Cariza.
-Ojala y tu papi encuentre la pañalera, se me olvido decirle que la deje en el baño-. Le hablo a mi bebito.
-Uh... eso significa que se va a demora un montón-. Habla una voz conocida a mis espaldas.
-¿Qué haces en estos rumbos Maximiliano?-. Mi voz sonó rasposa.
-Digamos que le haré un favor a mi ex suegro.
Mi cuerpo se tensa de inmediato ¿A qué se refiere? Sus pasos hacia mí me provocan escalofríos, levantó mi bebe en mis brazos, protegiéndolo de cualquier cosa que suceda.
-Se buena y vayámonos, tenemos que ir a visitar a tu querido padre -. Replica con un deje de burla.
Niego rotundamente. Sacó el móvil de mi bolso y antes de marcar las manos de Maximiliano me lo quita lanzándolo contra el pavimento, provocando que se haga pedazos. Cuando voy a gritar saca una pistola y apunta a mi bebe.
-No...No querida ni se te ocurra-. Chasquea la lengua y de un rápido movimiento me quita a mi hijo de mis propias manos.
-¡No! por Dios que vas a hacer. Entrégamelo tú no eres así Max que te sucede -. Pregunto preocupada de que le haga algo a mi niño.
-Digamos que deseo vengarme por tu rechazo o algo así, no me mal interpretes-. Mi hijito empieza a llorar camino unos pasos hacia Max, él sonríe de lado y mueve la mano para que lo siga. Se cae la manta del bebe, quiero cogerla por si le da frío.
-Aligerate o lo lamentarás-. Espeta molesto, hago lo que me pide camino con miedo detrás de él, miro para todos lados y solo está el guardia.
Cuando quiero llamar la atención del guardia Max le lanza un fajo de billetes.
-Ya sabes, tú no has visto nada y en cuanto las cámaras espero que la hayas apagado, te estaré vigilando por si abres la boca.
El guardia asiente y le dice. "Con el dinero baila el perro" No puedo creer lo que uno hace por dinero.
Al subirme al coche de Max, me pide que me abroche el cinturón mira para todos lados, mi bebe solo balbucea, sin saber lo que está sucediendo.
-Dame a mi hijo te lo ruego, él es inocente apenas lleva días de nacido y mira como lo estas cargando-. Dios mío que me lo de, en mis brazos estará seguro y protegido
-Si eres obediente te lo daré-. Dice riendo.
-Te obedecere pero dame a mi hijo por favor-. Ruego llorosa.
-Luego te lo daré, déjalo que este conmigo un rato, con su futuro papi-. Comenta y sube en la parte del copiloto, arranca y conduce en dirección contraria.
Porque Arthur se ha ido a tardar un montón, yo soy culpable nada de esto hubiera pasado si dejaría lo de la pañalera. Soy una insensata.
Miro a mi bebe que esta incómodo sostenido de una mala manera en el brazo izquierdo de Max, siento que lo está lastimando. Una punzada en mi vientre hace que me queje de dolor.
-¿Qué pasa?-. Cuestiona sin dejar de ver la autopista.
-Eres un insensato apenas llevó tres días que me han practicado la cesaría-. Espeto y aprieto mis labios, duele horrible esperó que no se halla abierto la herida.
-Lo siento pero lo hecho ya está hecho.
-Dame a mi bebe por favor-. Nuevamente le ruego.
Detiene el coche y me pasa a mi niño, lo abrazo a mi cuerpo dándole calor, beso su cabecita, me quito la cazadora y lo envuelvo al rededor de su cuerpecito.
Puedo sentir como mi vientre se contrae por el dolor, cierro los ojos tratando de estar serena.
-¿Estas bien?-. Pregunta de nuevo.
-Déjame ir y estaré bien-. Replicó aún con los ojos cerrados.
-Pues mal por ti-. Dice conduciendo con mayor velocidad.
Abrazo a mi hijo enrollando mis brazos a su alrededor, recuesto mi cabeza en el respaldar de la silla del copiloto, le pido a Dios que nos proteja. El dolor aumenta, trato de no pensar en ello y al instante me dejo llevar por el cansancio.
La puerta se abre con brusquedad, me tapo el pecho y pongo él bebe entre mis brazos.
-Querida hijita disfruta a tu hijo esta noche ya que mañana se ira con una nueva familia.
Pero que mierda está hablando este loco, niego con horror.
-¡No te lo permitiré! Estás loco, quieres separarme de mi hijo como lo hiciste conmigo-. Digo con la voz firme, estoy temblando del miedo pero no se lo voy a demostrar. Demetrio ríe a carcajadas, Max lo mira fulminante.-Primero muerta antes que me quites a mi hijo-. Le espeto seria, mi pecho sube y baja al sentir odio por este hombre.
-Oh querida hija, ya sabes que no somos tus padres, que bien me imagino que has recuperado la memoria, que alegría y yo que te iba a contar con detalles la vida de ese maldito de tu marido.
Ignoro cada cosa que me dice, no quiero saber su mentira.
-Pronto vendrá en tu búsqueda, espero no estar cuando te de unos buenos golpes como lo ha hecho varias veces que te ve-. Comento sarcástica.
Ríe a carcajada dice una y otra vez que me abrace bien con mi hijo esta noche ya que mañana no estará conmigo, trato de no entrar en pánico debo controlar este miedo para ser fuerte y no permitir que me aleje de mi pequeño.
-Ríe todo lo que quieras, ya pronto lo haré yo, recuerda que el que ríe de ultimo ríe mucho mejor-. Replico levantando mi cabeza, él solo sigue su burla luego me mira serio sale de la habitación azotando la puerta.
Maximiliano se acerca a mí y me mira fijamente, no sé qué pensar de él, jamás llegue a imaginar que él y Demetrio congeniaran.
-Te amo Cariza, yo realmente te he amado desde que te conocí, sé que hice mal ya que buscaba placer en otras chicas pero te amé y aún lo sigo haciendo a pesar de que me dejaste por ese hombre malo.
-Mi esposo no es malo, estas muy equivocado y realmente me sentía mal él día que te dije qué amo a otro mientras que tu si me engañabas. Ahora ya no me interesa hablar de nada, si dices amarme me deberías de ayudar y no estar de cómplice de ese loco-. Replique molesta.
Él solo sonríe y besa mi mejilla, rápidamente me alejo de él.
-Te amo chiquilla-. Dicho eso sale de la habitación. Gracias a Dios.
-Arthur mi amor, ven por mí-. Digo para mí misma. Me tapo la boca y lloro en silencio.
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