Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 123

No tardó mucho en llegar el coche que reservó Vanesa por Uber.

Apenas se metió, el conductor sonrió,

—¡Qué grandiosa es la villa, suspendida en la ladera.

Vanesa respondió tranquila,

—Vamos.

«Grandiosa pero inaccesible».

En la casa Icaza.

Erika llamó a Santiago y Diana le clavó los ojos. Pero explicó Erika de manera borrosa que Diana se le arrebató del teléfono y le dijo directo el conflicto entre Erika y Vanesa, y que ésta se marchó de furia.

Añadió Diana preocupada,

—Vanesa dijo que iba a desprestigiarte denunciando lo del divorcio y que a partir de ahora, nada relación tiene con nosotros.

Santiago suspiró profundo,

—Ya veo.

Apenas terminó sus palabras, Santiago colgó el teléfono.

Erika preguntó ansiosa,

—¿Qué dijo Santiago? ¿Tiene alguna solución?

—¡Mira lo que has hecho! —gritó enojada Diana.

De pronto se calló Erika recordando en lo que pasó recién.

«No debería hacerle caso, pero en cuanto la vi, no pude contener mi furia. De todas maneras, no dije nada exagerado, eran nada más que unas quejas y burlas. ¿Cómo supe que le importaba tanto?»

Después de una reflexión, Diana llamó a Alexander a quien le contó todo y dijo que tomara cualquier manera que fuera para no llamar la atención de los medios, ni menos que publicaran las noticias escandalosas, para entonces sería difícil tratar del asunto.

Escuchando sus palabras, Alexander se quedó sorprendido,

—¿Cómo han llegado las cosas a tal situación? ¿No hicimos un trato con ella?

Diana sonrió forzosa,

—Pregúntale a tu esposa, que lo protagonizó todo.

Después de escuchar la queja de Diana, Erika se quedó avergonzada.

«No lo quise tampoco, pero ya pasó»

Suspiró Alexander,

—Vale, lo seguiré con atención, y te avisaré cualquier cosa.

En este momento, Vanesa llegó a su casa y borró sin ninguna demora el bloqueo de huellas dactilares de Santiago.

Se fue al baño para ducharse. Hasta que limpió dos veces salió con un nuevo pijama. Se acostó en la cama, con la manta cubierta encima.

Estaba trastornada, o quizás triste.

Escuchó con claridad lo que dijeron Erika y Santiago esta mañana. Aun sabiendo que no la amaba Santiago, se sentía triste cuando le escuchó decirlo por sí mismo. Sus palabras no la dejaron afligida pero desalentada, sí.

La poseyó, no por amor, sino por sexo.

«Es algo frustrante. ¿No?»

En cuanto al conflicto, se produjo, por un lado, por los insultos de Erika, y por otro lado, por su enojo hacia la familia Icaza. Alojándose ahí durante estos días, ya molestó a casi toda la familia Icaza porque quería vengarse de ellos a su manera para compensar los sufrimientos a que se sometió antes. Cuanto recordó más momentos amargos, más enojada se volvió

«¡Que todos me devuelvan el debido respeto! Es solo ojo por ojo».

Pensándolo, Vanesa se quedó dormida sin darse cuenta. De repente sonó el teléfono que la despertó, era la llamada de Santiago.

«¡Un cabrón!»

No le recibió ni tampoco le colgó, lo dejó así sonando una tras otras veces.

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