La expresión en el rostro del hermano Si cambió y se paró en seco.
—Hermano Si, son ellos. —Los pandilleros comenzaron a gritar detrás de él cuando vieron que había dejado de caminar—. No tienen ningún respeto por el hermano Si, de no enseñarles una lección ahora, ¿cómo podremos mantener la cabeza en alto en un futuro?
El hermano Si no dijo nada, sacó su teléfono para mirar una foto, volteó a ver a Su Yun y de nuevo a la foto, su expresión cambió por completo.
—Hermano Si, enséñale a esta perra lo que pasa si te ofende.
El hermano Si no respondió y su cara había palidecido un poco, analizó la foto y a Su Yun, tragó saliva y la mano que sostenía el teléfono comenzó a temblar.
—Hermano Si, déjame hacerlo, primero los abofetearé unas cuantas veces.
Los pandilleros tras él se estaban impacientando, se sentían más confiados ya que había más de ellos. El hermano Gou y Su Yun aún permanecían calmados, de hecho, Hermano Gou quería reír. ¿Solo una docena? Antes no podría haber sido capaz de garantizar nada, pero ahora, incluso si otra docena llegara, haría que todos ellos cayeran al suelo.
—Si puedo preguntar… —el hermano Si de repente la miró con cautela y cuestionó—. ¿Tu apellido es Su?
Su Yun se quedó paralizada por un momento, pero luego asintió. En ese momento el hermano Si entendió lo que estaba pasando, respiró profundo.
—Hermano Si, ¿por qué te molestas en hablar con ella? Si quieres jugar con ella, le quitaré toda la ropa y la arrojaré a… ¡Ay!
Antes de que pudiera terminar la frase, se volteó y lo abofeteó con fuerza ¡PAF! Sonó especialmente crujiente.
Los aullidos continuaron, pero el hermano Si seguía transpirando. Su Yun estaba atónita por completo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué golpeaba a su propia gente?
¿Señorita Su? ¿Cuándo se convirtió en la señorita Su?
—Señorita Su, siento mucho no haber vigilado a mis hombres, por favor perdóneme. —El hermano Si se inclinó y puso la sonrisa más educada que pudo—. Les enseñaré una lección a estos punks y me aseguraré de que no se atrevan a ofenderla nunca más.
Su Yun no sabía qué hacer, se giró para mirar al hermano Gou, pero él solo resopló.
—Al menos sabes lo que estás haciendo. Si alguien toca un solo cabello de la cabeza de la señorita Su, hasta tu gran jefe tendría que morir —dijo sin rodeos.
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