Damir volvió de un largo viaje de negocios... ¡Todo en mi interior temblaba! No pude reprimir la emoción cuando, al mirar por la ventana, vi que su coche cruzaba la puerta sin problemas.
¿Podría ser que lo echara de menos?
El corazón me latía rápido en el pecho, me sudaban las palmas de las manos y me temblaba el estómago. Si podía controlar mi comportamiento y mis palabras, mi cuerpo no.
Salí a recibir al señor de la casa. Bajo las escaleras justo cuando él entra en el vestíbulo.
Nos miramos a los ojos...
- Bueno, hola Jana, ¿cómo estás? - Avanza a grandes zancadas, con los brazos extendidos, "corre y salta a mis brazos, tu rey ha llegado".
- Buenas tardes. Todo está bien. ¿Y tú?
Pasando.
El multimillonario lleva un traje azul marino con camisa blanca, botas pulidas hasta el brillo. Es un buen color para él. Va especialmente bien con la corbata roja.
- Tampoco está mal. ¿De cuántas semanas está embarazada?
Oh, como si no lo supiera.
Qué grave.
Comeremos juntos. Luego Damir vuelve a desaparecer y aparece por la mañana para acompañarme a la clínica. No sé mucho sobre él. No dice nada sobre su vida. No me dice nada sobre su trabajo.
Ha llegado la hora. Salgo de casa, me pongo un vestido cómodo de colores suaves y me dirijo al aparcamiento. Un elegante sedán negro de negocios está allí. Mi patrón está al lado, apoyado en el capó y cruzando los brazos sobre el pecho, fumando. Cuando me ve, apaga rápidamente su cigarrillo. Le hace una señal al guardia, que abre la puerta trasera del coche. Yo entro primero, él me sigue.
Damir me mira con mucha atención. Con esta mirada multifacética, como si no hubiera visto a una mujer en años. Y estoy sentado a su lado sin ropa.
El coche empieza a moverse. La emoción aumenta...
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