Esposa Mia romance Capítulo 39

Cariza.

-Ojala y tu papi encuentre la pañalera, se me olvido decirle que la deje en el baño-. Le hablo a mi bebito.

-Uh... eso significa que se va a demora un montón-. Habla una voz conocida a mis espaldas.

-¿Qué haces en estos rumbos Maximiliano?-. Mi voz sonó rasposa.

-Digamos que le haré un favor a mi ex suegro.

Mi cuerpo se tensa de inmediato ¿A qué se refiere? Sus pasos hacia mí me provocan escalofríos, levantó mi bebe en mis brazos, protegiéndolo de cualquier cosa que suceda.

-Se buena y vayámonos, tenemos que ir a visitar a tu querido padre -. Replica con un deje de burla.

Niego rotundamente. Sacó el móvil de mi bolso y antes de marcar las manos de Maximiliano me lo quita lanzándolo contra el pavimento, provocando que se haga pedazos. Cuando voy a gritar saca una pistola y apunta a mi bebe.

-No...No querida ni se te ocurra-. Chasquea la lengua y de un rápido movimiento me quita a mi hijo de mis propias manos.

-¡No! por Dios que vas a hacer. Entrégamelo tú no eres así Max que te sucede -. Pregunto preocupada de que le haga algo a mi niño.

-Digamos que deseo vengarme por tu rechazo o algo así, no me mal interpretes-. Mi hijito empieza a llorar camino unos pasos hacia Max, él sonríe de lado y mueve la mano para que lo siga. Se cae la manta del bebe, quiero cogerla por si le da frío.

-Aligerate o lo lamentarás-. Espeta molesto, hago lo que me pide camino con miedo detrás de él, miro para todos lados y solo está el guardia.

Cuando quiero llamar la atención del guardia Max le lanza un fajo de billetes.

-Ya sabes, tú no has visto nada y en cuanto las cámaras espero que la hayas apagado, te estaré vigilando por si abres la boca.

El guardia asiente y le dice. "Con el dinero baila el perro" No puedo creer lo que uno hace por dinero.

Al subirme al coche de Max, me pide que me abroche el cinturón mira para todos lados, mi bebe solo balbucea, sin saber lo que está sucediendo.

-Dame a mi hijo te lo ruego, él es inocente apenas lleva días de nacido y mira como lo estas cargando-. Dios mío que me lo de, en mis brazos estará seguro y protegido

-Si eres obediente te lo daré-. Dice riendo.

-Te obedecere pero dame a mi hijo por favor-. Ruego llorosa.

-Luego te lo daré, déjalo que este conmigo un rato, con su futuro papi-. Comenta y sube en la parte del copiloto, arranca y conduce en dirección contraria.

Porque Arthur se ha ido a tardar un montón, yo soy culpable nada de esto hubiera pasado si dejaría lo de la pañalera. Soy una insensata.

Miro a mi bebe que esta incómodo sostenido de una mala manera en el brazo izquierdo de Max, siento que lo está lastimando. Una punzada en mi vientre hace que me queje de dolor.

-¿Qué pasa?-. Cuestiona sin dejar de ver la autopista.

-Eres un insensato apenas llevó tres días que me han practicado la cesaría-. Espeto y aprieto mis labios, duele horrible esperó que no se halla abierto la herida.

-Lo siento pero lo hecho ya está hecho.

-Dame a mi bebe por favor-. Nuevamente le ruego.

Detiene el coche y me pasa a mi niño, lo abrazo a mi cuerpo dándole calor, beso su cabecita, me quito la cazadora y lo envuelvo al rededor de su cuerpecito.

Puedo sentir como mi vientre se contrae por el dolor, cierro los ojos tratando de estar serena.

-¿Estas bien?-. Pregunta de nuevo.

-Déjame ir y estaré bien-. Replicó aún con los ojos cerrados.

-Pues mal por ti-. Dice conduciendo con mayor velocidad.

Abrazo a mi hijo enrollando mis brazos a su alrededor, recuesto mi cabeza en el respaldar de la silla del copiloto, le pido a Dios que nos proteja. El dolor aumenta, trato de no pensar en ello y al instante me dejo llevar por el cansancio.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Mia