Da un beso en mi cuello.
–Hagamos una lista cada quien y las revisamos al regresar a casa.
Excelente idea.
–Me parece perfecto, no he pensado en ningún nombre por el momento.
Lo admito, es de lo último que he pensado, tal vez un nombre para cada sexo, pero estoy segura que solo obtendré de Owen, nombres para niñas, lo conozco y no quitará el dedo del renglón.
–Ya más o menos tengo una lista en mi cabeza de cómo me gustaría que llamáramos a nuestra hija – insiste.
– ¿No vas a contribuir para nombres para chicos? – lo sabía.
–De momento no.
–Dejo que hagas tu lista de nombres para niñas y yo me dedico a hacer la de niños.
–Lista que no vamos a usar en esta ocasión.
–Estás muy seguro de que va a ser niña ¿ya lo viste en tu bola mágica?
–Lo siento en mis entrañas.
Suelto una sonora carcajada, me hace reír con sus ocurrencias, debería ser yo la que lo sienta en mis entrañas, ya que soy la que lleva el bebé en ellas. Pone una cara de pocos amigos logrando que repita mi sonora carcajada.
–También debemos acondicionar la habitación de al lado, podemos mandar a poner una puerta para intercomunicarlas.
Vuelvo a mi estado de seriedad, este hombre, siempre va un paso delante de mí.
–Estás pensando en todo.
–No habíamos tenido esta conversación porque todo ha estado a las carreras.
–Pensé que podríamos poner una cuna y una silla mecedora en esta habitación, no me gustaría estar alejada de mi pequeño.
–Entonces así será.
–Por lo menos hasta que esté más grande y pueda dormir solo o sola.
–Busquemos en las páginas de mueblerías para bebés, veamos los colores y que sean los más cómodos.
–Me gustaría la cuna en color blanco.
–Yo la quiero en rosa, porque va a ser niña.
–Lo que venga está perfecto, solo que pienso que va a ser niño.
–Será una adorable niña igual de bella que su madre.
–O un niño, hermoso como su padre.
No digo nada, solo afirmo con un movimiento de cabeza.
Mi corazón se siente a punto de estallar por todo el amor que siento por este hombre. No me podía imaginar que con él me iba a sentir completa, que ya no tengo más por que buscar, lo encontré a unos pasos de mí, el premio mayor.
–Ustedes son todo mi mundo, podría hacer cualquier cosa por los dos.
Besa mi boca sin urgencia, no es como los otros besos que me quieren devorar, este es amoroso, dulce, me hace sentir lo que dicen sus labios. No tengo que forzar o esperar a que diga las palabras, es un hecho que estamos conectados y tanto él como yo sabemos lo que sentimos el uno por el otro. Tomo su rostro entre mis manos, lo miro de frente. Acaricio sus mejillas.
–Tú eres exactamente lo que pedí, tú eres de lo que están hechos mis sueños y esperanzas, te amo más allá de lo que te puedas imaginar.
–También eres el regalo que he pedido siempre.
Nos besamos tiernamente, como diciéndonos que estamos bien, que esto va a seguir por buen camino, tomados de las manos, nada podrá separarnos, que unidos somos más fuertes, por lo menos es lo que yo pienso, no quiero separarme de él, nunca. Bajamos a la cocina y mis padres nos esperan.
–Tenemos todo listo – dice papá.
–Nena, te preparé el té, tómalo antes de ingerir cualquier alimento.
–Hoy no tuve ningún malestar mamá.
–No hay problema si lo tomas, es para prevenir cualquier inconveniente más adelante.
Tomo un trago del líquido, pasa por mi garganta y se estaciona en el estómago, no hay ninguna reacción y continuo a servirme dos de los panqueques que ha hecho mi madre, le coloco mermelada de piña y queso.
Terminamos el último bocado, ayudamos a colocar los platos en el lavabo, mi madre nos apura y nos preparamos para ir al bufete, nos despedimos de mis padres, ellos el día de hoy lo dedicaran al apartamento, tienen pensado mudarse el próximo fin de semana después de la boda, según mi madre, tenemos que pasar la luna de miel solos, sin que tengamos que estar cuidándonos de ellos. Es risible, porque es lo que hemos estado haciendo, de verdad que mi madre me conoce demasiado. Es algo vergonzoso, saber que ellos lo saben.
Llegamos al edificio y Owen estaciona el auto en su lugar asignado, como es costumbre se baja del auto, lo rodea y abre la puerta para mí, me ayuda a bajar, caminamos hacia nuestros lugares tomados de las manos, son nuestros primero días como futuros esposos, todos pueden ver lo felices que somos. Puedo escuchar una voz en mi interior diciendo que este camino lo vamos a recorrer por mucho tiempo, como amigos, amates y esposos, con nuestro retoños, amándonos cada día más.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Jefe, pronto seremos tres!