¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 66

Me levanto y pongo mis manos en sus muslos, los separo y entro en el espacio que han dejado sus piernas. Me pego a su pecho y lo abrazo, lo que hace que esté pegada a él, ese simple contacto me excita, queriendo desnudarlo y que me suba a la mesa de la cocina, rasque mis bragas y me tome a lo bestia, con este tipo de pensamientos estoy prácticamente todo el día, soy como una ninfómana insaciable, me desconozco, así que también roso mi nariz en su cuello, lo oigo gruñir.

–Es un ogro.

Sus manos se deslizan alrededor de mi cintura, acaricia de arriba abajo la espalda, provocando el tsunami de electrizantes descargas, me hace ronronear como una pequeña gatita en busca de su tacto. Muerdo su oreja, el ambiente se está tornándose para más, candente y ligero, como si el tiempo se acompasara para brindarnos el momento.

–Verde y mal geniado.

Tomo su boca cual poseída. No ejerce ninguna presión, estoy segura que lo que no quiere es verse forzado a hacer las cosas rápido. No estaría mal, pero no lo quiero presionar, muchas veces bajo presión no salen bien las cosas, voy bajando la intensidad y quedamos con las frentes pegadas, da dos besos cortos, no quiero que termine nunca.

–Vamos, nena, no podemos llegar tarde – dice renuente a terminar el contacto.

–Como ordene, jefe.

–No queremos que el ogro te castigue por llegar tarde.

Tengo que atesorar cada momento con Owen, el día de hoy es mi último día con él, regresaré a casa después del trabajo, no puedo dejar por mucho tiempo olvidada mi casa, también tengo que hablar con mis padres, contarles lo que me está pasando y pasar de una vez la página con Justin. Me molesta que siga estando presente.

Toma el bolso y no dice nada, no presenta ningún síntoma de inconformidad, más estoy segura que no quiere que me vaya, pero en eso habíamos quedado, solo serían dos días, no quiero estar invadiendo su espacio, no incomodarme yo tampoco, más adelante lo podríamos hablar, pero no hoy.

Uno tras otro llegan los citados al despacho, contesto llamadas y acomodo a los próximos en la agenda, de tantas llamadas se me había pasado la llamada a mis padres, ya deben estar en el barco, no tengo respuesta en el primer intento, espero a que sean las cuatro de la tarde y por fin contesta papá.

–Hola, pequeña, no escuchamos tu anterior llamada.

–Hola, papi, no te preocupes, quería hablar antes de que zarparan.

–Tu madre está tan emocionada, estaba muy atenta a las indicaciones que decidió dejar el teléfono sin sonido, porque no se quería perder nada de la bienvenida.

Mi madre absorbe toda la información como esponja, luego no se le olvida nada a la hora de organizar los eventos, si quieres una buena reseña de cualquier cosa que haya estado en contacto con ella, es la mejor. Una película, un libro, incluso una ida a cualquier museo.

–Me alegro que desde ya la estén pasando bien.

–Tu madre parece una niña con un juguete nuevo.

Mi madre, es de las que están a la expectativa de cualquier movimiento, no se puede quedar quieta.

–Les llamo también, porque necesito hablar algo muy importante con ustedes.

–En un momento cielo, tu madre está guardando las cosas, ya voy por ella.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Jefe, pronto seremos tres!