En cuanto Sasha sintió que se fue de espalda, se preparó para el golpe en el piso, iba a ser muy doloroso, pero cayó en algo que parecía blando:
—¡ESTÁN LOCOS LOS DOS!
—Waa, mamá, el tío me gritó —salió corriendo y llorando Dante en cuanto le gritó Jacob, salió por la puerta de la cocina que daba al jardín. Sasha aún estaba en shock por la caída y más aún al tener la escalera frente a ella.
Jacob tiró a un lado la escalera, podía sentir la respiración agitada de Sasha, apenas había alcanzado a llegar, por lo que puso su cuerpo para que Sasha cayera y la sostuvo con una mano, ahora usaba su otro brazo para sentarla en la barra, miró que aún sostenía el huevo con ambas manos y de los ojos le corrían lágrimas y no decía nada.
Jacob tenía tantas emociones al mismo tiempo, miedo, angustia, tranquilidad:
—¡¡QUÉ ESTABAS PENSANDO EN SUBIRTE A UNA ESCALERA TAN INSEGURA!! —gritar era la única forma de sacar lo que tenía dentro, por lo que no escucharon el sonido del silbato que decía que ya se había terminado la búsqueda, y mamá y otros que estaban cerca de Mariana y Dante fueron a la cocina y escucharon los gritos de Jacob.
—¡SASHA RESPONDERME CON UN DEMONIO! —golpeó la barra. Sasha reaccionó y no de buena manera, porque del susto también junto todo el valor que tenía.
—DEJA DE GRITARME, YA SÉ QUE FUI ESTUPIDA.... —dejó caer su frente en el pecho de Jacob—, no tienes tacto para consolar a una persona asustada.
Jacob se tranquilizó al escucharla gritar y a la vez se sentía apesadumbrado al saber que estaba llorando escondida en su pecho:
—Lo siento ¿sí?
Mamá se acercó al escuchar Jacob disculparse y acariciar la espalda de Sasha, los demás que estaban allí se asombraron como Jacob no siguió gritando y se disculpó.
—Creo que Sasha es la horma de su zapato —dijo alguien en voz baja.
Mamá le tocó el hombro a Jacob:
—Fue un accidente, por fortuna estabas aquí y no pasó a más —mamá le dio un beso en la cabeza a Sasha—, vamos, cariño, Jacob sólo se asustó, te daré agua con miel, ¿los demás no tiene que revisar sus huevos?
Realmente mamá no les preguntaba, los estaba echando de la cocina, sólo quedaron cuatro personas mis padres, Jacob y Sasha en la cocina.
—Nos diste un susto, hija, ¿qué tal si sueltas el huevo para que puedas beber el agua? —le dijo papá a Sasha poniendo sus manos sobre el huevo. Sasha soltó el huevo y papá lo puso en su canasta, había pocos huevos pero con sólo ese huevo se llenaba la canasta.
—Aquí tienes cariño —le dio mamá el vaso con agua y miel.
Sasha bebió el agua en silencio y mamá le dio otro a Jacob, papá volteó al candelabro y frunció el ceño y más porque no había nadie sabiendo lo peligroso que era.
—Quizá pensaron que nadie lo encontraría —le dijo mamá a papá y Jacob.
—Perdón —apenas se escuchó la voz de Sasha y mamá le hizo señal a Jacob que no dijera nada.
—Vamos, Jacob hace trampa y nadie lo culpa.
Le sale una pequeña carcajada a Sasha.
—Ya sabía yo que sí era trampa —Sasha se armó de valor para mirarlos, miraron los ojos hinchados de Sasha y mamá le limpió la cara con cuidado.
—Si sigues llorando, tus ojos se hincharán y podrían pensar que Jacob te golpeó.
Jacob gruñó y Sasha lo miró:
—No creo que sea esa clase de hombre.
—Lista cariño, ¿te sientes bien?
Sasha asintió.
—Una cosa más, cariño, lo que dijo Lola es su propia opinión y no la nuestra, yo jamás podría ponerle valor a mis hijos, todos son mis hijos y no intercambiaría a uno por otro, porque los tres salieron de mi vientre y a los tres los llevé nueve meses, y para otros de la familia, eres el regalo que dejó Sam antes de irse, así que no importa lo que oigas, no es verdad, ¿estamos?
Sasha asintió. Mamá la abrazó y le dio un beso. Jacob se acercó y la bajó de la barra y la llevó al jardín. Mamá suspiró y miró a papá.
—Ricardo, quiero que mi hija se quede hoy aquí.
—Hablaré con Jacob, cariño, tu había con tu hermana.
Mamá asintió y salieron de la cocina. Mamá sentía que Sasha estaba más lejos de ella, y también sentía que si hoy no se quedaba no podría acercarse a Sasha o peor aún ni volvería a esta casa. Ya en el jardín todos los esperaban y papá hizo de locutor.
—Este año por primera vez encontraron el huevo de avestruz, aunque nos sacaron un susto, ya todo está bien, no hubo heridos... sólo algunos sentimientos heridos, ok, el huevo de avestruz será el último, y levanten la mano los que tengan huevo color, cobre ¿quien encontró ese huevo? ¿nadie?
Lola subió la mano y Rosalía estaba cruzada de brazos enojada, era el huevo que le había quitado, un mayordomo fue por el huevo.
—Muy bien, ahora ¿quién tiene el plateado?
Sasha recordó el huevo que le dio Dante y al buscarlo era plateado, así que subió la mano.
—En lo que van por el plateado, aprovecharemos para recoger el dorado ¿quién tiene el dorado?
Sasha volvió a levantar la mano y Jacob miró dentro de la canasta, no había tenido muchos huevos, pero tenía los mejores.
—También tiene el de ganso.
—Oh mi Dios, dos, dos huevos grandes, aparte el plateado y el dorado, qué suerte tienes, hermana —le dijo Orlando.
—Ok ¿quién más tiene de ganso? Niños, esos son más grandes.
La abuela subió la mano.
—Tengo suerte, no tanto como mi nieta, pero la tengo —dijo con una sonrisa.
Después de recolectar, los pusieron en una mesa especial:
—Ahora vamos a premiar a Jacob como mejor recolector como cada año, pero este año obtuvo la misma cantidad que el año anterior.
—Tío, creo que tiene uno más, ya que encontró a Dante y Sasha en la cocina jajajaja.
—Joel, Viridiana preguntó por ti —dijo Jacob y la risa de Joel fue apagada.
—El premio al huevo recolectado más alto es para mi hija, Sasha, por supuesto, lo siento, chicos, este año no ganaron —le dijo a él y a Orlando, y este último se encogió de hombros.
—Bolsa diferente, pero somos igual de intrépidos, GEMELAS SUERTE, PORQUE ESTE AÑO GANAMOS MI HERMANA Y YO —le gritó a las gemelas Rosalía y Rosaura.
—¿A qué se refiere?
—Hay competencia de hermanos, casi ninguno se apunta, ya que las gemelas son muy competitivas, pero como tu y Orlando son mellizos, es una guerra declarada por Orlando desde siempre, prácticamente Orlando recolectaba por dos, pero nunca ganó.
—Pobre de Orlando, pero no recolectar muchos así que seguirá igual jajajaja —Sasha se rió nerviosa.
—Ya veremos.
—Ok gemelas y mellizos sus canastas, esto se hace legal.
Un mayordomo recogió las canastas de Sasha y Orlando, y otro las de las gemelas al frente había canastas vacías y vaciaron los huevos mientras contaban, al terminar le dijeron las cantidades a papá y él preguntaba:
—¿Están seguros?
—Ok hay un empate, pero este año las gemelas no tuvieron uno de los principales huevos mientras que los mellizos tienen plata, oro, ganso y el de avestruz, así que este año ganan los mellizos.
—SIII, SIII SIIII, EN SU CARA GEMELAS, SE LO DIJE —gritó con entusiasmo Orlando y apuntó a las gemelas Rosalía y Rosaura, y Sasha miró el lunar de media luna en el antebrazo.
—Si te fijas bien, las gemelas son por parte de tu mamá, de hecho ese lunar es una característica de su familia al igual que lo ojos azules.
—Pero yo no le vi uno a Sam.
—Debajo de la pulsera médica, no era tan grande, el de tu abuelo es el más grande.
Le explicaba Jacob, mientras se peleaba Orlando con las gemelas hasta que papá intervino, y antes de que hablara Jacob, rompió un huevo sobre la cabeza de Sasha y esta gritó.
—Sasha ayudó a Jazmín.
—Jacob ¿qué tal y se quedan a dormir esta noche?
—Si Sasha quiere, no tengo problema.
—No creo que tenga problema, mira cómo quedó, esos dos no tuvieron compasión.
Se escuchó el silbato y salieron los tres, el jardín quedó hecho un desastre y las sillas tiradas, pero ya las estaban acomodando.
—Bien bien, ya tocan los premios, para Lola ¿qué quieres? —dijo mamá quien se encargaba de los regalos.
—A Jacob lejos de Sasha.
Todos se quedaron asombrados por lo que dijo Lola.
—Lola, por favor no digas tonterías, sabes que Jacob es una persona independiente y todo un adulto.
—Dile a tío Ricardo que lo obligue, después de todo es su hermano mayor.
Mamá miró a Jacob y luego a su hermana quien le asintió:
—Lola, te lo voy a decir una sola vez, deja tus niñerías. Jacob no es alguien a quien se le pueda ordenar qué hacer, y como no quieres nada y no haces más que arruinar nuestra felicidad, te pido que te marches antes de que tu primo tenga que ser grosero contigo... el siguiente es el suyo suegra.
Lola se fue enojada, nadie parecía querer ir a por ella.
—Quiero unas vacaciones... no, mejor un streper de tu papá, ja...
—Mamá ya sería —le dijo papá.
—Ok ok quiero quiero un viaje por el Atlántico.
—Ok un viaje por el Atlántico.
—Pensé que eran premios —le dijo Sasha a Orlando.
—Los premios ya listos, son para los niños.
—Y si iba a compartir mi premio con uno de los niños.
—Prima, ven, es nuestro turno —Dante tomó de la mano a Sasha.
—Dante, deja a Sasha —le dijo Mariana.
—No importa, yo le prometí que compartía el premio del huevo plateado, ya que él me lo obsequió.
—Ok, ¿qué quieres Dante?.
—Un laboratorio, no, mejor un observatorio en casa.
—No prefieres una de la de juegos, con todos los juegos ávidos y por a ver —intentó persuadirlo la tía Mariana, parecía funcionar pero Dante negó con la cabeza.
—Si no se puede en la casa, quiero una casita del árbol con un observatorio.
—Ok ok, tendrá su casa y observatorio —dijo mamá, ya que si seguían, Dante pediría más—, ¿y tú? Hija, dinos ¿qué quieres de regalo? puedes pedir lo que quieras.
Sasha miró a la familia Martínez Ferrero que estaba ansiosa por saber, se preguntaba ¿qué quería?, no obtuvo respuesta de ella misma, puesto que para ella ya tenía todo, y justo ahora recordó que dinero no le faltaba, porque nuestro padre biológico le había dejado casi por completo la empresa, y sólo negó.
—¿Quizá un viaje? —preguntó mamá. Sasha miró a Jacob y negó con la cabeza, no quería dejarlo sólo y además no dejarla andar por ahí sola.
—Que pida la nota —dijo Joel intentando hacer voz de mujer. Jacob se acercó discretamente a Orlando.
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