Primero Jeremy y ahora Jillie. Gabriel busca estar sentado al lado de mi hermana, le toma la mano y se la besa en repetidas ocasiones, tiene una cara de satisfacción, como lo dijo antes si ya está el bebé en camino no hay problema.
‒ ¿Estás embarazada? ‒ pregunta Gabriel con emoción en la voz ‒ ¿Vamos a tener un bebé? ¿Vamos a tener a un pequeño Gabrielito o a una pequeña Jillie?
Jillie se queda muda por espacio de dos segundos, la indecisión se le nota en el rostro, lo mira a los ojos y niega. Estamos confundidos, está o no está embarazada.
‒No, pero mañana tengo cita con mi ginecóloga.
El cuerpo de Gabriel se pone rígido y su cara adquiere un rictus de perplejidad ¿Acaso mi hermana está cuerda?
‒ ¿Estás o no embarazada, hija? ‒mamá comienza desesperarse, ella no está feliz con lo que ha dicho Jillie‒explícate por favor.
A veces conversar con mi hermana te puede ocasionas eso, te desespera a tal punto que no quieres que continúe hablando. Muerde su dedo índice. Es algo que hace cuando sabe que se ha metido en problemas. Jillie nunca dejará de sorprendernos, armar un lio sin tener nada en concreto. Eso no era de sabios.
‒No lo sé.
‒ ¿Si no lo sabes, cómo dices que va a haber un bebé?
‒Es que he tenido todos los síntomas de un embarazo.
Me siento como en una película de humor o como en un torneo de ping pong, repartiendo mi atención entre dos jugados, Jillie parlotea sin sentido sobre los síntomas que ha tenido, mareos, náuseas, hasta antojos ha tenido, si mal no entiendo, es normal en las mujeres sentir dichos malestares previos a su periodo, no es que sea un experto en el tema, pero con dos mujeres en la familia ha sido suficiente para oír todo tipo de historias relacionadas con su estados de ánimo y otros malestares, incluidos los anteriores mencionados.
‒Tener síntomas no quiere decir que estés embarazada ‒ interviene mamá ‒ si mal no recuerdo es algo que ya te ha pasado.
Entre las dos alguien tiene que ser racional y me temo que Jillie no lo es, no está feliz con lo que se ha armado, es bien conocida por no tomar las mejore decisiones y comunicar algo como esto, no ha sido una de ellas.
‒Yo se lo dije, además ya se hizo dos pruebas y salieron negativas‒habla Olivia por primera vez desde que salieron de la habitación‒no quiere entender que si salen negativas es que no está embarazada.
‒Explícame eso Jillian ¿ya fuiste con un doctor para que te revisara? ¿Ya te hicieron estudios? ¿Ya te entregaron resultados?
‒No mamá, mañana tengo la cita.
Volvemos al mismo caos de hace un cuarto de hora y para rematar les tenemos que contar lo de Jeremy y se pondrá peor la cosa. En tremendo lio nos encontramos y eso que papá no se ha enterado. Es mejor dejar todo aclarado de una vez por todas, el caso de mi hermana mañana será solucionado, pero el de Jeremy tomará varios días poner todo en orden.
‒Asumo que comprendes que no era lo correcto, que tenías que esperar hasta estar segura.
‒Lo sé mamá, pero me ganó la desesperación.
‒Pero no me dijiste nada. Que mensaje les das a tus padres y a tus hermanos de mí con respecto a eso.
‒Ya te había dicho que hoy tenía algo que contar.
‒Pensaran que soy un desagradecido, dejando a su hija embarazada huyendo antes de la boda.
‒Pero eso no va a pasar.
‒Dímelo tú, porque eso es lo has dado a entender‒ahora Gabriel parece que está enojado, ya no la toma de la mano como hace un rato‒me dejas como el malo de la película ¿acaso lo soy?
No está dando su brazo a torcer, las palabras de Gabriel suenan bastante acusatorias, la verdad me sentiría igual que él, sé que hay hombres que ante la palabra embarazo se enojan acusan y levantan el vuelo, yo al contrario si fuera a ser padre, me sentiría en la gloria. Embarazos no deseados ocurren a diario, pero para mí no sería eso, no podría llamar no deseado a un hijo mío viniendo de cualquier mujer, era mi sangre, sino se me dio la oportunidad, tal vez Olivia sea la indicada. Jamás me enojaría con ella si eso llegara a pasar. Es cuestión de dos. Hago mi mayor esfuerzo para no besarla como un demente delante de todos. Porque me emociona siquiera imaginármelo.
‒Lo lamento.
Viendo la situación desde el punto vista de Jillie, sentir toda la responsabilidad te puede llevar contra las cuerdas, no estar plenamente segura de contar con tu pareja, con tus familiares e incluso amigos.
‒No es bonito saber que la gente piense eso de ti. No me parece justo que llegaras a pensarlo..
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Jefe, pronto seremos tres!