Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 348

De repente, un hombre se lanzó y apuntó la cabeza de Vanesa con pistola.

—Lo siento, Vanesa —dijo Lidia ansiosa y temblorosa.

Y luego subió el coche de inmediato.

—Ven aquí —dijo el hombre.

Pero Lidia no le hizo caso. Condujo y se fue directamente.

—Joder, esa perra. Debería matarla al principio.

Vanesa se puso muy aturdida.

—¿Qué quieres hacer? Oye, tranquilo. Tengo mucho dinero. Puedo darte pero no me dañes, por favor.

—¿Dónde está tu coche? Llévame

El hombre estaba muy enojado por la traición de Lidia, así que perdió los estribos a Vanesa.

Darío agarró el pelo de Vanesa, maldijo

—Son puta.

Un rato después, ellos entraron en el patio y aparcaba un coche allí.

—Mira, no tengo coche. Pero te he dicho que puedo darte mucho dinero.

—No quiero nada mierda de dinero —el hombre gritó como si ya agotara toda la paciencia. Solo quiero que Santiago, ese bastardo muera enseguida.

¿Santiago?

—¿Qué quieres hacer? Aunque me secuestras, no servirá nada. No tengo nada relación...

De repente, Darío le dio una bofetada muy fuerte, lo que hizo a Vanesa estuviera desmayada.

—Por fin, todo el mundo ya cae en silencio.

Ahora su estado mental no era bueno, en cualquier momento podía volverse loco.

Luego caminó afuera esperando que unos coches pasaran por aquí. Un rato después, una furgoneta se acercó.

Darío levantó su pulga expresando que necesitaba un aventón, así que el conductor se detuvo, pero cuando bajó el coche, Darío golpeó la cabeza del conductor con su pistola, como lo que pensaba, también estaba inconsciente.

Luego lo arrastró desde furgoneta y puso a Vanesa adentro...

Cuando Vanesa recuperó la conciencia, estaba encadenada a un pilar.

Miró alrededor, se veía este lugar como un almacén abandonado.

Un hombre que llevaba una gorra negra con visera se paró delante de ella mientras llamaba por teléfono.

Santiago acababa de regresar al país debido a una viaje de negocios. Cuando estaba en la empresa, sonó el móvil. Era un número desconocido.

—¡Hola, mi buen socio! ¡Cuánto tiempo! —Darío dijo primero

—¿Quién eres? —Santiago respondió en tono frío mientras frunció las cejas.

—¿Ya me olvides tan pronto? Pero no pasa nada, ahora tu mujer está en mis manos.

Santiago se puso atónito.

—¿Vanesa?

—Sí, es ella.

—Imposible, Stefano siempre está a su lado, si ella realmente pasara algo, ese tipo ya me hubiera avisado.

En este momento, el hombre agarró el cabello de Vanesa, esta sintió dolor y gritó

—Santiago, no vengas. Quiere matarte. Vete a llamar a la policía...

El agarre se puso tan fuerte que no pudo continuar sus palabras.

—No la dañes, dime, ¿qué quieres? —Santiago dijo enojado

—Prepara 30 millones euros en efectivo y ven a almacén SH dentro de 30 minutos, recuerdas, ¡ven solo! Si descubro que llamas a la policía, iré al infierno con tu mujer. En el resto de tu vida nunca verás a tu cariño en el resto de tu vida.

Después de terminar de hablar, Darío colgó la llamada.

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