Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 351

De repente, su cabeza se despertó. Y agarró el cuello de Vanesa con una mano y otra sacó la pistola mientras murmuraba,

—¡Maldita sea! Me has engañado otra vez.

Luego dio un golpe a Vanesa.

—Perra, tu hombre ha venido. Es hora de venganza, JAJAJA.

Santiago entró llevando un bolso de dinero. Cuando vio a Vanesa ser golpeada, estaba muy preocupado. Frunció las cejas.

—He llevado venido de acuerdo con tu petición. ¡Suéltala! Ella no tiene nada que ver con esto.

Al escuchar sus palabras, otra vez agarró el pelo de Vanesa, y se acercó a su oído y percibió el perfume de su cuerpo

—¡Qué bien huele!

Y luego extendía la lengua para chupar la cara de Vanesa. Esa mirada dio asco a gente.

Vanesa estaba luchando cerrados los ojos y derramó la lagrima en silencio.

Viéndolo, Santiago apretó el puño fuertemente y gritó ,

—¡Suéltala! De lo contrario...

—¿Qué? ¿Qué quieres hacer? ¿Me pegarás? O... ¿Me matarás?

Tras las palabras, se rio a carcajada.

—Si la dejas ir, no voy a defenderme no importa qué haces.

—No, Santiago ,¿estás loco? Vete, me oyes —Vanesa gritó emocionada.

—Wow, ¡qué conmovido! Bueno, pon el dinero en el suelo y camina adelante.

—Santiago, ¡vete! Sal de aquí, no necesito tu ayuda. Recuerde, tu familia, tu empresa, Diana y Alexander están esperando a que regreses en casa. Somos diferentes, tienes muchísima responsabilidad, pero yo no. Me quedo sola. Fui abandonada al principio. Tu vida es más preciosa que la mía. ¿Entiendes? ¡Sal! ¡date prisa! sal —Vanesa llorando gritó otra vez.

Santiago se quedó en silencio, pero obedecía lo que dijo Darío. Caminó adelante.

Darío levantó el pistola y apuntó a la cabeza de Santiago

—Ya he hecho algo que me dijiste, déjala ir.

Pero Darío no le respondió sino dio una patada en la cabeza. Luego, Santiago se cayó en el suelo. Pero ese loco no dejó su movimiento sino siguió golpearlo. Una y otra vez. Pero cada vez se cayó en el suelo, se levantó. Se podía ver que ahora su boca ya estaba sangrando.

Viéndolo así, Darío estaba muy enojado, así que pistó la mano de Santiago cuando este quería levantase.

Un grito doloroso soñó todo el almacén.

Y Vanesa ya no pudo controlarse y lucharse por toda la fuerza y no paraba de gritar llorando, se sintió tan dolorida y triste, los gritos como si pudiera rasgar el corazón de otros.

Fuera del almacén, Erick ya llegó y también escuchó los gritos de Vanesa. Quería lanzarse, pero no pudo porque no sabía cuántas personas estba adentro, si se entró así, no solo no podía salvar a los dos, sino que empeoraría la situación. Así que escondió a lado de ventana.

Afrontando a una persona tan débil, tal vez Darío se sintiera un poco aburrido.

—Ahora soy vencedor de este juego, solo yo tengo derecho de hacer las reglas. Ahora no quiero que el juego termine tan fácilmente. Es aburrido, ¿no? —dijo Darío.

Entonces, también encadenó a Santiago a lado de Vanesa. Y luego vertió gasolina sobre los cartones inútiles, los andrajos así como el suelo.

—¡Loco! ¡Mierda!¿Sabes qué estás haciendo? —Vanesa gritó

—¿No lo entiendes? Voy a quemar todo, incluidos tu y tu hombre., JAJAJAJA.

En este momento, sonó el móvil de Santiago, era un mensaje.

Darío sacó el mechero, estaba a punto de encender.

Santiago se rio irónicamente de repente

—Si tu hijo puede acompañarnos, ¡nos gustaría mucho irnos al infierno!

Cuando mencionó su hijo, Darío se puso nervioso y tiró el cuello de Santiago.

—¿Qué quieres decir?

—¿Crees que realmente soy un tonto? No hice nada plan antes de verte. Ahora tu hijo está en mi mano. Si esperas que tu cariño muera con nosotros, puedes encender el mechero ahora mismo.

—¡Mentira!¡Ni siquiera yo puedo encontrarlo, ¿tú lo hiciste?

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