¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 49

Pasan algunos minutos y escucho un balbuceo salir de los labios de Jillie, pero no dice nada, como si no encontrara las palabras para expresarse.

‒No lo volveré a hacer.

‒ ¿Y si resultabas embarazada que pensabas hacer?

‒ ¿Cómo?

‒Sí, no sé, ya tenías algún plan o se te iba a ocurrir decir otra barbaridad como todo lo que has dicho hasta ahora ‒ reclama Gabriel.

‒No quiero que te pongas pesado y me regañes delante de todos.

‒Está bien, vamos a calmarnos.

Sonreí porque nunca había presenciado una discusión de mi hermana con su novio, no es que fuera chismoso, pero me parecía gracioso, ya que parecía que el padre le estuviera llamando la atención a su hija. Nunca me había esperado a Jillie en un papel tan sumisa, con lo demandante y autoritaria que es; me imagino que con los demás. Gabriel es su aplacador por lo que veo.

Mamá baja de la habitación seguida del doctor Priest.

‒Hola chicos‒saluda el doctor.

‒Hola doctor Priest ¿cómo encontró a papá?‒pregunto.

‒Su padre está pasando por una crisis gástrica que se puede convertir en ulcera sino lleva el tratamiento adecuado o al pie de la letra‒nos indica el doctor‒le traje parte del tratamiento por el día de hoy ya mañana se debe adquirir el resto.

‒Muchas gracias doctor.

‒Por nada, solo debe seguir todo al pie de la letra, aquí Julia tiene todas las indicaciones precisas‒se despide de mamá con un beso en la mejilla‒hasta luego chicos.

‒Hasta luego‒nos despedimos todos.

Es acompañado hasta la puerta por mamá y no dura ni cinco minutos al regresar donde estamos todos, se sienta al frente de una muy asustada Jillie, no es para menos,

‒Ahora sí veamos cómo está el asunto, Peter viene en diez minutos en lo que le hace efecto el medicamento, ya más o menos sabe de lo tuyo, Jillian, lo esencial, que hay una probabilidad, pero lo más probable es que no, solo esperamos la otra noticia, eso sí, esperemos que no sean malos augurios.

‒Owen les explicara todo-interfiere Jeremy‒no tengo cabeza para decir dos cosas coherentes en estos momentos.

‒Me parece bien, pasemos a casa por una muda de ropa para mañana, así me quedo con más tranquilidad y no correr de madrugada a buscarla, no pretendo ir a trabajar con esta ropa.

‒Vamos entonces‒me atrevo a sugerirle‒porque no tomas varias mudas y te quedas el resto de la semana.

Llegamos a su casa en el menor tiempo que pude, estaba desesperado por llegar a la mía, ni me acordaba de la conversación que tuvimos en el auto, no fue por falta de atención, me quería concentrar en el camino, la voz de Olivia conseguía desconcentrarme con facilidad. Le tomaba de la mano y la apretaba con fuerza, quería trasmitirle el estado en el que me encontraba.

Llegamos a casa y no esperé a que llegáramos a la habitación, la necesitaba con desesperación, me adueñé de su boca como un poseso, hago que se enreden nuestras lenguas en un sinuoso vals. Nos separamos apenas pudiendo respirar, pegamos nuestras frente mirándonos fijamente, su boca muestra una leve sonrisa.

‒Ahora si estoy lista para el postre.

‒Pensé que tú ibas a ser mi postre.

Me gusta como es, va directo a lo que quiere.

‒Te quiero dentro de mí.

‒No más de lo que yo quiero estar dentro de ti..

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