No había entendido porqué mi hermana llevándose las manos a la boca, intercambió miradas con Olivia, como si se enviaran una señal. De inmediato se levantaron de sus sillas corriendo hacia su habitación cerrando la puerta, mi madre socorriendo a papá en lo que se recuperaba de la crisis estomacal, Jeremy no dejaba de tronarse los dedos y pasearse de un lado para otro. Una cena que parecía marchar a pasos normales, se había sumido de repente en un pequeño caos.
‒ ¿Y sí es cierto, que el bebé que está esperando Mirelle, es mi hijo? ¿Seré tan tonto para no haberme dado cuenta? ¿Y si, sí sucedió?, no puedo pensar.
Creo que está hurgando en su cerebro por si de casualidad el evento si ocurrió; ponerlo en duda, también me hace pensar a mí que pudo haber sido cierto. Que el tonto no estaba seguro de lo que de verdad había pasado.
‒ Si es tu hijo, hay que afrontar las consecuencias, Jeremy ‒ Gabriel señala lo obvio ‒ no podemos esperar a que presente una demanda por paternidad responsable, acuerdos, custodia, manutenciones, eso constituiría un escándalo público y a mis suegro no creo que les gustaría estar en esa situación.
Está en lo cierto, estoy de acuerdo, es muy buen punto, como mi colega sabe que muchos de esos casos terminan en los tribunales bastante aparatosos, pero con los documentos que tengo y si se hace la prueba, podemos descartarlo, es cuestión de que acepte, no ponga trabas y nos deje llegar hasta las últimas. Esto se tiene que resolver en el menor tiempo posible.
‒ No podemos estar plenamente seguros de eso hasta que nos permita realizarle una prueba de ADN ‒ trato de calmar la situación ‒ eso nos tomara unos diez días entre la toma de muestras y el resultado, los laboratorios están disponibles para cuando sea el día.
‒ Papá tiene los síntomas de embarazo como dice mamá ¿y si es cuestión de un tipo de conexión familiar? ‒ dice Jeremy con angustia.
Parece que no hubiera escuchado nada de lo que dije. Por otro lado estaba tan inmerso en el otro tema que pasé por alto lo que nos dijo mamá, si ellas está muy segura de que solo le pasaba cuando estuvo embarazada, será una señal de que pronto habrá un bebé en la casa, de quién, no estábamos plenamente seguros. Como lo conectados que estamos Jeremy lanza esta nueva premisa.
‒ ¿Y si es Jillie la que está embarazada? También se levantó muy apresurada, así como si fue a vomitar o a hacer no sé qué-Jeremy busca desesperadamente a quien echarle la culpa.
‒ ¿Gabriel, tu sabes algo de eso? ‒miro a mi amigo, pero lo encuentro con un semblante muy relajado. Niega con la cabeza.
‒ Tu hermana ha estado rara estos días, me dijo que hoy íbamos a hablar algo serio, ya me lo hubiera dicho, me supuse que de la boda, no me ha dicho nada de estar embarazada‒se acomoda en la silla y se cruza de brazos ‒ Pero si está embarazada no hay problema; ya sé que lo habíamos hablado e íbamos a esperar por lo menos dos años, pero si viene en camino, no podemos hacer nada para impedirlo.
No le veo el problema, pero para que guardarse información tan valiosa, si está embarazada quien se va a oponer, nadie, aquí los bebés son bien recibidos. Mis padres estarían encantados.
‒ No me quiero casar‒dice Jeremy‒es rotundo, papá querrá que nos casemos y yo a Mirelle, no la conozco como para aventurarme a vivir con ella. O formar una familia con ella. Ni siquiera somos amigos.
‒ ¡Vamos, acabas de saber de esta mujer y le crees más a ella que a mí! ¿Ahora el acusado soy yo? No sabía que ya se habían cambiado los papeles ¿Ahora el villano soy yo?
‒ Tampoco vamos a llegar hasta los tribunales y resulte que sí eres el padre. Ya dinos la verdad ¿tienes miedo de afrontar tu paternidad?
Gabriel parece que estuviera interrogando a un delincuente, acosándolo para llevarlo al límite y así admita la verdad, no quita el dedo de la llaga. Ver el rostro de mi hermano es fácil de leer y lo que veo en él es confusión. Observa a Gabriel con los ojos entrecerrados, está a punto de explotar. Se detiene en seco en su camino.
‒ Veamos, ¿cómo quieres que te explique? ¡Ya te dije que no la conozco! ¡Apenas sé su nombre!, no hablamos, no nos besamos y mucho menos tuvimos sexo.
Jeremy enumera con sus dedos cada aclaración, por lo consiguiente denota lo mucho que está enojado, su ceño fruncido lo dice todo. No puedo permitir que esto se vuelva un circo y todos estemos en contra de todos, por salud mental debemos calmarnos y tomar el camino correcto. Todo en la vida tiene solución.
‒ Tenemos que hablar con nuestros padres, mañana tendré respuestas definitivas de los agentes de París, el documento está debidamente redactado, solo falta la realización de la prueba, de un momento a otro podemos esclarecer los hechos, pero si por alguna razón, resulta cierto no te tengo que decir lo que es lo vas a hacer-miro directamente a los ojos de mi hermano.
‒ Casarme no, casarme no ‒ repite Jeremy como invocando un mantra ‒ por más que lo insinúen y parezca la ruta más razonable, no estoy interesado en esa mujer. Debe haber una solución a todo este enredo. .
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