De repente, un hombre se lanzó y apuntó la cabeza de Vanesa con pistola.
—Lo siento, Vanesa —dijo Lidia ansiosa y temblorosa.
Y luego subió el coche de inmediato.
—Ven aquí —dijo el hombre.
Pero Lidia no le hizo caso. Condujo y se fue directamente.
—Joder, esa perra. Debería matarla al principio.
Vanesa se puso muy aturdida.
—¿Qué quieres hacer? Oye, tranquilo. Tengo mucho dinero. Puedo darte pero no me dañes, por favor.
—¿Dónde está tu coche? Llévame
El hombre estaba muy enojado por la traición de Lidia, así que perdió los estribos a Vanesa.
Darío agarró el pelo de Vanesa, maldijo
—Son puta.
Un rato después, ellos entraron en el patio y aparcaba un coche allí.
—Mira, no tengo coche. Pero te he dicho que puedo darte mucho dinero.
—No quiero nada mierda de dinero —el hombre gritó como si ya agotara toda la paciencia. Solo quiero que Santiago, ese bastardo muera enseguida.
¿Santiago?
—¿Qué quieres hacer? Aunque me secuestras, no servirá nada. No tengo nada relación...
De repente, Darío le dio una bofetada muy fuerte, lo que hizo a Vanesa estuviera desmayada.
—Por fin, todo el mundo ya cae en silencio.
Ahora su estado mental no era bueno, en cualquier momento podía volverse loco.
—¿Vanesa?
—Sí, es ella.
—Imposible, Stefano siempre está a su lado, si ella realmente pasara algo, ese tipo ya me hubiera avisado.
En este momento, el hombre agarró el cabello de Vanesa, esta sintió dolor y gritó
—Santiago, no vengas. Quiere matarte. Vete a llamar a la policía...
El agarre se puso tan fuerte que no pudo continuar sus palabras.
—No la dañes, dime, ¿qué quieres? —Santiago dijo enojado
—Prepara 30 millones euros en efectivo y ven a almacén SH dentro de 30 minutos, recuerdas, ¡ven solo! Si descubro que llamas a la policía, iré al infierno con tu mujer. En el resto de tu vida nunca verás a tu cariño en el resto de tu vida.
Después de terminar de hablar, Darío colgó la llamada.
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