Esposa falsa de Simón romance Capítulo 928

En la oscuridad.

Cuando no se podía ver nada, las personas estarían más sensibles.

Xenia solo llevaba un pijama, podía sentirse la temperatura de Simón a través de la ropa en sus brazos.

El cuerpo de Simón está ardiendo como el fuego.

Xenia podía sentirse la temperatura de su boca claramente, cubría a sus labios una y otra vez. Al final, no estaba satisfecho, sujetó la barbilla de ella con su mano grande, y retiró su boca.

-Abre tu boca.- Dijo Simón.

Xenia no habló nada, ni movió.

-¿Por qué hablas cuando besamos?

-Puedes hablar que no significa que puedes hacer petición ahora.- Pensaba Xenia.

-¡Oye!- dijo Simón en la oscuridad, con su voz ronca, la cual era como hablara con vino añejo en su garganta.

Al ver que Xenia no dijo nada, Simón tomó su barbilla, y se le acercó hasta que podía sentirse sus respiros.

-¿Por qué no dices nada?- preguntó Simón.

Por fin, Xenia no podía controlar su temperamento, y gritó, -¡basta! Deja..

No obstante, en el instante que Xenia respiró para completar la frase, le besaba otra vez, y había conseguido a tomar posesiones del territorio con éxito.

La respiración de ella estaba más aparente, iba a coger el cuello de Simón inconscientemente, se apoyaba todo su cuerpo en él, sin fuerza, Xenia cerró sus ojos, mientras que sus pestañas estaban temblando levemente.

Dentro de poco, Simón le desenredaba el pelo detrás del cuello a Xenia con su mano, acercó la boca a la oreja de ella y dijo con voz baja, -¿por qué no me lo dijiste antes?

-¿Cómo?- preguntó Xenia.

Cuando Xenia prestó toda su atención a flirtear con Simón, no podía captar ningún palabra de él, aunque había oído que Simón dijo algo, por eso tenía dudas por el contenido.

La conducta de la mujer era muy cándida y graciosa que encendió su amor.

Sin embargo, se sintió algunos pasos de sala, los cuales eran muy claros en la oscuridad, Simón abarcaba a Xenia estrechamente, y miró afuera con los ojos entrecerrados.

Alguien hablaba con una voz inmadura en la sala.

-Papá, ¿eres tú?

Era sin dudas la voz de Bernabé.

Pero al reconocer su voz, Simón frunció el entrecejo desagradablemente.

-Recuerdo claramente que ha dormido, ¿por qué se despierta en la medianoche? Parece que dirige a cocina por su voz. ¿Qué quiere hacer?- pensaba Simón.

-Papá.- Dijo Bernabé en tono de hacer mimos.

En el pasado, nunca había hablando con una actitud tan suave a él, sin embargo, pareció en ese momento, Simón creyó que Bernabé tenía algunos planes secretos.

Simón frunció el entrecejo con más fuerza, y después de oír a la voz de Bernabé, toda la excitación de Xenia cedió el paso a una cierta prudencia.

-¿Viene Bernabé?- pensaba Xenia.

Lo que hizo primeramente era rechazar a Simón, ante la sorpresa de Simón, por eso Xenia consiguió a soltar de su abrazo fácilmente, y luego le arregló la ropa.

Le había puesto roja como un tomate en la oscuridad.

Sus orejas y cuello estaban ardiendo como fuego, no pensaba que Bernabé podría existir en un momento tan embarazoso.

Aunque solo era un niño, no era suficiente capaz de entender los hechos de los adultos, Xenia era una persona tímida, por eso, la situación le avergonzó mucho.

No le bastaba a Simón con tan corto tiempo para quedarse con Xenia, sin embargo, Xenia había soltado de su abrazo, y dijo con el entrecejo fruncido, -no te preocupes, si quedamos aquí tranquilamente, no sabrá que estemos en la cocina.

Y tras estas palabras Simón puso sus manos en los hombros de Xenia otra vez.

Sin embargo, el argumento no contó como lo que quiera Xenia, Bernabé les preguntó, parpadeando sus ojos, -¿pero por qué no se despiertan Rafael y Naomí?

La risa congeló en el rostro de Xenia, no habló nada.

-A veces, la inteligencia de Bernabé se convierte en un lío. Si fuera un tontito, picaría muy fácilmente, y diría que también quería algún agua.- Pensaba Xenia.

No sabía que fuera consonante o algo más, apenas lo pensó, y Bernabé pidió, -mamá, quiero beber agua.

Empezó a recibir las informaciones, Xenia respondió, notando la cabeza, -vale, espera, te lo cogeré.

Dicho esto, Xenia se levantó a coger agua para su hijo.

Para hacer que sus palabras eran más verosímiles, cogió dos vasos de agua, uno para Simón, y el otro para Bernabé.

Sin embargo, lo que no supo Xenia es que Simón y Bernabé habían cambiando sus miradas, cuando cogió el agua, una guerra sin pólvora era la perfecta explicación de sus miradas.

Tras todo, Simón aseguró que lo había hecho Bernabé era a propósito.

Una risa sombría existió en la boca de Simón.

-Te quedó dormido, ¿no? ¿Por qué te despiertes?- preguntó Simón.

Se encontró una expresión inocente en la cara de Bernabé, y se quejó, -los fideos son muy salados, por eso me despierto por la sed.

Le dijo en tono de burla, -¿es verdad?

Al oírlo, Xenia estaba muy incómoda.

En realidad, Naomí cocinaba muy bien, todo estaba apropiado, para ella, el hecho de poner demasiado sal era un error de un nivel muy bajo.

Pero, ¿por qué?

Nadie sabía la razón de que las tres personas tenían sed al mismo tiempo.

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