¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 89

Me sorprende el poder de la mente humana. Cuando decretas algo con mucha fe, se te concede. No estoy exagerando cuando digo que si deseas algo poniendo toda tu fe en ello se te cumple.

– ¿Traes ropa para quedarte en la mía?

–Sí y así aprovechamos y solo usamos uno de los autos.

–Yo también traigo ropa en el maletero.

Vaya, al perecer estamos conectados, más bien es predecible que necesitemos estar conectados y me gusta que pensemos en la comodidad de cada uno.

–Estamos pensando de igual manera, eso me interesa.

–Ahora solo falta decidir en donde nos quedaremos.

–Yo voto porque te quedes en mi casa.

Cada quien está más cómodo en su propio territorio, porque lo comprendo perfectamente. También me gustaría que se quedara en la mía. Es un lugar pequeño, pero cavemos los dos perfectamente.

–Está bien, esta vez será en tu casa.

Entra saludando una persona encargada de la limpieza, le regresamos el saludo y se lleva los envases vacíos, limpia la mesa dejando todo reluciente. Nos concentramos expresamente en uno de los dos casos más importantes.

Está vez han quedado dos asuntos sin resolver, volvemos a retomar los casos y los desglosamos al máximo, tenemos de donde sacar provecho para que la separación de bienes sean equitativas, los dos implicados construyeron la empresa a partes iguales, pero el esposo quiere por lo menos el setenta y cinco por ciento, dejando a la mujer con tres hijos, con el veinticinco por ciento, pero las cláusulas de sus bienes mancomunados hace constar que cada hijo recibiría un veinte por ciento de las acciones al cumplir la mayoría de edad, siendo la madre la albacea de todos los recursos recaudados en los veinticinco años que ha durado el matrimonio.

Este será un juicio complicado, pero llevamos todas las de ganar. Llegado la hora e termino de labores, cada quien se conduce a su respectivo auto y conducimos a su casa, saco del maletero el bolso y Owen me lo quita de las manos y lo lleva él. Pasamos una noche espectacular, cuando nuestros cuerpos entran en contacto, se genera combustión espontánea, somos tal para cual. Pero esta vez sí nos dormimos temprano, tal cual lo prometimos, no quisiéramos bajarle la intensidad, pero el cuerpo también necesita su descanso continuo.

Olivia Damschroder (martes)

Ayer no tuve tiempo de concertar la cita que tenía pendiente, pero de hoy no pasa. Tengo que hacer la cita con la ginecóloga. La Dra. Maxwell es una señora de unos cincuenta años, es pediatra y gineco obstetra, todo en uno, a su consulta van desde bebés hasta madres a punto de traer al mundo a sus retoños, es muy buena en su trabajo y te explica a detalle los pros y los contras de cada tratamiento para la planeación familiar, es como un tipo de biblioteca de medicina andante, le puedes consultar cualquier duda que tengas.

–Buenos días, Consultorio de la Dra. Alice Maxwell, habla Janice Cramer ¿en qué le podemos servir?

–Buenos días, Janice, soy Olivia Damschroder, el motivo de mi llamada es para ver si tienen un espacio disponible para el viernes, para una consulta.

–Déjeme y lo checo.

Escucho que teclea en su computadora y espero a ver qué resultados me tiene, espero que si tengan ya que llamo con muy poco tiempo de antelación, de ser posible me iré con otra ginecóloga o ginecólogo disponible, no debo dejar pasar más tiempo. Por lo regular no suelo ser tan olvidadiza. Si no me queda de otra buscaré otras opciones. La prevención no está de más.

–La Dra. Maxwell, tiene dos espacios disponibles para el viernes - me dice muy amablemente, Janice - uno a primera hora, a las ocho a.m., y el otro a las doce p.m., ¿Cuál de los dos le conviene más?

–El de las ocho a.m. me parece perfecto.

Brinco de alegría, estaba rezando para que por lo menos me pudiera atender aunque fuera la última consulta y me salva el día con ser la primera en la lista. Más que conveniente, me queda como anillo al dedo.

–Las recomendaciones es que debe venir en ayuno, por cualquier prueba que se le tenga que realizar.

–Muchas gracias.

–De nada, es un placer atenderla.

Cuelgo y me quedo más tranquila, no debo dejar pasar más tiempo, quizás me parezca apresurado pero no nos puede sorprender un embarazo no deseado, aunque más bien sería no planeado, no tendría problemas con aceptar mi responsabilidad del asunto, solo espero que la otra parte tome la misma decisión. Porque un hijo aunque no sea planeado debe ser deseado por ambas partes.

–El viernes, voy a llegar un poco tarde, tengo consulta con el doctor.

No sé por qué no me sale decirle que es con la ginecóloga. Ta vez no quiera tener bebés por el momento y esperar un poco más o de plano ya no debe querer por lo que le pasó con su novia anterior. Me ve con un tanto de preocupación.

– ¿Todo bien?

–Así es. Son chequeos de rutina - lo calmo por el momento - también le haré saber lo que paso con lo de la migraña.

–Me parece perfecto.

Entramos en la rutina de los dos siguientes días, para el jueves llevamos los casos al juzgando, saliendo victoriosos en dos de ellos, los demás estaban programados para la siguiente semana, se tenían que recabarse más pruebas para que todo saliera bien, los recesos en los juzgados nos daban el debido tiempo para aclaraciones y nuevas pruebas que pudiéramos incluir.

El jueves nos tocó ir a mi casa, para ir por los documentos que allá tenía de la clínica, el carnet para que me anotaran la cita del viernes y las subsecuentes. Se quedó esperándome en el auto, yo sabía dónde estaban los documentos que necesitaba, aunque le dije que podía subir, me aseguró que no tenía problema alguno es esperar. Le tomé la palabra y entré a mi olvidada vivienda.

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