¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 62

No sé qué se esperaba, pero definitivamente no era eso. Abre el sobre con un poco de brusquedad, saca la hoja y lee cada palabra, con una sonrisa en los labios vuelve a meterlo en el sobre, guardándolo en su bolso, levanta su cabeza enfocándome de frente sin quitar su sonrisa de los labios, veía que la situación le parecía divertida, lástima que no iba a tener tiempo de disfrutar de la diversión. Tenía un día para presentarse en el juzgado, de no ser así, ya estaba dictaminada una orden de arresto, sin derecho a fianza.

–Un citatorio, una orden de alejamiento y una contrademanda – aclaro sacando del maletín un folder.

Extiendo los documentos sin mayor preámbulo sobre la mesa y coloco un bolígrafo arriba de ellos, los toma y comienza a hojearlos mirando todo con fastidio, como si no le importaran las acusaciones que allí se encuentran, su semblante cambia a uno no tan enojado, no esperaba todo lo que se encuentra en el documento. Hay un resumen detallado de su vida, estudios y los altercados en su mayoría de índole amoroso. También la confabulación de uno de sus familiares y de una amiga embarazada, que trabajan en la clínica que contrató para que salieran positivos los estudios de embarazo con las fotos del ultrasonido, la investigación que se está llevando a cabo para ver si no ha intervenido en otros estudios. Mucha gente involucrada en el caso, que puede llevarlos a muchos años a la cárcel por confabulación y manipulación de documentos legales.

– ¿Si sabes que esto es chantaje verdad? – Habla con los dientes apretados, cruza los brazos.

¿Ahora no te ríes, verdad?

– ¿Es chantaje, porque no lo estás haciendo tú? – le digo con suficiencia – yo prefiero llamarlo, protección anticipada.

Era mejor conocer a tu enemigo antes de enfrentártele, los investigadores habían hecho lo suyo en un tiempo record y los resultados fueron los esperados, hasta podría decir que muchísimo más. Y además había una cantidad razonable de personas dispuestas a declaran en su contra, le había causado daño a mucha gente. Deja caer los papeles en la superficie blanca de la mesa de forma brusca.

–Ustedes no necesitan el dinero – su voz no sale muy amable que digamos, hay humedad en sus ojos.

–Tu tampoco, pero de igual forma era el que estabas pidiendo por daño moral y personal.

No quita los ojos de mí, cree que con sus lágrimas se puede salir con la suya, en un intento de rescatar su plan fallido.

–Soy la madre de tu sobrino – trata de convencer, sus ojos se tornan rojos.

–En primer lugar, no estás embarazada, en segundo lugar, no es la primera vez que utilizas las mismas artimañas para embaucar a un hombre, tenemos todas las pruebas, las llamadas de atención que te han hecho, lee bien los documentos, si no te ha quedado claro de que va todo esto.

A pesar de mis palabras bruscas, no se amedrentó, me lanzó una mirada feroz, cargada de bastante odio, a los ojos de cualquiera que no la conociera se dejaría engañar por su aspecto frágil, se acomodó de tal manera quedando lo más alejada posible del manojo de hojas, no hace el intento por volver a tomar los documentos.

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