La niñera y el papá alfa romance Capítulo 140

Moana

Pasaron unos días después del evento de networking. En el ático se respiraba paz y, aunque en realidad sólo me quedaba con Ella para alejarme de los paparazzi, no me importaba. Era relajante estar dentro y alejada del público, y pasé mucho tiempo dibujando y leyendo con Ella, lo cual era agradable después de estar tan ocupada últimamente. Sólo esperaba que eventos como el de la red de contactos fueran pocos. Aunque me gustó pasar la velada con Edrick y ver juntos el espectáculo cómico de aquella noche, no me gustó la gente que había allí y temía ver a muchas de las mismas personas en futuros eventos como aquel.

Sin embargo, parece que mi indulto fue breve, porque Edrick vino a verme unos días más tarde y me habló de otro evento al que tendría que asistir con él.

—Necesito que vengas a un evento de trabajo conmigo mañana por la mañana —dijo Edrick despreocupadamente mientras removía su té el jueves por la mañana antes del trabajo.

Sentí que se me caían los hombros cuando me lo dijo. Todavía estaba cansada del último evento y no me apetecía mezclarme con más famosos y hombres de negocios que me despreciaban por mi condición social.

—¿Tengo que irme? —pregunté, un poco avergonzada. —Todavía estoy cansado después del primer evento.

Edrick suspiró.

—Sé que lo eres. Pero este evento será diferente, lo prometo.

Enarqué una ceja.

—¿Cómo es eso?

El multimillonario alfa se encogió de hombros y bebió un sorbo de té. Cuando dejó la taza, cogió el periódico y lo abrió con un movimiento de las muñecas mientras cruzaba las piernas. Pensé que nunca me acostumbraría a lo guapo que estaba en momentos tan mundanos como aquel. Incluso, cuando estaba despreocupado tomando el té del desayuno y leyendo el periódico, su aspecto era increíblemente atractivo.

—Es un picnic —respondió. —Sólo un pequeño evento de agradecimiento a los empleados. Será al aire libre, con juegos y comida, y Ella también puede venir.

La forma en que Edrick describió el evento era tentadora. Sonaba bien pasar el día al aire libre, y si Ella podía tener la oportunidad de jugar en el parque después de haber estado encerrada en el ático toda la semana, entonces lo haría por ella.

—¿Tendré que volver a peinarme y maquillarme profesionalmente?

Edrick se rio y negó con la cabeza.

—No. Es algo informal. Ponte algo bonito, por supuesto, pero recuerda que estarás fuera. Vístete cómodamente.

Las palabras de Edrick eran reconfortantes, pero un poco deprimentes al mismo tiempo. No quería admitirlo, pero realmente no disfrutaba con este tipo de acontecimientos. Pensar que tendría que aprender simplemente a acostumbrarme a ellos era un poco deprimente, ya que significaba que no había forma de escapar de ellos, a pesar de que nuestra relación pública era falsa. No sólo eso, sino que el hecho de que nuestra relación, real o no, fuera tratada como una moda de la que la gente se aburriría rápidamente me entristecía. Yo no era una mercancía que se vendiera al público; era una persona.

Edrick cruzó la mesa y me apretó la mano. Sentí que el corazón me daba un vuelco cuando su mano tocó la mía y, cuando lo miré, sus ojos eran suaves y comprensivos. Tal vez las cosas como esta no serían tan malas después de todo cuando lo tenía aquí como apoyo.

Edrick retiró la mano con la misma rapidez con la que la había extendido y se levantó, poniendo fin a nuestro breve momento de consuelo juntos. Sentí que se me ponía la cara roja cuando se levantó, aparté rápidamente la mirada y escondí las manos debajo de la mesa.

—Recuerda —dijo mientras miraba el reloj y cogía la chaqueta del respaldo del sofá y se la colgaba del antebrazo. —Es sólo un picnic del Día del Trabajo. Será divertido.

Asentí y vi cómo Edrick salía del comedor. Oí cómo se abrían y cerraban las puertas del ascensor antes de soltar un pequeño suspiro y volver a tomar mi propio desayuno. Tal vez sería divertido. También lo sería para Ella, sobre todo si había otros niños allí.

Pero, aun teniendo todo esto en cuenta, no podía negar que el primer evento me dejó un mal sabor de boca. El problema no fue el acto en sí, ya que me lo pasé muy bien con Edrick y lo habría repetido con mucho gusto, sino la gente. Debido a mi bajo estatus social, la gente me odiaba. Y sabía que algunas de esas mismas personas probablemente estarían en el picnic, donde también me ridiculizarían una vez más. No quería ridiculizar también a Ella, ya que pensaban que era mi hija biológica; sólo podía imaginarme la de cosas desagradables que esa gente diría de una niña mestiza. Además, aunque supieran que yo era una mujer loba, seguiría siendo un bicho raro por no haber aparecido mi loba hasta mucho más tarde, por no mencionar mi baja condición por haber crecido en un orfanato. Me volviera como me volviera, sabía que siempre me enfrentaría a las burlas de gente adinerada como aquella.

Y no quería hacer pasar a Ella o a mi bebé por el mismo ridículo.

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