La Dama de los Sueños Dorados romance Capítulo 160

Anabel sintió como si un rayo le hubiera partido la cabeza, levantó la mirada incrédula y preguntó: "¿Qué dijiste?"

Verónica, con un rostro lleno de desprecio, pensaba que si Inés se atrevía a salpicarle bebida, tendría que pagar el precio.

Esa noche, no solo quería acabar con el prestigio de Ariana, sino también exponer la relación entre Inés y Ángel, pero temía ofender a los Torres, por lo que la tarea de difundir el chisme tenía que recaer en Anabel, la cual detestaba a Ariana e Inés, y como lacaya de Laura, no dudaría en actuar.

"Mi hermano me dijo que vio a Ángel e Inés entrando a un motel y yo también me los encontré una vez."

Anabel, con la ira hirviendo en su interior y los puños apretados, preguntó: "¿Me estás diciendo la verdad?"

"Claro que sí, si no, ¿por qué estos 'hermanos' que no comparten sangre compartirían cuarto en un viaje de negocios? ¿Acaso a los Torres les falta dinero?"

Anabel sentía temblar sus manos y sus ojos se llenaron de venas sanguíneas.

Su primo político, ¿cómo pudo...?

"Vero, gracias por decirme esto, ¡no voy a dejar pasar esto con Inés, esa zorra! ¡Claro que cualquiera que ande con Ariana no puede ser buena persona!"

Verónica, viendo que Anabel ya estaba suficientemente afectada, empezó a tramar su plan y dijo: "Ariana e Inés vendrán más tarde, trata de no mostrar tanta rabia, podemos hablar de esto en privado."

Pero eso tocó el punto más sensible de Anabel, por lo que exclamó: "¡Quiero aprovechar esta oportunidad para exponer todo lo que Inés ha hecho y Ángel, cómo se atrevió!"

Bajo la furia no había razón y Anabel sentía que su cuerpo entero ardía de ira, tenía que contarle a Laura cuanto antes.

¡Esa zorra de Inés y Ángel, maldición!

Verónica, tomando su brazo, intentó calmarla: "Anabel, tranquila, vamos a bajar."

Pero en ese momento, Anabel no podía ser razonable y se zafó de su agarre, bajando las escaleras primero.

Aunque él y Ariana no parecían íntimos, ni siquiera iban de brazo, su mera presencia juntos parecía exquisitamente a juego.

Nadie sabía qué significaba la llegada de Oliver, siendo aquella la primera vez que asistía a un evento con una acompañante.

Tampoco sabían si Ariana era realmente su cita, pero estaba claro que Ariana estaba muy cerca de él y no era rechazada.

La sala quedó en un silencio absoluto y ahí estaba Verónica, a medio bajar la escalera y en ese entonces que nadie le prestaba atención, su gran entrada se convirtió en un momento tan incómodo que la hizo temblar de vergüenza.

Ella había planeado opacar completamente a Ariana en una ocasión como esa, pero aquella noche, Ariana, de pie frente a Oliver, no se veía minimizada por la presencia del hombre.

El propio carisma de Ariana, sumado a su vestido blanco calado, la hacía destacar aún más.

Ella, ¿cómo se atrevía a pararse frente a Oliver?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Dama de los Sueños Dorados