Esposa falsa de Simón romance Capítulo 893

Jorge se quedó boquiabierto ante los gritos de Raquel.

Incluso Dylan, que estaba al margen, se quedó congelado en su sitio durante un buen rato.

Raquel estaba muy cabreada!!!

Ella acababa de acompañar a Xenia al hospital esta mañana para una revisión y el médico le había indicado que cuidara su cuerpo y protegiera al bebé. Pero ahora sus hombres controlaron a Xenia, y estos hombres eran todos grandes y corpulentos, ¿quién sabía si la harían daño?

Sin saber cómo estaba ella ahora, Raquel estaba realmente angustiada y dijo enseguida, -¿Dónde está? Llévame con ella ahora.

Fue en ese momento cuando Jorge volvió en sí y preguntó confundido, -Chica, ¿de quién estás hablando?

Él tenía una vaga sospecha en su mente, pero se sintió sorprendido.

Al ver que seguía haciéndose el tonto, Raquel se enfadó tanto que agarró a Jorge.

-Ahora sigues fingiendo. Está embarazada y ahora no me dejas verla. ¡Si le pasa algo a ella o al bebé que lleva en su vientre, no te lo perdonaré en toda mi vida!

Dylan, que había oído algo desde un lado, vio que Raquel tenía a Jorge cogida, y que su expresión y su tono de voz no parecían una broma, así que tuvo que apresurarse adelante.

-Señorita, suéltese la mano y hable claro, vienes aquí de repente y dice esto, yo y Señor Jorge no sabemos lo que pasa.

Ante estas palabras, los ojos de Raquel se abrieron de par en par.

-Dylan, ¿se ha llegado a esto, y todavía me estás mintiendo?

-Señorita, nunca digo mentiras ni embustes, ya lo sabes, Señor Jorge y yo nos hemos quedado hoy en casa, no hemos ido a ningún sitio, qué pasa exactamente con lo que dices, cálmate y habla claramente primero, ¿vale?

Raquel se quedó sin palabras.

Aunque Jorge no lo admitiera, Raquel no lo creería, pero Raquel sabía que Dylan no era de los que mintieron, y había sido una especie de mano derecha de Jorge a lo largo de los años.

Con eso en mente, Raquel le soltó la mano y le dijo con frialdad, -¿No conseguiste que alguien fuera a buscarnos a mí y a Xenia para venir?

Dylan se frotó la nariz y habló en lugar de Jorge.

-Es cierto, pero fue sólo ese día, pero estabas enojada, así que quiero preguntarte de nuevo en unos días.

-Dylan, ¿no le pediste a nadie que viniera a verme hoy?

Dylan negó con la cabeza.

Los ojos de Raquel se dirigieron a Jorge.

-¿Es a quien has llamado?

Jorge no esperaba que su hija fuera tan pugnaz, estaba realmente aturdido por ella en este momento, y sólo ahora que le hablaba volvía a recobrar el sentido común y hablaba con impotencia.

-Llamaría a alguien, pero ¿quieres verme?

-Vale, sois todos tan rápidos en negarlo, ¿sabéis cómo he llegado aquí? Fue el hombre que me trajo hace un momento el que secuestró a Xenia y me hizo venir a verte a ti.

Jorge no sabía qué responder.

Dylan finalmente sintió algo y se apresuró a llamar a los hombres de afuera.

-¿Qué está pasando? ¿Señorita Raquel dijo que secuestrasteis a alguien?

La expresión del hombre cambió y se apresuró a explicar.

-Dylan, no es un secuestro, sólo la estamos invitando a volver, ¿no quería el señor Jorge ver a señorita Raquel? También somos...

Dylan estaba furioso y preguntó con los dientes apretados, -¿Por qué has traído a alguien aquí sin permiso? ¿Podrás cargar con la responsabilidad si pase algo?

El hombre fue tan reprendido por Dylan que su expresión cambió.

-Dylan, vi que Señor Jorge estuvo pensando en Señorita Raquel todo el día, así que quise ser lo suficientemente audaz como para invitarla , pero... Señorita Raquel no lo quiso, y yo no quería ver al señor triste todos los días, así que...

-¿Así que te atreviste a llevar a alguien aquí sin permiso? -La voz de Jorge adquirió algo más que un matiz de dureza mientras le miraba fijamente.

Los hombres se arrodillaron junto a Jorge.

-Señor, realmente no quería hacerlo, sólo quería...

Sólo pensó que era una mujer común y corriente, vio a Raquel con ella, pero no le importó, por eso encontró a una persona al azar para secuestrarla y usarla como amenaza para Raquel, mientras Raquel se encontrara con el señor Jorge, tendría éxito.

Pero ahora que la mujer se había ido, estaría bien si se escapara de vuelta, pero, ¿y si no?

-¿Qué quieres? -Dylan regañó- No me digas que intentas ayudar al señor porque lo ves triste todo el día.

El hombre asintió.

-Sí, tengo eso en mente, Señor, puedes...

-¿Qué estás haciendo? -Raquel interrumpió con impaciencia y se mofó- La mujer que tienes aquí se ha ido y ¿todavía tienes el corazón para pedir clemencia? Te digo que si le pasa algo, te haré pagar diez veces más, lo creas o no. ¡Veamos si aún tienes vida para pedir clemencia aquí!

El aura de Raquel era tan abrumadora, que la boca del hombre tembló de miedo y no se atrevió a hablar.

Sin embargo, Raquel se tranquilizó rápidamente.

-No tiene su teléfono ni su dinero, así que si se ha escapado sola, no debería poder llegar muy lejos a estas alturas, simplemente enviaremos a alguien a buscarla. Pero si...

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