Moana
Esa noche no dormí en la habitación de Edrick, y él nunca vino a mi cuarto a dormir conmigo, tenía que admitir que me sentía un poco sola sin él, pero simplemente no podía superar todo lo que me había dicho.
Sentía como si no hubiera tenido elección en el asunto, y ahora estaba atrapada en una relación falsa en la que no había pedido estar y tendría que cambiarme a mí misma para encajar en el papel de prometida del multimillonario.
No sólo eso, sino ¿qué había querido decir con que debía estar dispuesta a -pagar el precio- de enamorarme de otra persona?
No se podía negar el hecho de que ambos éramos jóvenes, y sería casi imposible para cualquiera de los dos vivir toda la vida sin sentir amor por otra persona, tal vez fuera natural que Edrick fuera cerrado y sin intimidad, pero no lo era para mí, ansiaba una relación amorosa con un buen hombre no sólo por el bien de mi bebé, sino también por el mío propio, ¿qué mujer no quería sentirse amada y cuidada?-.
Pero de nuevo, me sentí un poco cruel por lo que dije, supuse que era un poco de doble moral por mi parte enfadarme con Edrick por siquiera considerar una relación falsa con otra persona mientras yo consideraba enamorarme de otra persona algún día, y tal vez no debería haberlo dicho, en el momento, me pareció bien, pero no me sentó tan bien cuando pensé en ello tumbada sola en mi cama.
A la mañana siguiente, me desperté poco antes de que Edrick se fuera a trabajar y me lo encontré de camino a la cocina para preparar té.
-Buenos días-, me atraganté, sintiendo que el corazón se me aceleraba al cruzarnos, Edrick respondió con apenas un gruñido y pasó a mi lado, dejándome sola en medio del comedor.
Por supuesto, esperaba que hubiera tensión entre nosotros, pero al oír cómo se abrían y cerraban las puertas del ascensor sin que Edrick se despidiera siquiera, me sentí aún peor por la situación.
Sin embargo, hacía un día precioso; quizá sólo necesitaba salir, hacía poco que no llevaba a Ella a desayunar crepes, así que decidí vestirme y despertarla.
Los grandes ojos de Ella se abrieron de par en par cuando la desperté con la mención de los crepes, -¿en serio?-, dijo prácticamente gritando mientras saltaba de la cama.
Asentí con la cabeza, ahogando una carcajada ante la repentina energía de la niña después de haberse despertado apenas unos instantes antes, -sí-, respondí.
-Vístete y lávate los dientes, y luego podemos irnos.
Ella correteaba emocionada por su habitación mientras se preparaba, la ayudé a ponerse un vestidito y a arreglarse el pelo y, cuando estuvo lista, bajamos al vestíbulo. hacía un día precioso afuera y tenía ganas de dar un paseo por el parque de enfrente después de comer.
Sin embargo, enseguida me di cuenta de que salir sola con Ella no había sido una buena idea.
Al principio, no me di cuenta de lo que estaba pasando; había mucha gente en la calle, muchos de ellos con cámaras, me pregunté si estaría pasando algo en las noticias, pero cuando Ella y yo salimos del vestíbulo cogidas de la mano y las luces de las cámaras empezaron a parpadear cegadoramente en nuestras caras, supe lo que estaba pasando.
Me quedé atónita al instante por la cantidad de luces parpadeantes y todo el ruido, Ella también empezó a llorar de inmediato, sin entender a su corta edad lo que estaba pasando, la abracé con fuerza mientras los paparazzi se agolpaban a nuestro alrededor y nos hacían preguntas.
-¡Atrás, por favor!,- Grité, sintiendo que mi voz temblaba de miedo.
-¡Hay un niño aquí y estoy embarazada!-.
Pero a los paparazzi les daba igual, nos rodearon con más fuerza, aplastándonos contra el edificio y cegándonos con sus luces mientras nos hacían preguntas.
-¿Qué se siente al ser la nueva moda del director general de Alpha?-, gritó una mujer.
Un hombre en particular seguía poniéndonos la cámara en la cara a pesar de las advertencias de Edrick, lo que hizo que Ella sollozara aún más fuerte.
De repente, Edrick hizo algo totalmente inesperado: cuando el hombre no paraba de hacer fotos y de acribillarnos a preguntas, la cara de Edrick se puso roja y, con un rápido movimiento, retiró el puño y le dio un puñetazo justo en el centro de la cara.
Los espectadores que estaban cerca jadeaban cuando el hombre cayó al suelo, con la sangre brotando de su nariz y su cámara haciéndose añicos en la acera.
Yo abrí mucho los ojos y los lamentos de Ella aumentaron de intensidad, pero Edrick se limitó a girarse y cogerla con un brazo mientras me rodeaba con el otro, nos sacó rápidamente de allí y nos llevó de vuelta al vestíbulo, donde dos guardias de seguridad cerraron inmediatamente las puertas antes de que más paparazzi intentaran entrar corriendo.
Edrick guardó silencio mientras subíamos en el ascensor, Ella seguía sollozando y lamentándose tras quedar traumatizada por los paparazzi, y todo era culpa mía; debería haberlo sabido, medio esperaba que Edrick me reprendiera por haber hecho algo tan estúpido cuando volviéramos al ático, y lo habría aceptado porque sabía que lo que había hecho estaba mal.
Pero, para mi sorpresa, no dijo nada. Siguió sujetando a Ella con un brazo y me rodeó con el otro, y los tres nos orientamos en el vestíbulo hasta que Selina y las criadas entraron corriendo.
-¡¿Estás bien?!- Dijo Selina, con los ojos muy abiertos.
-Son esos malditos paparazzi-, gruñó Edrick, dejando a Ella en el suelo ahora que estaba un poco más tranquila.
-Son unos animals, pero al menos ya ha pasado; me alegro de haber decidido venir a casa por algo, pero creo que ahora me quedaré.
Pero cuando mis ojos se desviaron hacia el televisor y vi que en las noticias ya se estaban emitiendo clips de Edrick pegando a los paparazzi, supe que no había terminado, ahora, por culpa de una estúpida decisión que tomé sin pensar en las consecuencias, Edrick tendría que lidiar con aún más mala prensa.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La niñera y el papá alfa