Esposa falsa de Simón romance Capítulo 929

Ya eran altas horas de la noche, pero Bernabé seguía sorbiendo agua muy despacio en la silla.

La tomaba muy lentamente como si no tuviera sed. Pero también parecía tener sed ya que se bebió todo el vaso de agua.

Los tres mantenían en silencio y la cocina estaba tranquila. Solo se oía a Bernabé bebiendo agua.

Después de un rato, Bernabé levantó la cabeza y miró a Simón, -Papá, ¿por qué no bebes agua? Tienes sed.

Xenia no dijo nada.

Antes de que dijera Simón, Xenia dijo, -Tu papá ha bebido un vaso de agua. Por eso, tiene que beber otra más tarde. Tomar dos vasos de agua de una vez causará incomodidad al estómago.

Después de escucharla, Bernabé la entendió y se bebió el agua obedientemente sin decir nada.

Al ver que ya estaba vacío el vaso, Simón quiso decir algo. En ese momento, Bernabé se lo pasó el vaso a Xenia y dijo, -Mamá, quiero uno más.

Simón tuvo que mantener en silencio.

Se fijó en Bernabé con los ojos entrecerrados, creyendo que lo hizo a propósito.

Si no fuera así, Bernabé no se despertaría, no encontraría la cocina ni se quedaría aquí para beber agua después de que Simón saliera de la habitación.

Pero Xenia no dudó de nada. Después de escuchar que Bernabé quería un vaso de agua más, asintió con la cabeza, se levantó y fue a servírselo otro más.

Sin embargo, ahora Simón habló.

-No está bien beber demasiada agua por la noche. Basta con uno. Anda a dormir.

Xenia se asombró un poco y miró hacia Simón. Después de verse los dos, Simón lanzó la mirado a Bernabé.

Bernabé se mostró inocente.

-Pero todavía tengo sed. Además, mamá ha dicho que también tienes sed y tienes que esperar un poco aquí para beber agua. Ya que no se puede tomar demasiada agua de una vez, me quedo aquí a esperar contigo juntos.

Simón no supo cómo responderlo.

Aunque recién Simón reconoció a este niño y también se sorprendió, ahora quería meterlo en la habitación. Bernabé se mostraba muy inocente, pero Simón también había presenciado el conflicto en la habitación y que su aspecto cambió bruscamente al ver a Xenia.

De modo que Simón no creyó que lo hiciera sin ninguna intención.

Considerándolo, Simón se le acercó a Bernabé y le apretó la cabeza, -Hace frío. Vuelve a dormir. Te traeré el agua más tarde.

-¡No! -Bernabé le quitó la mano y se volvió hacia Xenia-. Mamá, quiero esperar aquí, ¿puedo?

Siempre Xenia aceptó todo lo que quería su hijo salvo lo inaceptable de antes.

Bernabé era entendedor y nunca le reclamó algo irrazonable. Por eso, cuando lo propusiera, Xenia lo aceptaría menos algo que no se podía aceptar.

¿Ahora Xenia cómo podía rechazarlo en esta petición pequeña? Mirando a la cara llena de esperanza, Xenia lo permitió sonriendo.

Después del permiso, Simón se puso muy serio y empezó a pensar.

Se veía que este muchacho se quedaría aquí a propósito.

-Gracias, mamá. Te quiero -dijo Bernabé y le envió un beso a Xenia.

Por fin, Simón sintió la amenaza de Bernabé.

Xenia pensó un poco y levantó la mirada a Simón.

-Anda a dormir. Lo acompañaré a la habitación cuando termine beber.

Era muy embarazoso que los tres se quedaran aquí, en especial al recordar lo que hicieron Xenia y Simón en la oscuridad. Los ojos de Bernabé eran negros y brillantes. Aunque todavía era niño, a Xenia le parecía que Bernabé sabía todo.

-¿Cómo? ¿No te gusto? -Simón lo provocó.

Las palabras de Simón recordaron a Xenia la escena en el apartamento cuando Bernabé dio un puño en la cara de Simón, preguntándole quién era el bastardo.

Bastardo…

Bernabé había escuchado todo cuando Simón lo dijo.

No era nada bueno.

Como Simón era maldiciente, muchas veces había hecho daños a H. Simón era más orgulloso que lo que Xenia se había imaginado.

Xenia era adulta, lo entendía.

¿Pero para un niño? ¿Qué haría Bernabé? ¿Cómo pensaría de su papá?

Xenia comenzó a preocuparse.

-Bernabé…

Bernabé era tan inteligente que habló antes de que dijera Xenia.

-No te preocupes, mamá. No siento repugnancia contra papá. Pues así, papá, ¿volvemos juntos?

-Esperamos un poco más. Bébete el agua y regresa primero.

-No. Quiero que vuelvas abrazándome.

Bernabé comenzó a mostrarse mimoso. Y esta vez lo hizo a Simón.

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