¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 120

Con estas palabras mi suegro nos indica que es el turno de decir nuestros votos, no tengo idea de cuáles son los suyos y él tampoco sabe los míos, los vengo ensayando desde hace una semana y sé que él ha hecho lo suyo. Nos ponemos frente a frente tomados de ambas manos. Miro sus ojos color azul intenso y tiene rastros de lágrima en ellos.

‒Yo Olivia Damschroder, te amo. Con estas manos yo sostengo tus anhelos, prometo amarte, respetarte, escucharte y estar a tu lado por toda la eternidad. Te entrego todo de mí en este día, para estar justos por siempre. Me convertiré en la mujer que necesitas que sea, tu amiga, tu amante, la madre de tus hijos. Nuestros mejores días comienzan a partir de hoy. Siempre seré tuya, siempre serás mío y siempre serán nuestros. Con este anillo te pido que seas mi esposo.

Lo miro a los ojos y dice sí con un movimiento de cabeza, mis manos tiemblan al colocarle el anillo. Tomo su mano y beso justo donde quedó el anillo, mi amor, mi esposo.

Ahora es el turno de él en decir sus palabras.

‒Yo Owen Kewlyn, te entrego lo mucho o lo poco que tengo, te tomo para que seas, mi mejor amiga, mi mejor compañera, mi amante, mi esposa y la madre de mis hijos, te respetaré, besaré, todos los días de mi vida, también reiré, lloraré contigo y te amaré, cada día más que ayer, estando a tu lado en las buenas y en las malas. Te tomo a ti porque en el camino que hemos andado, se nos dio la dicha de coincidir, para escribir un sinfín de momentos para compartir y un solo amor para vivir, con un mismo principio. Te amo y con este anillo, te pido que seas mi esposa.

Digo que sí con un movimiento de cabeza. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, toma mi mano y besa el lugar donde pone el anillo. Somos un mar de lágrimas, lo admito, me sorprende la capacidad de saber lo que queremos, buscamos y encontramos en cada uno.

‒Si están de acuerdo con este vínculo, pueden darse su primer beso como marido y mujer.

Siento un pequeño tirón y voy a dar a sus brazos, nos besamos como siempre y como nunca, es nuestro primer beso de casados, es dulce, es tierno y es candente a la vez, quisiera que nunca dejara de besarme. Escuchamos un llamado de parte de su padre.

‒Chicos.

Nos miramos con complicidad. Las actas son colocadas al frente nuestro y comenzamos a firmar, Jillie y Gabriel también lo hacen y por ultimo firma su padre y pone el sello.

Mi madre se lleva la mano a la boca y sus lágrimas empiezan a bajar por sus mejillas, mi suegra está en las mismas condiciones y no se diga de nuestros respectivos padres, todos son un mar de lágrimas. El primero en acercarse el Jeremy. Abraza a su hermano y luego a mí. Espero que mis hijos sean así de unidos. Son tan iguales y la vez tan diferentes.

‒ ¿Son tres? ‒ grita Jillie, haciendo que los que no entendían ahora sepan de qué se trata, corre para subir al entarimado donde nos encontramos.

Owen y yo afirmamos con nuestras cabezas, nuestros demás familiares y amigos comienzan a aplaudir. Se escuchan los gritos de ánimo, las advertencias y un sinfín de comentarios graciosos de todo lo que nos espera. Somos dichosos al tener a las personas que tanto nos importan a nuestro alrededor, que están presenciando el comienzo de nuestro para siempre y somos aún más dichosos teniéndonos el uno al lado del otro.

No todas las relaciones deben ser sufridas y dolidas, algunas pueden pasar por muchas dificultades y momentos difíciles, no tienen que hacer que te rompan el corazón o que derrames lágrimas de sangre. Algunas pueden llegar a fortalecerse y ser indestructibles y otras simplemente no pasan la prueba. Pero no necesariamente tienes que sufrir para saber que te están amando y tu amar con la misma intensidad.

¿Fin?.

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