FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 19

Su primer instinto era forcejear, intentar liberar aquel brazo de la mano de Kris o mejor dicho, de la mano de aquel hombre a quien definitivamente ya no lograba reconocer. Sin embargo, tal parecía que cuanto más se empeñaba en liberarse, más fuerte se hacía aquel agarre, hasta el punto en que Jana emitió un quejido de dolor porque la estaba lastimando.

—¡¿Qué demonios te pasa?! ¿Quién te crees que eres? —espetó furiosa—. ¡Si no hubieras querido que viniera, con decírmelo bastaba, pero ahora no quiero estar aquí y quiero irme, así que suéltame, m*****a@ sea, y abre esa reja porque me voy a largar ahora mismo!

—¿Quién soy? De verdad tienes que ser un poco tonta para, en todo este tiempo, no haberte dado cuenta de quién soy —espetó Kris, y Jana arrugó el ceño porque realmente no entendía nada de lo que estaba pasando.

—¿Qué quieres decir, como que "darme cuenta"?

—Digamos que nos conocimos cuando éramos niños... —sonrió él con una mueca un poco torcida que no tenía nada de sinceridad—. Por desgracia, en ese tiempo, tanto tu hermano como tu madre eran excesivamente sobreprotectores.

Jana abrió mucho los ojos porque no se le había ocurrido en ningún momento que él llegara a mencionar a Mitch o a su madre.

—¿De qué hablas, Kris? ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es todo esto?

Sin embargo, antes de que ella pudiera recibir cualquier respuesta, Kris solo tiró de su brazo y a empujones la hizo subir al asiento del copiloto de la camioneta.

—Estás muy lejos de casa, Jana, demasiado lejos, amor; y para tu desgracia, si quise que vinieras, no fue precisamente por tus dotes como amante o por lo linda que eres.

Jana sintió que un escalofrío la recorría y casi podía escuchar el latido de su corazón en los oídos. ¿Qué significaba todo aquello? Intentó desesperadamente protestar, pero él encendió la camioneta y la giró con brusquedad de regreso a la casa.

El silencio se hizo pesado mientras cubrían aquellos metros en cuestión de segundos, y Jana intentaba crear algún escenario coherente para entender lo que estaba sucediendo.

Pero era algo totalmente imposible.

Lo supo en el instante mismo en que estacionaron y Kris tiró de ella fuera de la camioneta, lastimando su brazo como si no fuera más que una muñeca que podía manejar a su antojo. La hizo subir la escalera a trompicones y la lanzó dentro de aquella habitación fea y fría.

—Esto es lo que tienes que saber —siseó con tono ronco—. Vas a estar aquí mientras me sirvas, y no quieres saber lo que va a pasarte cuando ya no me sirvas. Procura hacerte útil y, sobre todo, trata de no cruzarte con mi madre, porque te aseguro que con ella te irá peor que conmigo.

Se dirigió a la puerta con la misma actitud de molestia que había tenido desde su llegada, y Jana se lanzó hacia él.

—¡Espera, espera...! —Jana sentía que se volvería loca—. ¿Qué está pasando? ¡Necesito saber qué está pasando! ¿por qué me estás tratando así? ¿Qué tienen que ver mi madre y mi hermano en todo esto? ¿Cómo es que nos conocimos cuando éramos niños? Yo… yo no me acuerdo, no me acuerdo de nada, ¡explícamelo!

Se le llenaron los ojos de lágrimas porque había una impotencia latente en aquella confusión. No comprendía lo que estaba pasando, pero en el fondo de su corazón sabía que no era nada bueno. Sabía que si Kris la tenía allí, no era para cuidarla ni quererla.

Él se detuvo por un momento, pensativo, y luego volvió a entrar en la habitación, rebuscando apurado entre sus cosas y alcanzando su teléfono.

—Escríbele a tu madre que te vas a tomar unas vacaciones de seis meses —le ordenó, acorralándola contra una de las sucias paredes.

CUANDO ME VAYA. CAPÍTULO 19. Un verdugo 1

CUANDO ME VAYA. CAPÍTULO 19. Un verdugo 2

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