Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 88

“Vanesa se ha cambiado” Esta frase la criada la había oído decir a Erika al mediodía. En este momento que la miraba más de cerca, la criada también compartía la misma idea.

Vanesa se convertío independiente pero más indiferente e inaccesible. Antes, había sido muy amable, y había tratado a todos muy bien, siempre con su sonrisa hermosa, incluso a los criados, pero ya no. Cuando dijo “gracias” hacía un rato, su voz era ni alta ni baja, sin ninguna emoción. Dejó de ser la misma Vanesa.

La criada salió, cerró la puerta y bajó lentamente las escaleras.

Abajo, Erika estaba quejándose sin duda alguna. Le contaba a Santiago cómo Vanesa la había contradicho y llamado de farol. Además, le dijo que Vanesa estuvo a punto de pelearse con ella.

Santiago no había ninguna reacción hasta que escuchó el final. Frunció el ceño fruncido, y respondió incrédulos,

—¿Te ha pegado?.

Erika se sentía un poco incómoda y le explicó,

—No, no tiene el valor de hacerlo de todas maneras. Simplemente dejó caer el frasco de perfume que compré delante de mí.

Hablando de esto, Erika estaba furiosa. Ese frasco pasó volando tan cerca de su cara, y le habría dado en la cara si hubiera un poquito de desviación.

—Tranquila, sólo se te cayó un perfume, olvídalo. Si te gusta, te compraré otro—dijo Santiago.

Erika exclamó con disgusto,

—¿Sólo un frasco de perfume? Creo que no comprendes lo que he dicho Si hubieras visto su actitud en ese momento, no me habrías dicho eso.

—Santi, este tipo de mujer, ¿para qué la trajiste de vuelta? No me quejé de ese mujer antes porque estabais junto. Pero ahora, ya os divorciasteis. Nuestra familia no la necesita —agregó ella.

—Eso es un poco complicado. Cuando papá vuelva, daré una explicación final a vosotros. Ya que Vanesa tiene que quedar aquí de todos modos, mamá, trátala bien, por favor .

—En realidad tengo claro de lo que le hiciste antes, sólo que no quiero meterme. Sé que eres dura con ella —agregó serio Santiago mirando a Erika .

Erika frunció los labios, avergonzada, y tartamudeó,

—¿Soy dura con ella?

—Su familia es tan pobre y bajo, ya la trata bien. Si en otras familias, tal vez solo la hubieran tratado como una sirvienta. —añadió, muy disgustada.

A Santiago no le gustaba mucho razonar con Erika , y muchas veces ni siquiera su padre Enrique podía hacerlo. Por eso, solo pudo decir,

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