Jacob había llegado a tiempo a la oficina, sus dos secretarias y su secretario ya lo esperaban, los cuales le dieron el pésame después de saludarlo. Jacob abrió directamente la puerta sin decir nada, pero dentro ya lo esperaba Joel quien miraba detrás de Jacob.
—¿Qué buscas detrás de mi? —preguntó Jacob sin cerrar la puerta.
—Sólo quería saber si trajiste a Sasha.
—No, ella se quedó en casa —dijo y cerró la puerta—, creo que es peligroso que salga y la encuentre su familia.
—¡No le dijiste!... aunque tienes razón, sabes qué debes decirle ¿no?
—Sí, lo haré en unos días —la puerta se abrió y entró Orlando.
—Buen día —dijo y volteó a ver a los lados.
—No la trajo —dijo Joel.
—¿Ambos sólo vinieron para verla?
Orlando y Joel asintieron.
—Sí, quisiéramos algo de ti, te llamaríamos.
—Bien, no vino ella y no vendrá, así que salgan.
—No, yo debo pedirte que me regreses a una secretaria, te devuelvo a tu asistente.
—Bien, llévate a la que quieras.
Las secretarias escucharon todo, ya que Orlando no cerró la puerta. Las dos mujeres tenían curiosidad por saber de quién hablaban, lo único que entendían era que era una mujer y parecía que Orlando y Joel le tenían cariño, así que pensaron era una familiar de Jacob.
Orlando se llevó a una de las chicas y dejó a Benjamin, mientras caminaba con la secretaria, esta no pudo contener la curiosidad:
—Señor...
Pero Orlando la interrumpió:
—No intentes sacar información de mí, además si Jacob escucha rumores sobre esto, ten por seguro que serás despedida, así que dile a tu amiga que mantenga la boca cerrada también —Orlando conocía la historia sobre la madrastra de Sasha y el peligro que corría si alguien llega a filtrar el nombre, así que antes de llegar a su oficina, se dio vuelta y miró a Ana con cara fría y sin expresión alguna—, señorita Franco, olvidé el nombre que escucho, ni siquiera lo pronuncié, le diré algo, ya que había planeado que fuera mi asistente, así que debe saberlo... ella está en peligro de muerte, si ese nombre sale de este piso, lo cual hará que salga del edificio, y no creo que quiera poner en peligro a dicha persona.
Los ojos de la chica se abrieron de par en par:
—No señor.... yo no escuché nada y Elisa tampoco.
Orlando relajó su rostro y sonrió:
—Perfecto, ahora a trabajar, señorita Franco.
—Sí, señor.
Ambos llegaron a la oficina. Ana tomó su lugar y llamó de inmediato a Elisa y le adhirió que no dijera nada.
Sasha había comido demasiado tanto que al empezar de nuevo el bordado se quedó dormida en la sala. Naomi, al verla, la recostó y le puso una manta y llamó a mi madre quien le pidió que la mantuviera al tanto de Sasha.
—¿Cómo está?
—Está bien, señora, pero al parecer las desveladas le pasaron factura y se quedó dormida en la sala.
—Pobre... ¿y Jacob cómo la trata?
—No es ni muy bueno, pero tampoco es malo con ella.
—Bien, si algo sucede, me llamas.
—Sí, señora.
Ambas colgaron y Naomi se encargó de llevar la ropa de Sasha que llevó Ramón, la acomodó en el armario de su habitación, dio un suspiro al ver que ya sólo tenía limpio el traje de enfermera que traía puesto.
Sasha despertó a eso de las cinco de la tarde y desorientada, ya que sentía que había dormido día y noche, y a la vez aún tenía ganas de dormir, pero se obligó a levantarse, por la manta deducía que había sido Naomi quien la había acomodado y puesto la manta.
—¡Ya despertó!
—Sí, me hubieras despertado, no suelo dormir de día ya que no puedo dormir de noche.
—Es que se veía muy tranquila, además pasó dos noches en vela, sin mencionar que se levanta en la madrugada para saber que está bien el señor, de seguro que sí dormirá bien en la noche.
Sasha se puso de pie y guardó las cosas del bordado:
—Eso espero Naomi —dijo en una suspiro y recordó la cena, así que llamó a Jacob.
Jacob estaba en una reunión cuando su teléfono timbró. Todos voltearon a verse con miedo de quién había dejado encendido el celular en la junta, pero cuando Jacob sacó su teléfono guardaron silencio.
—¿Qué sucede?
—Sólo quería saber ¿qué le gustaría cenar?
Jacob dio un suspiro porque no quería regresar a casa y más dormir en una cama vacía:
—Cena lo que quieras, llegaré tarde a casa, no te olvides de dormir temprano —fue todo lo que dijo monótono y colgó—. Sigamos, entonces señor López ¿por que no podemos terminar la colección?
—Tenemos un problema con el proveedor....
—Entonces resuélvalo, busque otro proveedor.
—Señor, en eso estamos, pero no tendremos la materia prima a tiempo.
—Demanden al proveedor, y esta temporada sacaremos como edición limitada.
—Señor, no creo que ganemos nada con demandar, la empresa entró en recesión —dijo el abogado.
—¿Cómo es posible? no investigaron la empresa —les gritó Jacob dejando de lado su tono neutro.
—Esta bien, lo... te ayudaré a desvestirte.
—Puedo sólo, no porque me hayas visto en boxer, puedes decir que puedes hacerlo.
—Pero... no es como si nunca hubiera visto a un hombre desnudo.
Jacob calló en la cama sobre Sasha:
—Acaso me estás confesando que no eres virgen —la voz ronca de Jacob ponía nerviosa a Sasha, quien sólo volteó a un lado, se sentía avergonzada y su cara se puso roja—, dime.
—No, no lo soy —confesó Sasha, ni quería recordar a Jaime y mucho menos la intimidad que tuvieron aunque, esa noche le provocó un orgasmo a Sasha con los dedos, esta se asustó al ver ya el cuerpo desnudo de Jaime y su miembro erecto, pero eso no confesaría. Sasha se consideraba no virgen sólo porque el himen había sido roto por los dedos de Jaime, pero jamás la penetró con su miembro.
—Sam tenía razón, eres adorable cuando te pones roja —fue lo que dijo Jacob, y en su estado de embriaguez confundió a Sasha conmigo olvidando de que habían hablado sólo hace unos segundos y la besó, primero fue despacio. Sasha estaba en shock pero correspondió al beso que se fue intensificando. Cuando Jacob soltó los labios de Sasha, esta sintió como si le palpitaran los labios y no sólo sus labios sino también su cuerpo, un cosquilleo viajó desde su cuello hasta esa zona íntima que Jacob despertaba con los besos que le daba en el cuello—, Sam mi amor, cómo te extrañé.
Esas palabras trajeron de vuelta a la realidad a Sasha, aunque ya había subido la temperatura de su cuerpo, su mente se enfrió de inmediato y lo llamó.
—Jacob.
Jacob subió la vista para mirar a Sasha, aunque su mente le decía que era yo, en cuanto se separó un poco Jacob, Sasha le tomó de las mejillas con ambas manos con fuerza, realmente lo abofeteó doble de esta manera:
—Jacob, soy Sasha no Sam, recupera el sentido —dijo con firmeza Sasha sin llegar a gritar, Jacob recobró un poco la conciencia.
—¡Sasha! yo...
Lo interrumpió Sasha:
—No importa, ahora bájate de mí y acomodarte en la cama —era una orden lo que decía Sasha, y Jacob alzó una ceja.
—Solo por esta vez te dejo al mando —dijo mientras se separaba de Sasha y se sentó en la orilla de la cama.
—Buenas noches, que descanses Jacob.
Dijo Sasha levantándose y apenas dio un paso cuando Jacob le tomó la muñeca:
—Quédate.... duerme conmigo.... sólo dormir, la cama se siente tan vacía estando yo solo.
La imagen destrozada de Jacob apachurraba el corazón de Sasha y no pudo negarse.
«No soy virgen, no es como si fuera a perder algo»
—Está bien, fuerza zapatos y corbata —dijo mientras se soltaba y después hizo a un lado la colcha de la cama.
Jacob se acomodó del lado izquierdo y Sasha del derecho. Jacob al verla tan lejos la jaló cerca de él y se acomodó boca arriba. Sasha se quedó despierta un rato, pero al irse quedando dormida aún sospechaba que Jacob se iría a beber, así que entrelazó sus brazos y sus dedos, se quedó dormida, se abrazó por completo del brazo de Jacob y este a su vez se volteó y la abrazó.
La culpa de Sasha por no poder hacer que Jacob no bebiera no la dejó en paz, por lo que antes de despertar, tuvo una pesadilla donde yo le reclamaba, cosa que no haría, dentro de esta pesadilla yo la tenía en un estrado como acusada y le reclamaba que dejará morir a Jacob al no haber nada por detenerlo para beber, ella se defendía pero el sueño se tornó un poco extraño donde ella fue encerrada y un monstruo se la iba a comer y fue así que se despertó sobresaltada, se sentía apretada, pero al subir la vista miró a Jacob o más bien sólo el rostro de Jacob que aún dormía. Esto la calmó de la pesadilla, no quería despertar a Jacob, por lo que no hizo ningún sonido, sólo se quedó admirándolo, era la primera vez que hacía algo así, con Jaime no fue así y solo se levantó de la cama.
—¿Aun no te llenas de comerme con la mirada?
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