío, así que me la he vuelto a poner.

Raquel, que ya había empezado a comer, sonrió y dijo:

-Sí, el tiempo es impredecible ahora y deberías abrigarte, un poco de ropa extra no está mal.

Xenia vio que la expresión de Raquel era natural y no había nada extraño en ella y se dio cuenta de que lo estaba pensando demasiado.

Así que Xenia dejó de darle vueltas al asunto, -Gracias por tu preocupación, lo entiendo.

Durante la comida, aunque Simón y Xenia se sentaron juntos, Xenia ni siquiera quiso hablar con él, sólo habló con Raquel y ni siquiera miró a Simón.

Raquel trató de mantener la calma en la superficie, pero en silencio Simón echó un par de miradas y descubrió que Simón no estaba enfadado, sino que miraba a Xenia con ojos cariñosos.

Raquel recuerda lo que les ocurrió a estos dos hace cinco años.

Luego pasaron cinco años y Raquel pensó que el viaje que estos dos habían compartido había terminado, así que le presentó a Simón una novia con la esperanza de que pudiera empezar una nueva vida. Pero lo que ella no esperaba era que estos dos se encontraran de nuevo y entonces...

Estos acontecimientos pasados fueron muy conmovedores y resultó reconfortante ver que los dos tenían el final feliz que tienen ahora. Después de pasar por esto, Raquel pensaba que probablemente estos dos no podrán alejarse el uno del otro por el resto de sus vidas.

Con esto en mente, Raquel miró de repente a Simón y le preguntó:

-¿Cuáles son sus planes para el futuro?

Esta repentina pregunta hizo que Xenia se quedara helada y miró a Raquel, sólo para descubrir que Raquel le estaba preguntando a Simón, quien, percibiendo la seriedad del tono de Raquel, pensó seriamente y respondió:

-Quiero casarme con Xenia, siempre y cuando Xenia esté de acuerdo.

Xenia, sin embargo, dijo:

-Raquel, aún somos sólo novios, hablemos de matrimonio más tarde.

Naturalmente Raquel sabía que Xenia estaba excusando a Simón y diciéndole que dejara de preguntar. Pero Raquel pensó lo contrario y volvió a preguntar:

Xenia miró los trozos en el suelo y no podía creer lo que acababa de hacer, acababa de romper toda la vajilla intentando coger un plato.

Xenia pasó rápidamente por su cabeza pensando en una solución. Estaban allí mismo, en el salón, ¿se burlarían de ella si descubrieran que ni siquiera sabía lavar bien los platos?

Todavía estaba pensando en una solución cuando se abrió la puerta de la cocina y lo siguiente que supo fue que Simón entró para ver los fragmentos de porcelana por todo el suelo y a Xenia de pie en medio de la pila de fragmentos.

-Lo siento, no fue mi intención, fue un accidente repentino...

Antes de que Xenia pudiera terminar su frase, Simón se acercó a ella, la levantó y salió directamente de la cocina.

Raquel se acercó por casualidad y preguntó:

-¿Qué ha pasado?

Xenia todavía tenía espuma en las manos y tuvo que explicar, -No mantuve el plato firme.

Pero Xenia se dio cuenta de que Raquel la miraba con extrañeza, como si Raquel pensara que había roto el plato a propósito.

Xenia realmente no quería que Raquel hablara demasiado con Simón, pero aún no se le había ocurrido una buena solución y realmente acababa de romper el plato sin querer...

-Raquel, tómate un descanso. Xenia está herida, la ayudaré primero.

Xenia parpadeó, pensando que era extraño que no supiera que estaba herida.

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