Xenia quería contarle la verdad, pero justo cuando tenía palabras en la punta de la lengua, Simón se levantó de repente y le dijo, -Te acabas de despertar, seguramente tienes la boca seca.
Tras decir esto, él se levantó y se fue por el agua, y dejó a Xenia mirando su espalda congelada. Ella sentía que Simón estaba tratando de evitar algo a propósito. No obsante, inmediatamente se convenció a sí misma de que se había equivocado.
Xenia bajó su mirada y apretó los labios que ya estaban pálidos, pensando, “Si Simón de verdad se está evadiendo, ¿eso significa que ya se ha informado? En el hospital, nada se puede ocultar. Basta una palabra del doctor para que todo lo que había estado escondiendo durante tanto tiempo quedaría expuesto a la luz del día.”
Poco después, Simón le trajo el agua para beber. Xenia la tomaba en silencio, sentiéndose muy aprensiva sin saber qué decir. En ese momento, llamaron a la puerta de la habitación, y entraró Raquel, quien le trajo una canasta de fruta para visitarla. Raquel la dejó sobre la mesita y le saludó con mucha ternura, -Xenia, ¿cómo estás ahora? Xenia le respondió, -Tía Raquel, no se preocupe, estoy bien.
Simón también saludó a Raquel, luego se levantó y le cedió el espacio para que pudiera sentarse en el borde de la cama. Después de tomar el asiento, Raquel echó una mirada hacia Simón. Él ni tardó un segundo en captar el significado el esa mirada: las dos querían espacio privado para tener una charla entre mujeres, y puso la excusa de salir a hacer una llamada telefónica. Luego, sacó su teléfono y salió de la sala.
Raquel no entró en el tema hasta que estuviera segura de que Simón se había ido lejos.
Viendo que Raquel se asomó por la puerta y luego volvió hacia ella misma, Xenia dejó la taza que tenía en la mano a un lado y le preguntó ansiosa, -¿Él ya lo sabe?
-Esta es la misma pregunta que yo quería hacerte.- respondió Raquel. Esta respuesta hizo a Xenia atónita, porque no había esperado que Raquel también estuviera confundida.
De repente, Raquel volvió a preguntar a ella, -¿Qué piensas hacer? Si pretendes ponerle a prueba entonces tienes que prepararte para explicar lo todo, con claridad, y aceptar todas las posibles consecuencias. Te has decidido?
Xenia bajó su mirada, tartamudeándo, -Yo ... Yo nunca pensé que esto pasaría, fue todo tan inesperado...
Raquel dijo, -Entonces, aún no has tomado la decisión, ¿verdad? En realidad, la situación no es tan complicada. Solo quedan dos posibilidades. El primero es: ya lo sabe pero está fingiéndose. El segundo es: todavía no tiene ni idea sobre eso. Si el primero cumpliera, tú conoces bien a Simón y serías capaz de adivinar qué acción tomaría él después. Si aún no lo sabe, puedes optar por seguir ocultándoselo.
Hasta aquí, ambas se quedaron calladas. Si Simón no se hubiera ido por el agua en ese momento, Xenia habría soltado la lengua. Hasta tal momento, ya no tuvo el valor de hacerlo, ya que por la pérdida de oportunidad le cuesta más.
Regresó Simón con una bolsa con artículos de aseo en la mano, y luego sacó las cosas una por una y las colocó bien. Xenia solo se quedó observándolo, y de repente éste también la miró a ella, preguntándole con preocupación, -¿Te encuentras bien? ¿Necesitas que llame al médico?
-Pero el médico dice que necesitas resposar bien. Sé una buena chica. ¡Anda, a descansar! -Dijo él en un tono imperativo, mientras arreglaba la almohada bien para acostarla.
A Xenia le extrañó su reacción. Sin embargo, él mantenía la mirada y expresión muy normal, así que ella se convenció de que no debría pensar demasiado en ello.
Justo cuando Simón estaba a punto de ponerse de pie, Xenia le agarró la muñeca y le preguntó tímidamente, -Si un día descubrieras algo inaceptable sobre mí, ¿qué harías?
Duante la espera de su respuesta, el latido de Xenia se aceleró como si un motor fuera de control. Ella se fijó en los ojos de Simón, tratando de encontrar rastros en sus ojos, pero falló.
Una pregunta tan repetina dejó a Simón bastante confuso, preguntó a ella, -¿A qué te refieres?- Se inclinó hacia ella y bromeó, -¿Acaso estás con otro hombre? ¿O ya no me quieres?
Xenia se quedó sin palabras ante una broma tan “humorística”.
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