¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 47

‒Ser padres siempre va a ser difícil, nadie está preparado, aun cuando lo hayan planeado, lo sabes ‒ es bien sabido que nadie ha nacido preparado para ello ‒ vas a tener brazos de sobra, los de tus padres, tus suegros, tus hermanos, cuñados y yo, tienes de donde escoger.

‒No es lo mismo cuando ya tienes a tu bebé en brazos, muchos se pondrán a decir que es mi responsabilidad y claro que es mi responsabilidad, es mi obligación cuidar de este bebé.

Tiene razón mucha gente te puede ofrecer la ayuda incondicional pero muchas otras pueden alegar que no pueden hacerse cargo de un bebé, no porque no puedan, llegado el momento le pueden sacar al compromiso, cuidar a un bebé es un compromiso muy importante, estar a tu cuidado al cien por ciento, va a depender de ti, es cuando te das cuenta de la importancia de traer a un bebé al mundo.

‒ ¿Recuerdas que hace tiempo atrás te dije, que tus hijos pueden llegar a ser mis hijos? Puedes contar conmigo siempre que sea necesario. Los tíos son los segundos padres, es una ley que debería regir y no por obligación.

‒Eres tan considerada, pero yo no voy a obligar a nadie a que cuide a mi bebé, aun cuando todos me den la espalda, yo tengo dos brazos, uno para sostenerlo y otro para hacer el trabajo de dos padres, si llegara a darse el caso.

Esa parte me gusta de ella, que no se deja derrumbar, no la puedo dejar caer si se le viene el mundo encima, si llegara a estar sola, ahí estoy para ella. Es mi mejor amiga, mi hermana.

‒Esa es mi chica, pero nadie te va a dar la espalda, sé que es inapropiado decir no te preocupes, porque ya lo estás, solo que, con alterarte no ganas nada, todavía no tienes los resultados y mira cómo estás.

‒Tienes razón, Livy, que gano con hacer este drama que tiene solución, nadie se va a morir si traigo un hijo al mundo.

‒Los hijos pueden llegar a ser los mejores compañeros de vida, mis padres siempre me lo dicen, que somos los compañeros fieles el tiempo que sea necesario. Luego me dicen, ya que te cases te olvidas de nosotros, pero espero que eso no llegue a suceder.

Se recorre en la cama y hace un gesto para que me acueste a su lado, la rodeo con el brazo y corresponde al gesto. Juntamos nuestras cabezas. Estamos entrando a un tema que a veces no quiero tocar. Porque me duele, me pesa y me entristece que no se llevara a cabo. Que no se le dio la oportunidad. Que por más que lo hubiera querido no pasaba a mayores. Ni siquiera hubo la posibilidad de irnos a vivir juntos, siempre poniendo trabas.

‒No entiendo como Justin nunca quiso hablar de hijos, serías una excelente mamá.

Claro que lo sería, teniendo una mamá como la mía, cariñosa, consentidora, malcriadora, lástima que solo me tuvo a mí, a ella le hubiera gustado tener por lo menos tres hijos, yo recibí todo ese amor. Adoro a mi madre, está siempre para cuando la he necesitado, en las buenas y en las malas. Toda la familia de parte de mi padre era numerosa, mis demás tíos con cuatro y cinco hijos, y esos hijos ya les habían dado nietos, pero mis padres nunca se desanimaron, estaban contentos de que se les haya premiado con una hija, su milagro y esperaban que su milagro le pudiera dar los nietos que tanto pedían.

‒Si no quería hablar de matrimonio, mucho menos de hijos. Era un tema que no se le podía ni insinuar.

Ahora me está viendo con tristeza y era lo último que quería. Pero el tema salió a relucir sin esperarlo, era algo que tenía que sanar y que al hablar de ello no me causara dolor, dolor que alguna vez podría llegar a dejar de sentir. Añoraba tener mis propios hijos, porque eran una pequeña parte de ti, una vida, un mundo minúsculo mitad tuya, mitad de la persona que amas o de la persona que te ayudó a construirla.

‒ ¿Tu siempre has querido tener hijos?

‒Siempre, los adoraría con locura, tener a esas cositas frágiles en mis manos, ver sus tiernas caritas al tomarlos en brazos, hacerles cosquillas en los pies, besar sus manitos regordetas, comprarles helados, llevarlos al parque. Infinidad de actividades que haría con ellos.

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