En el almacén.
Vanesa no pudo mover en absoluto. Después aquella bofetada, se sintió muy mareada pero todavía luchaba para liberarse.
Obviamente, su lucha no sirvió nada.
Darío se sentó en el suelo, no le hizo nada caso a Vanesa, solo fijó las miradas en la foto que él sostenía en su mano.
Vanesa echó uno vistazo esa foto. En ella, había un niño que estaba sonriendo. Así que Vanesa supuso que ese niño era su hijo.
De repente, Darío dijo primero.
—Mira, es mi hijo, se ve inteligente, ¿no? —dijo sonriendo Darío.
—Siempre toma el primer lugar en el examen. Es mi orgullo.También le prometí que si ganaba el concurso de diseño de modelos lo llevaría al parque de atracciones.
—Pero esa puta, después de saber que quebré, tomé a mi hijo y desapareció sin dejar rastro —de repente sus ojos se pusieron muy aterradores.
—Además, Santiago, hijo de puta. Todo eso debe a él. Si no hubiera jugado trucos y me hizo caer en quebrado, mi hijo todavía estaría a mi lado.
Vanesa se quedó en silencio, no quería provocar a este loco en este momento, después de todo, estaba en sus manos.
—¿Estás muda? ¡¿Por qué no hablas? !
El hombre irritable hizo girar la cabeza de Vanesa fuertemente continuando,
—¡Estoy hablando contigo! ¡¿Por qué no me hablas?! ¡Perra! JAJAJAJAJA. Son perras. No te preocupes, más tarde, voy a enviarte al infierno con tu hombre.
Este hombre se había vuelto en loco por completo.
Vanesa tenía que apaciguar su estado de ánimo por el momento, si no, no sabía qué este loco iba a hacer a Santiago.
—Sí. Tu hijo es simpático también inteligente. Como su padre, tienes muchas cosas que quieres enseñarlo, ¿no? —Vanesa dijo en voz temblosa
Después de escuchar lo que preguntaba, el loco soltó la mano.
—Claro, tenemos muchos planes —respondió emocionado.
Cuando sonó esta pregunta, Vanesa sabía que sus palabras ya habían sacudido a Darío. Según su estado mental terrible, era fácil ser persuadido. Por lo tanto, se apresuró a responder,
—Sí, te lo prometo.
Mirando los ojos firmes de Vanesa, Darío vaciló.
Obviamente, le había olvidado Santiago.
—Vale, pero no sé dónde está mi hijo, puedes ayudarme a buscarlo.
—Claro. Si me dejas ir, serás mi amigo. Por supuesto que te ayudaré.
—Bueno. Si me engañas, juro a Dios que te mataré, a tus amigos y a tus familiares no importa qué tengo que pagar.
Vanesa asintió con la cabeza.
Así que Darío empezó a desatar la cadena que estaba atada a ella. Pero de repente Darío escuchó el sonido de freno.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Atrevido: Amor Retardado