Esposa falsa de Simón romance Capítulo 950

Por la noche, Jorge dejó a Dylan a decir que todos fueran a la casa de Jorge para cenar. Dijo, -Porque anoche fue el último día de fiesta, pero no nos reunimos a cenar juntos, es lo mismo si hoy lo hacemos.

¿Ir a la casa de Jorge a cenar?

Xenia vaciló.

Dylan sonrió levemente y explicó en voz baja, -Jorge ha enviado un auto para recoger a la señorita Raquel.

-Significas que, ¿la tía lo ha aceptado? -Xenia vaciló.

Al ver a la otra parte asentir con la cabeza, Xenia supo que tenía que ir también. Pero Naomí estaba tan borracha que ella no podría ir, porque una persona definitivamente debía quedarse para cuidarla.

Justo en este momento, Rafael salió de la habitación con el ceño fruncido, -Naomí no se encuentra bien.

Al oír, el rostro de Xenia cambió ligeramente, entró en la habitación rápidamente y se acercó al lado de Naomí.

-¿Qué pasa?

Rafael se acercó, -Pensé que solo estaba borracha. Pero empezó a decir tonterías desde hacía un momento, y luego comenzó a sudar. Probé la temperatura de su frente, parecía que tenía fiebre.

Tenía fiebre...

-Sin ninguna razón, ¿cómo podía ser? Y, ¿qué pasó en realidad? ¿Por qué se emborrachó tanto cuando regresó contigo?

Rafael respondió, -Señorita Naomí, cuando la encontré, estaba en la calle, vestida muy poco y derramando lágrimas. Sentí que algo andaba mal, así que la llevé al restaurante para comer algo. Más tarde...ella dijo que quería beber, pero no pude detenerselo.

Al oír las palabras de Rafael, torcieron las cejas de Xenia. Ella salió con Diego, pero cuando la encontró Rafael, Naomí quedaba sola. De acuerdo con la descripción de Rafael, Diego debería hacer o decir algo que rompió el corazón de Naomí.

Cómo había pasado esto...

Al ver a Naomí así, Xenia también se sintió incómoda. Pensaba que era una oportunidad buena para que Naomí estuviera con él juntos, pero resultó que le hirió a Naomí mucho.

¿Sería obligado esto?

Pensando en esto, Xenia no habló más, y solo asintió con la cabeza hacia Rafael para hacerle saber que ya se enteró de todo eso.

Rafael también notó el cambio en su expresión. Pensó por un rato, y creyó que probablemente ella ya supo todo esto, porque eran muy buenas amigas y se llevaban muchos años ya, ¿cómo no podía saber los pensamientos de Naomí?

Ya no necesitaba decir nada más.

-Tiene que bajar fiebre primero, la has cuidado durante mucho tiempo, luego déjame cuidarla.

Rafael le echó un vistazo sin decir nada, consintió con la cabeza, se volvió y salió de la habitación.

Después de que Rafael se fue, Xenia le quería bajar fiebre en medidas físicas. Cuando estaba a la mitad, recordó que Dylan todavía estaba en el salón, salió y le explicó, -Lo siento muchísimo, Dylan, yo quería ir allí también, pero Naomí tiene fiebre ahora. Si salimos todos, me temo que no hubiera nadie para cuidarla, así que...no iré allí hoy.

Dylan no pensó que hubiera sido tan desafortunado, pero no dijo más porque lo podía entender, y solo miró a otras personas.

-¿Pues, Simón y Bernabé?

Xenia pensó por un rato y de repente sonrió levemente diciendo, -Vayan Bernabé y Simón.

Sabía que con el pretexto de invitarles a cenar, Jorge quería ver a Bernabé en realidad.

Vio que venía para ver su bisnieto pero desafortunadamente no obtuvo lo que quería al final. Jorge se sentiría muy mal seguramente después de regresar a casa.

Después de todo, acababa de ver a su querido bisnieto anoche, pero se desmayó antes de decirle algo.

¿Y ella misma? Si no iba, él estaría muy feliz.

Al oírlo, Bernabé arrugó la cara, -Pero papá se negó a ir.

Los movimientos de las manos de Xenia se detuvieron, -¿Se negó a ir?

Esto era muy extraño.

Pero era normal y inteligible que Simón no quería verlo ahora.

-Entonces, ¿qué haces? ¿Tienes ganas de ver a tu bisabuelo? Si quieres, te lleva el tío Dylan allí y tu papá te recoja a casa más tarde.

Bernabé lo pensó seriamente, -Entonces voy. Tu bisabuelo siempre se queda solo en su casa y está muy solo seguramente. Cuida a la tía Naomí bien, mamá

-Está bien -Xenia sonrió al oírlo, y extendió su mano para apretar la tierna mejilla de Bernabé, -Compórtate bien, ve y acompañar a tu bisabuelo. No olvides hablar bien de mamá. Si lo haces muy bien, toda la familia podrá sentarse y comer juntos.

En ese momento, todos estarían felices, y todos los días podrían cenar juntos.

¿Por qué les importaba mucho esta cena hoy?

Bernabé asintió fuertemente con la cabeza al oír sus palabras.

-¡Mamá, no te preocupes, definitivamente hablaré bien de mí!

Xenia lo pensó por un momento. La capacidad de Bernabé para confundir a los ancianos realmente no se podía subestimar.

Aunque era muy pequeño todavía, era súper listo y elocuente.

Xenia no había tenido oportunidades especiales toda la vida, pero Bernabé siempre le ayudaba muchísimo desde que nací.

Cabía decir que Bernabé era su arma mágica.

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