Esposa falsa de Simón romance Capítulo 889

Probablemente porque el aura de Raquel era tan fuerte, o tal vez porque Dylan temía no poder hacerla cambiar de opinión, el hombre sudó nerviosamente y miró a Raquel con expresión de impotencia.

-Señorita, eso fue hace muchos años, ¿y todavía lo recuerdas ahora? Tu padre se habría arrepentido hace tiempo.

-¿Arrepentirse? -Raquel no pudo evitar soltar una mueca ante sus palabras- Dylan, ¿será que lo que vi y oí en casa aquel día era todo mentira? Si él tuviera un mínimo de remordimiento, no estaría haciendo estas cosas ahora. ¡Lo vi todo con mis propios ojos! Incluso si se arrepintiera, ¡solo se habría arrepentido de no torturarnos a mí y a mi hermana un poco más fuerte!

Las emociones de Raquel se encendieron ante la mención de lo sucedido entonces, y había ira en sus ojos.

Xenia miró a la tal Raquel con cierto asombro.

¿Qué ocurrió entonces y por qué se produjo este desenlace entre padre e hija?

Al ver el enfado de Raquel, Dylan no supo qué decir, pero entonces recordó que el objetivo de su visita de hoy era pedirle a Raquel que volviera. Pero estaba claro que una o dos visitas no impresionaran a Raquel, así que tuvo que tranquilizarla.

-Tranquila, sólo estoy aquí para hablar contigo, si realmente no quieres ver al señor Jorge, entonces no te obligaré a ir, ¿no?

Al oír esto, Raquel sólo se dio cuenta de que había exagerado y se volvió para controlar sus emociones por un momento.

Xenia vio esto y sólo pudo acercarse y susurrarle a Dylan.

-Dylan, ella está inestable en este momento, si van a reunirse en este momento, supongo que el resultado definitivamente no será el esperado, ¿por qué no regresas primero hoy?

Lo que dijo tenía razón, y Dylan la miró con un poco más de satisfacción.

Sin embargo, al fin y al cabo era sólo un mayordomo de la familia Carlos, y aunque hablará por ella delante de Jorge, este anciano era realmente muy terco.

Con eso en mente, Dylan asintió.

-Eres muy considerada, está un poco ansiosa, así que por favor, cuida bien a nuestra señorita, gracias.

Xenia estaba bastante impresionada con Dylan, a pesar de que él había hecho caso a las órdenes de Jorge de dejarla ir antes.

Pero Xenia pudo ver que no había ningún rastro de malicia en los ojos de Dylan, sólo bondad.

Se trataba de un anciano de muy buen corazón.

Pensando en esto, Xenia le sonrió.

-Nos vemos la próxima vez, y ten cuidado en el camino.

Cuando Dylan se fue, Xenia volvió a cerrar la puerta. En ese momento Raquel seguía de espaldas a ella y cuando escuchó el sonido respiró profundamente y luego se giró para mirar a Xenia.

-¿Me he emocionado demasiado antes y te he asustado?

Raquel nunca le había gustado mostrarse así delante de otras personas, pero estaba realmente enfadada cuando se trataba de los asuntos de su padre, y además, por aquel entonces ...

Pensando en ello, los ojos de Raquel estaban cargados de pérdida.

Xenia no se atrevió a preguntarle qué había pasado, sólo negó con la cabeza para decir que no, luego se acercó a ayudarla con la mano y le dijo suavemente.

-No te enfades, ¿por qué no cenas conmigo antes de irte?

En efecto, Raquel estaba un poco exasperada. Al escuchar esta pregunta y asintió

-No creo que me perdone en el resto de su vida, y no se enfadará si no voy con ella. Probablemente nosotros dos no tengamos que volver a vernos en la vida.

Dylan vio la mirada de remordimiento en todo el rostro de Jorge y no pudo evitar decir, -Eso no debería ser así, si la señorita realmente te culpara entonces no habría ido a la casa ese día.

La mirada de Jorge se volvió aún más impotente al mencionarlo.

-Sólo ha vuelto una vez en todos estos años, y sorprendentemente fue por los asuntos de ese mocoso; si no hubiera sido por este incidente esta vez, ella ni siquiera habría podido venir a este país, y mucho menos volver a casa.

Dylan le escuchó y siguió tranquilizándole.

-Mira, señor, la señorita Raquel ha venido ella misma para este asunto, así que quizá esta vez sí se preocupe, y también creo que has hecho algo malo en este asunto, quizá...

Jorge entrecerró los ojos y le miró peligrosamente.

-Dylan, ¿qué estás tratando de decir?

Dylan sonrió sardónicamente y no siguió hablando.

-¿Estás diciendo que lo hice mal? Pero lo hago por el bien de mi nieto.

Dylan no era más que un mayordoma, así que se limitó a decir amablemente.

-Pero me temo que la señorita Raquel sólo se enfadará más si esto sigue así.

Al oír esto, Jorge volvió a suspirar con fuerza, antes de añadir, -Aunque esté enfadada no puedo hacer nada, no puedo dejar de pensar en esos niños por su enfado, ¿no? Ahora son jóvenes, pero más adelante, cuando sean mayores, sabrán por qué lo hago.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón