Heredero de un multimillonario romance Capítulo 71

Ahora los dos estamos sentados en el balcón después de nuestro sexo matutino y bebiendo una bebida aromática, admirando la hermosa mañana. Antes de eso, nos duchamos juntos, frotándonos la espalda.

Después de ponernos la bata salimos al balcón a tomar un pequeño refrigerio. Los orgasmos quitan mucha energía y despiertan un apetito monstruoso.

Oksana nos trajo una tetera nueva, fruta, bocadillos de caviar y pastel de manzana. Estaba salivando con todas estas delicias.

Tomó un bocado de la tarta y extendió el caviar por encima... tomó un bocado. ¡Dios, es la comida de los dioses! Al verme acalorado, Damir sonrió.

- Bueno, qué se le va a hacer, -murmuré mientras masticaba, -¡es la demanda de los niños, no la mía! Lo siento.

Me sentí como un tonto, pero no pude contenerme. Tenía un antojo de pastel de caviar.

- Come, come. Lo que quieras. No te niegues nada.

Bueno, ahí van mis primeros antojos de comida inusual.

- Quería preguntarte por ese vestido, me acordé. - Es un conjunto impresionante. ¿Vamos a salir? ¿Un restaurante?

Mis ojos se iluminaron.

- No", negó con la cabeza. - No -sacudió la cabeza-, no hay razón. Me ha gustado. Pensé en ti enseguida y lo compré.

Incluso mejor.

Así de fácil, un regalo de un par de millones, sin ninguna razón. Tan típico de los multimillonarios.

- Gracias... Es un verdadero placer.

Damir sonrió. Ahora parece lleno y satisfecho. Más sexy que nunca. Sentado en una postura relajada, con las piernas abiertas, bebiendo té, mirando sus pintorescas posesiones.

Extendió la mano, la estrechó y miró el reloj suizo de oro que llevaba en la muñeca.

- Bueno, me tengo que ir. Voy a llegar tarde a mi reunión.

- ¿Cuándo volverás?

- No tengo ni idea. No te aburras, descansa más y no te preocupes por nada. Hablando de tu hermano, pronto nos pondremos a trabajar en su salud. Buscaré especialistas y buenas clínicas.

Con un beso, da un paso atrás. Oigo algo en la mesa de cristal, con un leve traqueteo, mientras Damir acerca una pequeña tarjeta de plástico de color dorado hacia mí. Es un VIP...

- No te niegues nada.

Con un guiño empresarial, desaparece tras la puerta del balcón.

Lástima, Damir se fue, bueno, me acerqué a la cama en la que estaba el exquisito traje. Lo tomé en mis manos, me lo puse, giré soñadoramente frente al espejo, imaginándome en el baile.

Y entonces pensé...

¿Para qué necesito un vestido tan elegante, si él no me invita a ningún sitio?

Y cada vez que salgo de casa, me hace llevar una mascarilla médica, escudándose en que los lugares públicos están llenos de todo tipo de contagios, y que tengo que cuidarme por mi situación.

Tal vez Damir no quiere ser visto con él.

Tal vez está... ocultando algo de mí.

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