Esposa Pecadora romance Capítulo 388

Meredith se sorprendió, con el repentino tirón de Jeremy. Abrió los ojos de par en par, asustada, mientras escuchaba sus palabras. Sentía que había dejado de respirar.

'¿Cómo...? ¿Cómo sabe que no era yo?’.

'¿A menos que Madeline le haya dicho todo?'.

'No. Ella nunca lo haría. ¡Es imposible que lo hiciera!'.

Cof, cof...

Meredith sentía cómo se ahogaba, con la mano de Jeremy apretaba en el cuello de su camisa. Su piel se sonrojó y se le trabó la lengua. "¿Qué...? ¿Qué dices Jeremy? Soy Linnie, la que guardas en tu corazón. Si no, ¿cómo iba a tener el separador de hojas? Cof, cof... Por favor... Jeremy, suelta...".

"¿Todavía crees que puedes engañarme, a este punto?". Jeremy apretó los ojos y un rayo de frío salió de sus ojos, congelando la mitad buena del corazón de Meredith.

"No eres ni tan siquiera la hija de Eloise y Sean, ¿cómo iba a ser tuyo el medallón de oro, grabado con el nombre de 'Eveline'? Para colmo, ¡nunca recordaste el apodo de 'Linnie'! Así que, ¿cómo pudiste ser esa niña?".

Los ojos de Meredith se encogieron, al oír estas palabras.

No se esperaba que Eloise le contara a Jeremy algo así; menos aún que Jeremy pudiera deducir la verdad, sólo por el nombre.

"No puedo creer la mentira con la que te has hecho pasar por ella, durante tantos años". El tono de Jeremy descendía con cada palabra, mientras una rabia desmedida se deslizaba por sus ojos color melocotón que lo consumían todo. "Debiste saber, Meredith Crawford, el triste final en el que te verías por engañarme, en el instante en que decidiste mentir".

Sus delgados dedos tensaron su agarre, mientras sus palabras aparecían, erizando las venas de su brazo. La furia que sentía era evidente.

Se dilataron las pupilas de Meredith, su alma a punto de abandonarla, al asimilar el afán de violencia que desprendía el aura de Jeremy.

"No, Jeremy. No me mates, por favor. Yo... Soy de verdad Lin...".

Meredith quería seguir con su acto e insistir en que era Linnie, pero la interrumpió un crujido que sonó, de repente, en su cuello.

Se congeló mientras el miedo nadaba en sus ojos. Esto la obligó a admitir que mentía.

"Yo... lo siento, Jeremy. Me equivoqué, por favor, déjame ir... así... Si me matas, ahora, nunca vas a saber quién es esa chica...".

Siendo totalmente francos, a Jeremy ya no le interesaba quién era esa chica.

Desde el momento en que supo que se enamoró de Madeline, Jeremy ya no quiso cumplir las promesas que hizo cuando era joven.

Lo que más le repugnaba en ese instante, era el hecho de permitir que esa mujer lo intoxicara; que tuvieran sexo y diera a luz a su hijo.

Lo que aún detestaba más, era cómo Meredith había utilizado el nombre de Linnie para engañarlo y cegarlo. Como creyó en sus perversas palabras, hirió a la mujer que realmente amaba, una y otra vez.

Jeremy tiró lejos a Meredith, con las ansias de matar aún burbujeando en su interior.

Meredith cayó al piso en seco y comenzó a respirar con dificultad.

Le dolía demasiado el cuello, como para moverse.

Jamás pensó que Jeremy sería tan violento.

Si bien Jeremy nunca le había correspondido, en los años que llevaban juntos, al final se podía decir que confiaba totalmente en ella y le dejaba hacer lo que quisiera.

Recién en ese momento, Meredith entendió por fin que, cuando este hombre amaba, amaba hasta el cansancio.

Pero, cuando le hacían enfadar, sus repercusiones no serían más leves que las entrañas del infierno.

¿Tendría que vivir el infierno, para poder sentir lo que supone ser amada por este hombre?

No.

Se negó a ir al infierno.

Y tampoco permitiría que Madeline gozara de la belleza del paraíso.

A través de su visión, nublada por el dolor, Meredith veía a Jeremy acercarse.

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