La niñera y el papá alfa romance Capítulo 197

Moana

Nos dirigimos al piso de arriba después de que nos dejara el agente de policía. Cuando llegamos, Selina y las criadas estaban sentadas en el sofá y se levantaron de un salto al oírnos llegar.

—¡Oh, menos mal! —gritó Selina, corriendo hacia mí y tirando de mí en sus brazos. —¿Estás bien? ¿Estás herida?

Negué con la cabeza, me pasé un dedo por los labios y señalé a Ella, que seguía durmiendo sobre el hombro de Edrick. Selina asintió y se secó las lágrimas. Edrick se llevó a Ella a su habitación sin decir palabra, dejándome sola con Selina y las criadas.

—Moana, ¿qué ha pasado? —preguntó Amy, manteniendo la voz baja. —Estábamos muy preocupados.

—Te lo explicaré todo mañana —dije. —Pero estamos bien. Estamos a salvo.

Esto no pareció satisfacer del todo a las criadas. Lily abrió la boca para hacerme más preguntas, pero Selina la hizo callar y las mandó a las dos a su habitación. Selina también se fue, pero no sin antes darme otro fuerte abrazo que me tomó tan por sorpresa como el primero. Mientras me abrazaba, no pude evitar relajarme un poco en sus brazos, sintiéndome reconfortada por el tacto de la vieja ama de llaves. Cuando nos separamos, ambos teníamos lágrimas en los ojos. Selina parecía a punto de decir algo, pero decidió no hacerlo y se limitó a acariciarme suavemente la mano antes de marcharse.

Unos minutos más tarde, Edrick regresó a la sala de estar. Parecía agotado, y su ropa estaba rota y sucia. La mía estaba igual de sucia, sin duda por haber sido arrastrada en algún momento mientras estaba inconsciente.

Ninguno de los dos habló mientras nos aseábamos y nos poníamos un pijama limpio. Nos metimos en la cama y permanecimos inmóviles en la oscuridad durante un buen rato, pero yo sabía que ninguno de los dos podría dormir, y no podía seguir ocultando mi historia. Me pareció que lo mejor era contarlo ahora, antes de que fuera demasiado tarde.

—Me escapé —admití, sintiendo que se me formaba un nudo en la garganta mientras miraba al techo. —Todo esto es culpa mía. Llevo semanas hablando con Olivia; ella me convenció de que ibas a quitarme a mi bebé, y que sólo me estás utilizando para conseguir otro heredero Alfa. Descubrí que ponías esas gotas en mi café, y entonces decidí huir con Ella.

Edrick permaneció en silencio durante mucho tiempo. Todo el tiempo sentí como si el corazón se me fuera a salir del pecho, preguntándome qué iba a decir. Me preguntaba si me gritaría o me echaría. ¿Era posible denunciar a un compañero?

Pero no hizo nada de eso. De hecho, hizo todo lo contrario.

En la oscuridad, Edrick me tendió la mano. Sentí que sus brazos me envolvían y me acercó a él, tanto que lo único que podía sentir era su calor y su olor envolviéndome. Permaneció en silencio mucho tiempo antes de hablar.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La niñera y el papá alfa