O C H O
Desearía repetir lo de anoche... fue intenso.
Me levanto con mejor ánimo y decido colocarme un vestido rosa claro y unos zapatos de tacón corrido y dejo mi cabello suelto. Aún tengo mis lentes puestos ya que mis ojos siguen igual y temo ponerme los de contacto.
Voy temprano así que decido ir a desayunar. Y de allí al trabajo.
Llegué y América me esperaba con una sonrisa, como siempre.
—¡Hola!
—Estas preciosa... —me dice.
—Gracias...
—El señor parece que no viene hoy... -me dice
—Si... a esta hora el siempre llega.
—Hola señoritas... —dice entrando el jefe apurado— llego tarde.
—Eso parece...
—Resolviendo un problema... voy hablar con Aaron... —así como llegó salió de su despacho.
—Voy por el café —le digo mientras me voy a la pequeña cocina del piso.
—Voy contigo...
Llegamos y vemos a una de las secretarías con los ojos llorosos.
—Pamela ¿Qué sucede? —le pregunta América a ella.
—Tengo un problema... mi marido quiere quitarme a mis hijos y no tengo dinero para enfrentarlo con un abogado.
Dios por que me pones casos así...
—Tranquila, buscaremos una solución...
—No quiero que mis hijos se vayan con él y su amante... es un imbécil —se queja ella
—Tranquila yo te ayudo —me ofrezco
—¿Cómo?
—Soy abogada... —confieso
—¿Abogada? —dice ambas— ¿que haces trabajando aquí y como asistente?
—Larga historia... que tal sí me explica la situación el sábado y yo les digo luego porqué estoy aquí ¿vale? podemos vernos el sábado y cuadrar todo.
—Te lo agradecería... no se como pagarte.
—Por el dinero no te preocupes, para eso estamos.
Tome mi café y salí con América.
—Abogada... ¿por qué no me dijiste?
—Larga historia... no me gusta esa carrera, me la saqué porque mi familia me presionó, luego me decidí por la ingeniería como siempre quise y por eso me aborrecen... —dije resumiéndo.
—Por eso te enfrentas con el chino... digo, jefe... —yo me río— ya se me está pegando tu mote.
—Las leyes es mi fuerte... estando pequeña la psicologa le dio a mi madre un diagnóstico, según ella tenía un pequeño retraso de aprendizaje, me trataban como bruta por tal, estudié fuerte para demostrar que se equivocan y como me lo propuse lo hice... estudié normal, ejercí mi carrera normal y aún estudio pero no veo ningún retraso. Creo que la retrasada era la psicóloga...
—Quizás lo superaste... era sólo una etapa de tu niñez y la malinterpretaron...
Llegamos y el señor Holmes nos esperaba.
—América puedes llamar al traductor... se ha tardado y los alemanes ya llegaron y no los quiero hacer esperar.
La empresa tiene muchas inversiones a nivel internacional.
—Jefe... el traductor tuvo un problema y va a mandar a un colega... —dice América
—¿Y cuanto tarda? —pregunta él
—De media a una hora...
Él se pasa las manos por su cabellos canosos.
—¿Señor es la reunión para cerrar un negocio?
—Si... es para formar un proyecto en Alemania y no encontramos quien nos traduzca.
—Podría ayudar... no soy experta pero quizás un poquito.
—¿Segura? Mira que es importante.
—Es mejor intentar y no lograr nada que no haber intentado y perder la posibilidad de quizás lograrlo...
Guao me siento poeta...
—Tu ganas —me señala con la mano el ascensor— la reunión es en gerencia...
—¿Encontraste a papá? —entra otra niña y ¡BOOM! Son iguales... mi mirada pasa a una y luego a la otra.
—Son iguales... —balbuceo y ellas se ríen
—Somos gemelas... pero yo soy la mayor —aclara una.
—Sólo por unos minutos... —se queja la otra
—Yo soy Beverley —dice la mayor
—Y yo Berkeley...
—¡Que original..! —abrí mis ojos— ¡muy original..!
—Gracias... —dicen ambos
—Aquí están... —dice una señora de cabellera castaña con ojos azules y tez blanca. Linda
—Mamá, ella trabaja con América... —dice Berkeley
—Muchos gusto.... Venecia —le extiendo la mano
—Soy Shadia... y estas tremenduras son mis hijas —nos reímos
—Son guapas, Dios las bendiga...
—Gracias Venecia.. ¿y mi marido en donde está? —cuestiona
—Debe estar con él chin... el señor Lovecraft. —corrijo a tiempo.
—¡Ay Venecia..! a él no le gusta que lo llamen así... casi se te sale —se ríe la señora.
—Es inevitable... —me defiendo.
—Aaron no es chino... es coreano —lo defiende Beverley
—Buenos voy a buscarlo, quedamos en comer juntos, adiós querida.
—Adiós señora Shadia...
—Nada de señora, sólo Shadia...
Asentí.
Ay chinito..
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