Esposa falsa de Simón romance Capítulo 900

Simón encontró a Xenia antes que Raquel, Jorge y los demás, tras lo cual la llevó directamente al hospital. Cuando el médico terminó de examinarla, le dijo,

-El pánico excesivo conduce a causó el desmayo.

Simón se sintió aliviado al saber que todo estaba bien.

Pero las palabras del médico, inmediatamente después, volvieron a levantar su corazón.

-Usted es el marido de la paciente, ¿no?

Simón asintió en silencio.

El médico mostró de repente una expresión algo contrariada.

-¿Qué clase de marido eres? ¿Cómo has cuidado a tu mujer? ¿No sabes que está embarazada?

¿Embarazada?

Esta noticia le dio un golpe a Simón.

-¿Qué es esa mirada en tu cara? Tiene casi tres meses y el bebé está mostrando signos de aborto y tú eres un marido que no sabe nada al respecto?

Los maridos no cuidaban a sus mujeres, algo que se iba mucho en los hospitales, pero el temperamento de esta doctora no pudo evitar contar a Simón.

Simón tardó en recuperar la cordura.

-Lo siento, ya lo sé. Gracias.

Su voz era profunda y fría, y olía diferente a la de antes. El médico entrecerró los ojos y le dijo que se registrara.

El motivo era que el cuerpo de Xenia estaba demasiado débil y tenía que permanecer en el hospital durante un tiempo para recuperar y mantener al bebé con vida.

Los labios de Simón estuvieron fruncidos todo el tiempo que estuvo facturando, y su aura de indiferencia casi congelaba a la gente, de modo que los otros que circulaban por la calle le evitaban automáticamente.

Cuando terminó los papeles, sonó su teléfono móvil y Simón lo miró, era el número de Xenia.

El teléfono de Xenia estaba en posesión de Raquel, así que esta llamada debía ser de Raquel.

Tras unos instantes de silencio, Simón cogió el teléfono.

***

Raquel llegó al hospital seguida de Dylan, ambos con caras de ansiedad, y desde la distancia vio a Simón de pie contra la pared.

Sólo cuando se acercó, Raquel se dio cuenta de que el aura de Simón era diferente a la habitual.

En este momento estaba de pie contra la pared, pero sus labios estaban fruncidos en una línea recta, su mandíbula inferior estaba tensa, y sus ojos estaban cubiertos por sus pestañas, aunque no puede ver sus ojos claramente, puede sentir por su respiración que los ojos de Simón debían estar nublados en este momento.

Algo no estaba bien.

El ritmo de Raquel se ralentizó.

De hecho al oírle decir que el hospital Raquel sintió que algo no iba bien, ¿cómo pudo enviarla al hospital, y así cómo mantener el embarazo en secreto?

Ahora Simón no tenía memoria del pasado, y él y Xenia no llevaban mucho tiempo juntos, y el bebé de Xenia estaba a punto de cumplir tres meses, así que ¿cómo podía pensar que era un malentendido?

Entonces, ¿Simón estaba ahora al tanto?

¿Qué iba a hacer? Raquel se acercó a él con el corazón inquieto e inseguro.

Antes de que ella pudiera decir nada, Simón levantó los ojos y su mirada se posó en su rostro.

-Tía Raquel, estás aquí.

La voz era fría y clara, no se oía ni alegría ni ira.

Raquel no estaba muy segura de si Simón supiera del embarazo de Xenia, y sólo preguntó primero por Xenia.

-¿Cómo está Xenia?

-Está ilesa -dijo Simón con indiferencia:

Quiso preguntar cómo estaba el bebé, pero cuando se encontró con aquellos ojos profundos y oscuros, las palabras se detuvieron, y no pudo emitir ningún sonido.

Simón la miró con expresión desgarrada, queriendo decir algo, y las palabras que le había dicho el médico volvieron a resonar en sus oídos.

Ella estaba embarazada...

Simón hizo un nudo en la garganta antes de decir.

-Estás bien, el médico dijo que sólo estabas en shock, te pondrás bien en cuanto te mejores.

Xenia se mordió inconscientemente el labio inferior y se contuvo un momento antes de decir, -¿No dijo algo más?

Ante sus palabras, Simón levantó los ojos y su mirada se apoderó de ella.

La mirada era dura, pero sin ninguna malicia. Esto hizo que el rostro de Xenia se volvió un poco más pálido.

-¿Algo más? -preguntó él, con su cálido aliento golpeando superficialmente en su cara, sus dos manos se acercaron a ella, colocándolas detrás para amortiguar la almohada para ella, y luego simplemente la atrapó en sus brazos, su mirada se volvió para mirarla fijamente.

Con esa mirada y esa postura, era como si Xenia hubiera estado cautiva.

Xenia no estaba segura de que él lo supiera y temía quedar en evidencia si lo decía ella misma.

Pero si se llevaran bien, él sabría de su embarazo tarde o temprano, y ella se lo guardó en ese momento con la esperanza de compartir esta alegría con él cuando este hombrerecuperara la memoria.

¿Y ahora? ¿Se sentiría decepcionado con ella si él ya lo supiera?

Pensando en ello, Xenia se mordió el labio inferior y decidió arriesgarse y decirle la verdad.

Para ella, Simón no era ese tipo de persona.

Se habría dado la oportunidad de explicarse, aunque fuera por adelantado, si ella lo hubiera dicho. Quizás hubiera estimulado su memoria.

-En realidad...

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