Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 86

Erika de verdad no sabía nada de lo que le había ocurrido a Santiago durante el viaje. Además Diana le había dicho con mucha seriedad que no se difundiera nada sobre el divorcio de éste, por lo cual Erika consideró que las consecuencias podrían ser bastante graves si lo contara.

En este momento, el hecho de que Vanesa estuviera muy segura de poder manipularla con esto dio a Erika un tremendo escalofrío. Entonces, Erika se afirmó que se trataba de algo bastante serio.

Ella solía ser superior a Vanesa, pero esta vez sintió humillada por Vanesa. Se sintió muy enojada,

—¡No te atreves!

Vanesa soltó al instante una carcajada burlesaca. Luego, se dirigió al tocador, cogió el frasco de perfume recién comprado, y lo tiró contra la pared directamente , mientras decía,

—Genial. Así que sólo esperamos a ver qué pasa a continuación.

Por suerte, el perfume se estrelló contra la pared detrás en vez de la cara de Erika, aunque solo faltó unos milímetros para romper su cara. El frasco destrozo dejó un sonido bastante agudo por la fuerza de Vanesa. El frasco de perfume se rompió y la habitación se llenó al instante de la fragancia de las flores. Olía a jazmín.

Erika se sobresaltó con la imprudencia de Vanesa. Incluso sintió que el perfume le había salpicado la espalda. Se quedó atónita, incapaz de creer que Vanesa era tan atrevida.

Vanesa se enfrentaba con Erika con mucha calma, sin mostrarle ni un pizca de temor. Le advirtió con un tono amenazador,

—Te juro que tu querido hijo pagará por lo todo lo que haces si insistió en meterte conmigo. Incluso tu hijo tiene que hablarme con una buena actitud. ¿Entiendes?

Estas palabras enfuereció a Erika tanto que casi se cayó. Mientras tanto, una criada se apresuró a sostenerla y le advirtió,

—Señora, si hace demasiado ruido, Señora Diana se enfadará.

Entonces, Erika solo podía contener su rabia en su interior. En todos los años que llevaba en la familia Icaza, nunca le habían faltado al respeto así. A veces, incluso cuando era realmente irrazonable, todos de esta familia le daría un respiro. Pero hoy, esta chica maleducada le había ofendido varias veces. Era bastante humillante para Erika.

Viendo que Erika estaba aprentando los puños, Vanesa no sentía nada de miedo, y mantenía una cara muy seria.

Erika no se dio la vuelta hasta calmarse por un rato, y luego dijo a la criada,

—Vámonos, no soporto quedarme ni un segundo más con los maleducados.

Vanesa le advirtió con una tono muy frío,

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