¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 101

El silencio se hace eterno y solo han pasado unos segundos, mi estado de angustia es infinito.

–Claro que sí, hijos – dice mi madre – pueden contar con nuestro apoyo para lo que necesiten y claro que cuentan con nuestra bendición, somos tus padres y pronto tendremos un hijo más en la familia.

Pensé que iba a poner el grito en el cielo, que se enojaría y nos mandaría a la quinta porra, pero es todo lo contrario. Sus palabras hacen que broten lágrimas de mis ojos. Owen las quita de mis mejillas. Llevo la mano a mi boca para que no escuchen mi llanto. Estas hormonas están haciendo estragos desde temprano, entierro la cabeza en el pecho de Owen. Lo mejor fue que me decidí por una llamada y no por una video llamada, eso hubiera sido fatal.

–Estamos muy contentos de que esto esté sucediendo – habla mi padre – se merecen lo mejor del mundo.

Por eso lo amo tanto. Confía ciegamente en mí, es un dechado de virtudes, te sabe escuchar, te aconseja para que veas que está bien y que está mal, en cualquier situación en la que me encuentre. Es un padre amoroso y comprensivo. Mi madre también lo es, pero a su modo. Cada uno me ha dado lo mejor de ellos.

–Hija, sé que he sido un poco intolerante con tu decisión anterior – empieza a decir mamá, espero – lamento haber tomado esa postura.

– No te preocupes mamá – la tranquilizo.

–Sólo vi lo que mis ojos quisieron ver – sigue disculpándose mi madre – ya tu padre me ha contado parte de lo que viviste, no sé porque no me contaste tú.

–Es una historia larga de contar, mamá – Owen aprieta mi mano reconfortándome – no quería preocuparte, cuando puedas hablamos.

–No es necesario hija, yo soy consciente de que eres una adulta y tomas las decisiones que mejor te convengan.

Mi madre me sigue tratando como si todavía fuera su niña pequeña, sé que no lo hace por mal. Soy su única hija. Siempre me ha tratado con guante de porcelana, como si no quisiera que me pasara nada. Es normal en una familia que solo tuvo un hijo.

–Gracias, mami.

Dejo que las lágrimas bajen por mis mejillas. Ya no hay nada que las detengan.

–Estamos esperando a que regresen del crucero para hacer formal el compromiso – les dice Owen – haremos una pequeña fiesta para anunciarlo.

Estoy emocionada, con la noticia del bebé, esto fue fácil, quisiera ver las caras de los futuros abuelos, sé que mamá se pondrá feliz, ya con Justin la escuché en una ocasión hablarle de ello. Sólo que él no estaba preparado para ser padre. Yo creo que nunca lo estará. Muy mal por él y con la mujer que quiera estar a su lado.

–Me parece muy buena idea, hijo – dice papá.

–Ya estamos ansiosos por llegar – se oye emocionada mamá – el crucero ha estado fantástico, pero ya quiero verlos, abrazarlos y llenarlos de besos.

Una semana y estarán con nosotros, sé que pedirán quedarse en mi casa, es lo que diría papá, que los futuros esposo deben tener su espacio, que se vayan conociendo en eso aspecto, no me parece lo justo, más sé que esa es la decisión que tomaran, los conozco demasiado.

–Y yo a ti, mami – digo – a los dos.

Me estaba poniendo nuevamente sentimental. Extrañaba a mis padres, si bien no nos veíamos muy seguido, siempre tratábamos de mantener la comunicación constante entre nosotros y cuando venían pasábamos la mayor parte del tiempo juntos, esta vez no será diferente.

–Bueno, mami y papi, ya nos tenemos que despedir, vamos a ir a casa de los padres de Owen para darles la noticia.

–Tus suegros – me corrige papa – ya les puedes llamar así, y eso va por ti también Owen.

–Muchas gracias, suegro.

Veo su gran sonrisa en su rostro, ya tenemos la bendición de mis padres, falta la de los suyos, que no creo que se opongan. Si estaban fascinados con la noticia del noviazgo, estarán encantados con lo del compromiso, esa parte no me preocupa.

–Que estén bien hijos.

–Hasta luego suegro.

–Gracias, por cuidar de mi niña, Owen.

–Es un placer, suegra.

Es como si hubiera hecho las paces con mi madre, se portó de una manera muy cordial y amorosa con nosotros, una prueba saldada, falta la mejor de las pruebas. La noticia que cambiará el rumbo de nuestras vidas, un nuevo ser a quien guiar, a quien saber levar por el camino del bien,

–Los queremos mucho.

–Y nosotros a ustedes también.

Cuelgo la llamada, nos besamos y quiero que me folle, así literal y rudo. Sin tapujos lo quiero ya. Voy ahondando en el beso, me vuelvo casi carnívora con sus labios. Me gusta su sabor, me excita el movimiento de su lengua contra la mía.

–Fóllame.

Lo tomo por sorpresa, sus ojos abiertos como platos lo dicen todo, me sonreí.

–Ya estamos sobre el tiempo.

–No me importa.

Sonríe, me deja de nuevo en la cama y prosigue a quitar la bata de mi cuerpo. Sé que es muy fácil de convencer cuando siente la misma necesidad que yo. Tengo muchas ganas de montarlo pero sé que no me dejará.

–Esto va a ser rápido.

–Rápido y duro – le pido.

–No, déjame hacerlo a mi manera.

Sé que no va a querer hacerme el amor de la manera que quiero y necesito ahora, se está cuidando de ser salvaje conmigo, como lo era antes de saber del bebé, le tengo que demostrar que no me voy a romper, que sigo siendo la misma Olivia de antes, que solo estoy cargando a su bebé en mi vientre, que no me he vuelto de cristal. Dejo que él tome la iniciativa. Esta vez no va a ser de otra forma, voy a dejar que esta vez sea el que guie el encuentro, a la próxima no dejaré que me trate como si me fuera a romper.

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