¿Qué tipo de sueño puede haber?
La velocidad del todoterreno es frenética. Agarro el asiento con ambas manos, sin darme cuenta de que las lágrimas ruedan por mis mejillas.
- ¡Marat! ¿Por qué vas tan rápido?
Siento que vamos a chocar. ¿Y si no hacemos el giro o chocamos con un coche que viene de frente?
No hay muchos coches en la carretera, pero Marat pisa el acelerador a fondo. ¡Se ha vuelto loco! Es como si no me oyera en absoluto.
- ¡Por favor! - Estoy gritando. - ¡Tengo miedo!
El hombre es como un demonio acelerando, llevándonos directamente al infierno. Un paso en falso... y somos un recuerdo.
Una vuelta. Otro. Los neumáticos chirrían.
- ¡PARA!
Me siento mal. Me tapo la boca con las manos y me trago los espasmos que suben por el esófago.
¿Cuándo va a terminar esta pesadilla?
Es como si estuviéramos huyendo del fin del mundo, como en una película de catástrofes, cuando el asfalto se desprende de las grietas y cae en el negro infinito, persiguiéndonos.
- ¡Aguanta, Jana! Sólo confía en mí.
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