Mónica le tocó la frente con un dedo a Isabella, sonriendo.
—¡Piensa en uno para mí!
—¡Entonces te llamas Siren! —Mónica dijo con facilidad.
—¿Por qué?
—¡Porque cantas bien, tonta! —Mónica respondió con broma.
Estas palabras le hicieron reír a Isabella.
Al caer la noche, Casino Nightmist, el mayor y más lujoso club de Ciudad de río, que incluía todo tipo de actividades de entretenimiento nocturno.
Con la recomendación de Mónica, Isabella fue la cantante más destacada de la noche.
Mirando su actuación en el escenario, el jefe de Mónica, Ernesto, preguntó con aprobación:
—Estrella, ¿quién es esa cantante tan buena?
—La hermana de mi novio —Mónica respondió con orgulloso y miró a Isabella.
—Un hombre rico me acaba de decir que quiere a esta chica y tiene ganas de que le acompañe a tomar unas copas —dijo Ernesto.
—¡Oye! No estoy de acuerdo —Mónica lo rechazó.
Así que Ernesto tuvo que irse decepcionado.
Mónica volvió a mirar a Isabella en el escenario y no pudo evitar sonreír con orgulloso.
Al mismo tiempo, alguien en un asiento de VIP, que miraba fijamente a Isabella.
«¿Por qué ha vuelto a Ciudad de río? ¿Por qué no ha desaparecido?»
Cristina siempre pensó que ella había vuelto a su ciudad natal de mierda, ¡pero nunca esperó que apareciera aquí! La gloria y la riqueza que había conseguido no podían ser arruinadas por Isabella.
En este momento, Cristina era diferente que antes, que estaba toda vestida con marcas de edición limitada, como una dama noble. No, ya era una dama noble. Gracias a Isabella, era la prometida del heredero de Grupo Navarro, Gonzalo.
En ese momento, Gonzalo, vestido con un traje negro, entró en Casino Nightmist de forma dominante, con algunos colegas.
Al pasar por el vestíbulo, oyendo el sonido familiar, Gonzalo se detuvo. Al ver a Isabella cantar con todo esfuerzo, él no pudo evitar apretar el puño.
Bajo los focos, ella estaba guapísima con un vestido blanco por el que conquistó el corazón de muchos hombres.
«Como mi prometida, ¿cómo puede rebajarse a cantar en un lugar como este?»
«¿Cree que no le dio lo suficiente, o simplemente es tan frívola?»
—¿Qué pasa?
Jorge preguntó al notar su rabia. Cuando vio bien a la mujer en el escenario, no pudo evitar preguntar:
Natalia era la hija del propietario de una empresa de ropa. Después de que Cristina llegara a Ciudad de río, Gustavo se le presentó. En cuanto Natalia se enteró de que Cristina era la prometida de Gonzalo, se volvió más atenta con Cristina e incluso se ofreció a ser su guía turística.
Las dos mujeres acababan de conocerse, y una de ellas estaba siendo amable con la otra, así que debía tener motivos ocultos. Y Cristina sabía lo que Natalia quería de ella.
Hablar de Gonzalo, Cristina había llegado más de dos meses viviendo en ese lujo piso, pero todavía no había visto a su supuesto marido.
Él era tan misterioso que el mayordomo Juan ni siquiera le reveló el verdadero nombre suyo.
Cristina estaba un poco desamparada, pero no se aburría porque, de todos modos, podía conseguir todo lo que quisiera. Primero compró la empresa de decoración de Ciudad de Mar y despidió a Isabella. Y luego ordenó a los altos cargos de todas las empresas relacionadas con el diseño de interiores de Ciudad de Mar que la pusieran en la lista negra a Isabella.
Después de explusar a Isabella, pensó que podría estar tranquila, y entonces se enteró de que la sede de Grupo Navarro estaba en Ciudad de río, así que pidió a Juan que le reservara un vuelo.
«Grupo Navarro es de Gonzalo, así que cuando me case con él, el grupo será mío.»
Cuando pensaba en esto, Cristina sintió alegría, así que tuvo que venir a Ciudad de río para echar un vistazo.
—Ismael, ¡cuántas mujeres quieren ganar tu amor! ¡No puedo creer que esa mujer te haya rechazado!
Natalia dijo a propósito al ver a Ismael sentado en el asiento de forma deprimida, bebiendo hoscamente.
Al escuchar las palabras, Cristina se le ocurrió algo y dijo con una sonrisa:
—Ismael, si estás muy interesado en esa chica del escenario, tengo una idea que te permitirá tenerla.
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