Al mismo tiempo murmuro la dirección del orfanato.
Ahora no me desprendo, tumbada en el regazo del hombre, pero estoy en una especie de aturdimiento. ¡Realmente no puedo creer lo que me está pasando ahora!
- ¡Eugene! Pisa a fondo. Tengo una reunión con mis socios de los Emiratos en dos horas. Odio llegar tarde.
Damir vuelve a apretarme la muñeca, metiendo miedo.
- Y no te atrevas a mentirme, ¿vale?
- ¿Qué quieres decir?
- Es mi bebé, ¿no?
- ¡Tuyo, tuyo!
- Eso no es lo que has dicho hace unos minutos.
- Estaba asustado... Seré sincero. - Pensé que eras un maníaco. Quiero decir, ¡me atacaste de repente y me arrastraste a un coche!
- Supongo que sí. Debo advertirle que no se puede jugar conmigo, ¿sabe a qué me refiero?
- Creo que sí...", trago nerviosamente.
- Bueno, ahora mismo voy a cumplir mi parte del trato, pero te tomo la palabra, porque la prueba de ADN se puede hacer a partir de la novena semana de embarazo.
¿Cómo sabe todo esto?
- ¿Me has estado siguiendo?
- Mi gente.
Su imagen imponente y su carisma son fascinantes. Puede que sea un asqueroso, pero no puedo dejar de admirar su aspecto depredador.
- Me enteré de su interesante situación por accidente. Mis hombres informaron que la vieron fuera de la clínica prenatal. Pensé en comprobarlo. Por si acaso. Es un hábito. Al final, mis instintos eran correctos.
Hace una pausa para un momento importante.
- Mentirme es matarse. De todos modos, descubriré la verdad cuando te hagan el análisis de sangre. Así que dime, ¡por última vez! ¿El bebé es mío?
- ¡Tuyo! - con un grito.
- Muy bien.
- Entonces, continuemos con lo que hemos discutido.
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