Esposa falsa de Simón romance Capítulo 936

Simón puso la mano en la cabeza del niño para detenerle, le dijo en tono frío, -Baja.

Bernabé presentó una cara inocente, -¿Por qué, papá? ¿Acaso Mamá me quiere más, eso te enfada?

Él no dijo nada.

El niño siguió provocándole, -¿O Mamá no ha hablado contigo, por eso papá estás triste?

Se quedó callado todavía.

-¡Papá eres tacaño, por eso Mamá no te quiere!

Simón se mantenía tranquilo.

Antes, cuando se había enterado de que tenía un hijo, varias emociones habían mezclado en su corazón: sorpresa, felicidad, alegría...

Pero ahora oyó lo que decía el niño, no aguantó el enfado con él.

El hombre echó una mirada al niño, aunque quería mucho golpearle, la cara parecida a la suya le advirtió que él era su hijo.

¿Qué podía hacer? ¡Tuvo que tratar a su propio hijo de manera más paciente!

Al pensarlo, se recuperó la calma, e hizo todo lo posible para controlar su temperamento.

Bernabé había dicho tanto para provocarle. Le miraba que los ojos fueron cambiando poco a poco, se sintió satisfecho. Con tal de que le reprochara o le tocara por el enfado, lo contaría a su mamá y le pediría dejar a ese mala papá.

Sin embargo, aunque Simón le miró con ojos glaciales, se mantenía quieto.

No pasó nada.

“ ¿Por qué? ”

“ ¿Acaso lo que he dicho no puede llamar su atención, él no se enfada? Pero según su gesto, él absolutamente se enfada”

“ ¿Por qué no tiene ninguna reacción? ”

“ ¿Si debo seguir provocándole? ” Bernabé consideraba.

Rafael había oído todo el diálogo, él cambió su principal opinión.

Había pensado que la reacción de Simón era prematura, que incluso había envidiado a un niño.

Pero ahora, compadeció mucho a él.

¡Todas las palabras del niño le entristecieron al señor Simón! Rafael recordó que aquel día en el hospital, Bernabé le había preguntado si se enamoró de Naomí, una idea rápidamente pasó por su mente.

¡Qué listo era este niño! Podía notar su humor fácilmente. ¿Pues si él decía esto a Simón con propósito?

De verdad existía tal posibilidad. Él era el hijo del señor Simón y la señora Xenia, era normal que era inteligente.

Sin embargo, este niño todavía era muy joven, era sorprendente que tuviera el mente tan maduro y detenido. Si no lo hubiera visto con sus propios ojos, Rafael no habría sacado tal conclusión.

Bernabé estaba sentado en el muslo de Simón pensando cómo provocó a su papá.

Finalmente él decidió desistirlo.

No podía exagerar mucho, y debía prestar atención a la cantidad. ¡No podía abordarle a la ligera!

Tenía que hacerle sentirse culpable y tratar a su mamá mejor.

Simón no golpeó al niño, le puso en el suelo.

De hecho, Bernabé se le había ocurrido que visitó la empresa.

Por eso Simón le había llevado venir aquí. Él quería resolver los datos cuanto antes para evitar que los trabajos acumularan demasiado.

Antes, él se había concentrado en los datos, pero después de oír lo que decía Xenia, se puso intranquilo y confuso. Aunque él se consoló que su mujer había dicho así para cuidar al niño, no podía echarlo de su mente.

¿Cómo podía querer a Bernabé más que a él?

Además, ¿cómo podía ser mismo el amor al hijo y al marido?

Al pensarlo, Simón arregló bien los datos, y los colocó en la estantería. Le dijo, -Vamos, regresemos a casa a pasar la Fiesta de Primavera.

El niño volvió la cabeza y le echó una mirada despreciada, -Papá, un momento antes, cuando hemos subido, muchas personas están trabajando. Pero ahora papá quieres regresar a casa a pasar el Año Nuevo, ¡eres injusto!

-Pero ellos no son chinos y no tienen la Fiesta de Primavera.

Bernabé se quedaba descontento, -El hecho es que papá eres injusto, los empleados están trabajando, pero papá no.

Pero a Simón no le importó. Se levantó y se dirigió al niño, le recogió directamente.

-¡Ay! Papá, ¿no puedes ser suave? No puedes tratarme de manera tan rudo a pesar de que soy chico.

Le mostró una sonrisa, -Regresemos a casa a preguntar a tu mamá, a ver a quién quiere más.

Al oírlo, el niño se quedó suspenso. Él no se imaginó que su papá llevara tanto tiempo considerando esta cosa. Mordió los dientes, -¡Papá eres malo! No puedas preguntarlo a Mamá. Si pones a Mamá en la situación violenta, no reconoceré que tú eres mi papá.

Pero antes de decir todas las palabras, Simón había salido de la oficina sosteniéndole.

Giuliana justamente vino a la oficina a entregar unas informaciones, de repente vio que Simón salía con un niño. Cuando miró detenidamente mente la cara del niño, se quedó atónito.

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