MONICA
Que carajos acaba de suceder, eso es lo que me estaba diciendo desde hace como diez minutos, hasta que algo o mejor alguien me saca de mi transe, tocándome mi hombro.
-Me podrías decir qué le dijiste a Regina que después de hablar contigo fue enfurecida a mi y le tiró su bebida a una rubia que estaba conmigo para luego darme una cachetada- dijo Maxwell alterado a lo que yo al escuchar lo ultimo me reí a carcajadas, palmeando su hombro.
-Estuvimos hablando de tu miembro chico, ella se quejo de tu poco rendimiento en la cama a lo que yo me compadecí de ella y le dije que se podía conseguir a alguien mejor a eso, que porque conformarse con peces diminutos pudiendo encontrar un tiburones y más de uno- lo mire de arriba abajo a lo que el solo me miro con burla.
-Eso no decías hace unos años, cuando te tenia abajo de mi mientras tu no podías decir más palabras que pedir más- me guiño un ojo.
-Era una niña inexperta y pura además te veía con amor, cuando una persona está enamorada no te tienes que fiar lo que dicen regularmente mienten por que están idiotizados, pero si no mal recuerdo era del tamaño del pulgar de un bebe recién nacido- dije mostrando mi pulgar mientras lo movía, viendo como se le borra la sonrisa por unos segundos.
- No se puede mentir en lo que se ve a clara vista, pero tienes muy mala memoria ya que te falto contar otros veinte centímetros, te acuerdas la vez que estabas curiosa de cuanto media y tomaste una regla, lo mediste y te dio vein..- puse una mano enfrente de su cara para que no siga, claro que me acuerdo de eso, ¿me arrepiento? pues no, me miro con confianza a sí mismo a lo que yo al no querer hablar más de esto ya que era asqueroso cambie el tema.
- Y bueno señor Wembley ¿le está gustando la fiesta?- le di mi mejor sonrisa.
-No esta mal, es mas me a servido para hacer tratos y lo mas importante para verla denuevo porque déjeme decirle que se ve hermosa esta noche y con el discurso que dio dejo a mas de uno impresionado y a mas de uno duro- Odio al hombre en el que se ha vuelto, solo hablan de sexo sexualisando todo, el antes no era asi, la verdad esta platica no me incomodaba pero no me agradaba, el siguió hablando.
-Es más yo diría que es la más hermosa de esta noche con su aura poderosa y elegante- yo rodé los ojos, palabras de siempre, por eso los hombres guapos solo me acuesto con ellos una vez y al otro dia se olvida, no tienen platica, siempre las mismas palabras.
-Señor déjeme decirle que es un asco coqueteando y más si con la que coquetea ya sabe sus mañas- me senté más derecha.
-Eres muy fría Mónica, veo que ha cambiado en estos años,- yo alce una ceja.
- Los tiempos cambiaron, tu así lo quisiste, sabes, eres un idiota ignorante, me hartaste así que con permiso- dije caminando para irme de ese lugar ya que ya me había hartado, y no podía estar ni un momento mas cerca de el debía de volver a mi casa para pensar, iba a dar otro paso cuando siento que me agarra de la muñeca.
-Esto nunca se va a quedar así dulzura y lo sabes, nuestra historia da para más- me susurró al oído para luego besar mi mejilla, negué con una sonrisa.
-No lo da, nunca lo dio, tu solo me quieres como diversión y siempre me quisiste para eso, y yo no estoy para juegos de niñatos, yo lo que quiero es un hombre y tu no lo das, supéralo, como hace años, no me busques- seguí mi camino a la salida despidiéndome de todos los que encontrándome en el camino y excusándome diciendo que tenía un terrible dolor de cabeza.
Cuando llegue a mi auto con el chofer esperándome, me dirigí a mi casa, en la cual cuando llegue solo me desmaquille para acostarme a pensar en todo lo que paso, lo cual no fue como lo esperaba para nada, sintiéndome abrumada, necesito un buen polvo urgente pienso para luego cerrar los ojos pensando en ir a un lugar el fin de semana a desestresarme.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: incitame a pecar