Esposa falsa de Simón romance Capítulo 978

-¿Quería beber otra vez?

-No se sació de beber, por eso, ¿quería continuar?

-O es decir, ¿se siente de mal humor?

Pensaba en esto, Rafael dio un vistazo a Naomí inconscientemente. No encontró ningún símbolo de tristeza, ni risa dulce en su cara, sus ojos brillaban por el reflejo de la luz.

-Sólo quiero beber un poco, además, la cerveza no es igual que los bebidas alcohólicas, no es tan fácil emborracharse, no te preocupes, no te mentiré en líos -Naomí dijo.

Rafael cerró su boca levemente, y no le contestó.

No temió a los líos, sólo no quería ver que diría el nombre de otro hombre ante si mismo, cuando estaba emborrachándose.

-¿Sí o no? -preguntó Naomí con su cabeza inclinada, al ver que no dijo nada, era muy encantadora y dulce.

Cuando vio al acto mono de ella, Rafael notó la cabeza inconscientemente, y tragó saliva.

-¡Gracias! -contestó Rafael.

Con el permiso de Rafael, Naomí corrió a la dirección con felicidad rápidamente, Rafael le miraba con los ojos entrecerrados.

-¿Me ha hecho mimos? -pensaba Rafael.

Sin dudas que Naomí vino aquí para aprobar las delicias gastronómicas, compró mucha barbacoa y unas cervezas. Naomí vertió la cerveza en la copa de Rafael y la suya, y luego levantó las copas para brindar.

-¡Venga, por nosotros! -dijo Naomí.

Pero Rafael no le entendía bien.

-Aunque todas las familiares de Xenia se reúnen, nos acompañamos mutuamente. Pese a que estamos en un país extranjero, podemos comer y beber aquí con alguien a lado, es lo más feliz para nosotros, ¿no? -explicó Naomí.

Rafael creía que tenía razón, por eso, asintió con cabeza.

Naomí levantó la cabeza y tomó la cerveza a una vez, su manera de beberla era muy heroica, y vertió a la copa de ambos en seguida.

-Continuamos, tío, no nos saciemos, no volvemos -Dijo ella.

-Deja de beber tanto, no olvides de lo que has dicho cuando entró en la tienda -Contestó Rafael.

-¿Cómo? Bueno, no recuerdo qué he dicho, de todos modos, no me emborracharé, venimos andando, y si estás emborrachándote, apóyate en mi brazo -Dijo Naomí.

Rafael quedaba sin palabras, y pensaba, -¿apoyo en su brazo? ¿Con su cuerpo tan débil?

-¿Tienes confianza de sostenerme con tu cuerpo ruinoso? No quiero hacer daño a ti, si caigo yo -Reía Rafael y dijo.

-Es imposible -explicó Naomí insatisfactoriamente-, no me subestimes. Soy fuerte, si estás emborrachándote sin ningún conciencia, soy capaz de llevarte a casa. Si caes efectivamente y te echas a mí completamente, no me harás ningún daño.

-¿Echarse a ella? -pensó Rafael, 1o cual le recordó de hacer sexo, la imagen pasó por su mente rápidamente, pero la expulsó fuera del pensamiento inmediatamente, se sonrojaba con rapidez.

-Ajá, todavía no empezamos a beber, ¿por qué te pones roja como un tomate? -preguntó Naomí.

Sin embargo, Naomí no sabía qué estaba pensando, y pensaba que todo era por el alcohol, por eso se le burlaba, -no eres capaz de beber mucho, ¿eh?

Rafael pasaba sus miradas por ella, y dijo, -no me entiendes.

Naomí notó su cabeza atentamente, y dijo, -¡no! ¡Te entiendo bien! Pero, tranquila, no lo divulgaré. Sé que eres sensible sobre tu reputación, como lo que pasó en mediodía, sólo no tenía en cuenta tus sentimientos, y dije algo mal, eres tan vengativo.

Tras las palabras, Naomí empezó a verter más cerveza en su copa, al principio, brindó con Rafael simbólicamente, pero cada vez lo hizo, Rafael le instó a beber.

Rafael adelantó y le sujetó su muñeca fina, y reprochó, -colabora, ¡eh! Regresamos y luego hablamos de eso.

-No, no vuelvo a casa, no hay nadie que espere en casa, no quiero irme -Lloraba Naomí, sus ojos estaban llenos de lágrimas, lo cual hizo que sus ojos brillaban más, parecía muy pobre.

-Vamos a dar un paseo para relajarse, ¿vale? -preguntó ella.

-¿Dar un paseo? Hace muchísimo frío, me dijo que quería dar un paseo ahora, ¿está bromeando? -pensaba Rafael.

Pero Rafael no sabía cómo rechazaría a su petición, apoyándola suavemente, y dijo, -no hay problema, pero ahora no… Ya es muy tarde, tenemos que volver a casa.

Naomí seguía insistido con su acción, pero no era tan fuerte que Rafael, además, estaba emborrachándose, por eso fue llevada a casa rápidamente.

Cuando regresaron, Rafael le ayudó a tumbarse en sofá.

Esta vez, Naomí no estaba tan ruidosa que antes, la última vez que se emborrachó, había llevado mucho tiempo gritando. Aunque hoy estaba ruidosa en la calle, guardaba en el estado silencioso desde que regresaron a casa.

Cuando Rafael le ayudó a volver a la habitación, Naomí se quedó el abrigo en seguida, y corrió a su cama directamente. Se echaba en la cama, saliendo algún sonido raro de su boca.

Rafael ajustó la temperatura del aire acondicionado a lo más cómoda, y luego la arropó. Al observar que quedó dormida, salió de la habitación.

Se lavó en el baño, cuando terminó, todavía no regresaron Simón y Xenia.

Rafael estaba en la puerta del dormitorio de Naomí por un rato, estaba tranquilo por dentro, y iba al balcón, aburriéndose.

En la casa de Jorge.

En ese momento, los criados pusieron la mesa bien, Dylan estaba al lado, miraba a todos los presentes, y exclamó, -parece que nunca era tan animado aquí.

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