He llegado a casa, estoy sana y salva.
Por hoy me he librado pero que voy a hacer mañana si tengo clases, no puedo esconderme toda la vida. Oh sí?
- Donde están tus modales señorita. Dice mi padre al principio de la escalera.
- Mmm.. lo siento creía que no estaban, voy a darme una ducha y bajo con vosotros. Digo rápidamente.
Me encierro en mi habitación, me tiro a la cama y tapo mi cabeza con la almohada. Quiero llorar pero las lágrimas no salen de mis ojos..no se el tiempo que pasó así en modo avestruz! Con mi cabeza enterrada bajo la almohada, me siento y hago caer el libro que me dio la señora Kim.
Es un anuario, miró la fecha y creo recordar que es el anuario que tienen mis padres. Lo abro y definitivamente lo es mi padre y mi madre eran muy populares. Están en el cuadro de honor, además de muchos más logros. Incluso mi madre fue la reina del baile pero no era papá el rey sino el Alfa de la Manada.
Gracias a que Kim tiene anotaciones bajo los nombres. Claro! Mi madre no supo que mi padre era su mate hasta un mes después de la graduación. Ella aún no se había transformado.
Paso las hojas y llego hasta una que está llena de dibujos de calaveras, en el centro hay una foto.
Carmela Griffin.
Descanse en paz.
Esto está anotado debajo del nombre.
Paso página a página y no encuentro nada, a que se refería entonces Kim, no entiendo nada. Voy a ser valiente por una vez les voy a preguntar a ellos, que podría pasar por preguntar?
Me doy una ducha rápida y bajo con el anuario en las manos, mamá y papá están sentados cada uno en un sillón viendo un programa de televisión. Me pongo delante y sacó fuerzas. No se porque estoy asustada en este preciso momento.
- Mamá, papá tengo una pregunta que hacerles, una idea cruza mi mente. Quién era Carmela Griffin?
A mamá y a papá les cambia la cara de color al instante. Papá de un momento a otro es presa de un ataque de tos.
- Quién te ha dicho ese nombre? A qué viene esa pregunta. Dice mamá en un tono que nunca había visto en ella.
- Mamá, solo es que yo... A quien pretendo engañar para que preguntarles nada si nunca están cuando les necesito, porqué iba a ser diferente ahora? Digo visiblemente enfadada.
- Perdóname cariño, siento mucho que hayas crecido sola y más con la idea de que somos unos padres ausentes, todo lo que hemos hecho es por darte un futuro mejor. Pronto lo entenderás..
- No hay nada que entender. En cuanto me gradué dejaré de ser un problema para ustedes. Me marcharé y no me volverán a ver jamás..digo saliendo corriendo hacia mi habitación.
Quizás he sido demasiado dura, no siquiera he parado cuando me han gritado para que lo hiciera.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Eternamente rechazada