Los ojos de ambos chocaron, un sonrojo se posó en las mejillas de Ónix.
—Buenos días cachorra —Dijo él, ella se acurrucó más tratando de ocultarse bajo de él, algo un tanto estúpido.
—Hola —Dijo con voz baja.
—Hay que hablar —El cuerpo de ella que antes se movía se paralizó.
—Sí —No trató de huir del tema, se quedó ahí esperando. Quería ser un poco madura una vez en todo ese tiempo.
—Quiero conocerte —Ambos cuerpos se pusieron a la altura, mirándose a los ojos
—Quiero quererte tal como eres y que tú lo hagas conmigo.
—Perdón Hades, yo... Hemos dicho tantas cosas del otro —Suspiró. —No quiero que tengas eso en tu mente y corazón, y que luego... —Tragó, su garganta cosquilleo y sus ojos se llenaron de lágrimas —No quiero que si discutimos surja.
—Quién tiene miedo a fallar que no ame a alguien —El corazón de ella de aceleró de inmediato.
—¿Que te gusta? —Preguntó de repente ella.
—Follar contigo.
—Ou... —La pregunta que le seguiría a esa se esfumó de su cabeza.
—¿Y a ti que te gusta? —Preguntó él.
—Nada —Dijo, trató de levantarse pero lo único que consiguió fue que él la acercara mucho más a su cuerpo. —¿Por qué no me avisaste que estabas en celo?
—¿Acaso vendrías corriendo hacia mi?
—Aquellas palabras, no sabía porqué pero lastimaron algo, no sabía qué, pero lo sentía en su pecho.
—¿Y si hubiese sido lo contrario? —Él se carcajeo.
La pregunta la saco de lugar, y Hades a la lejanía al escuchar aquello miro hasta donde se encontraban, sentía ganas de levantarse de la silla en la que estaba y golpear fuertemente el rostro de aquel chico.
—Si, tengo alfa. —Ella sonrió mirándolo. El asintió.
—Te pediré que no me olvides, Ónix.
No le importo si quiera que el supiera su nombre, solo asintió.
—No puedo prometerte nada, pero ¿me dices tu nombre?
—Soy Percy.
—¿Percy...?
—Solo Percy.
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